viernes, 26 de diciembre de 2008

“Batman: Año 100” de Paul Pope



Frank Miller antes de apostatar de su carrera en el cómic en pos de las glorias cinematográficas (el lunes iré a ver su “The Spirit” ya les contaré), se convirtió en uno de los autores más influyentes del cómic norteamericano de los ochenta al redefinir a dos de los personajes más importantes del panteón superheroico, Daredevil y, sobre todo, Batman. Las versiones de estos personajes creadas por Miller son tan sólidas y coherentes que el modelo que ha impuesto ha sido seguido al dedillo por los distintos autores que se han encargado de ellos con posterioridad sin que ninguno de aquéllos se haya atrevido a saltarse las premisas marcadas por Miller. En 2006, Paul Pope, el enfant terrible de su generación y del que todo el mundo –yo incluido- habla maravillas, se hace cargo de una miniserie de cuatro episodios para DC con lo que empiezo a flotarme las manos pensando lo que el alternativo Pope puede ofrecer para renovar al icónico Batman. En 2008, Planeta, en una más que correcta edición, publica la serie en un tomo recopilatorio y aunque una vez leído el cómic hay que reconocer que Pope realiza un buen trabajo a nivel visual, muy por encima en cuanto a calidad a lo que acostumbra a ofrecer el género superheroico, nada hay demasiado original en su historia y se mantiene, como un buen discípulo, sumiso ante la ortodoxia marcada por el papa Miller veinte años atrás en un cómic en que la presencia de este sobrevuela constantemente.

En un futuro incierto pero no muy lejano, Estados Unidos está dominado por un estado federal que limita los derechos individuales y reprime con dureza y sin contemplaciones sus manifestaciones. En este contexto, en la ciudad de Gotham es detectado un individuo sin clasificar, un ISC, que viste como un murciélago y da saltos de ocho metros, quien parece ha asesinado a un federal, disparando las alarmas del gobierno e iniciando un enorme despliegue para su captura. A pesar de las reticencias del comisario local, Gordon, la policía colabora con los federales y pronto se descubre que el sujeto para coincidir con un justiciero que actúo cien años antes, en la época en la que el abuelo del comisario Gordon ejercía el cargo. Sin embargo, todos los archivos sobre este personaje han desaparecido dejando abiertas un montón de incógnitas: ¿quién es Batman? ¿Es el mismo sujeto que actuaba hace cien años? ¿Dónde se esconde? Mientras tanto, un Batman centenario y malherido cuenta con un nuevo Robin y un grupo de jóvenes ayudantes con los que esquivar a sus perseguidores y poner en evidencia una conspiración a escala mundial. ¿Podrá un anciano Batman hacer frente a todos los recursos de un estado policial cuando se ponen en su contra?.

Paul Pope es un dibujante extraordinario. Probablemente el dibujante más brillante de su generación y ha sabido absorber influencias estilísticas dispares desde Alex Toth a Miller o Mazzuchelli pasando por la narrativa propia del cómic japonés sinteitzada en el “Akira” de Otomo para crearse un estilo personal vigoroso, enérgico y detallista. En “Año 100”, Pope toma directamente como referencia la obra de Miller "El Regreso del Señor de la Noche” en un homenaje constante hacia el autor de “Ronin” que se inicia en el título del cómic y se percibe en cada página. Pope desarrolla un hombre murciélago crepuscular y realista que se enfrenta a un Estado policial, dotando a la historia de un ritmo frenético que engancha al lector desde la portada del primer número que hace la vez de primera viñeta. La historia está bien resuelta dada la preocupación del autor por dejar todo bien atado y explicado aunque no resulta demasiado original y pone de relieve el posicionamiento ideológico del autor (Pope es un firme defensor de los movimientos libertarios) sin aportar demasiado a la idiosincrasia del personaje. A nivel estético, Pope modifica la versión clásica de Batman en una curiosa mixtura de pragmatismo y clasicismo buscando dotar de autenticidad a su Batman vistiéndole con botas de combate, preocupándose en llenar de costuras y cremalleras su uniforme y armándole de una curiosa variedad de gadgets bastantes realistas entre los que destacan unas mandíbulas vampíricas para evitar las soluciones fáciles tan propias del cómic de superhéroes. El colorista madrileño José Villarrubia realiza un extraordinario trabajo complementando a la perfección la labor de Pope y a partir de una base de colores fríos y oscuros caracterizar la sombría y suburbial Gotham en la que se desarrolla la historia.

En mi opinión, Pope resulta más interesante e imaginativo en sus historias cortas como queda patente en la historia que completa el volumen de Planeta, “Berlin Batman”, creada por Pope diez años antes que “Batman Año 100” y sirve como buen complemento a la historia principal para comprobar la evolución en el grafismo de Pope durante esos años. Sin embargo, a pesar de su simplicidad “Berlín Batman” es una historia mucho más original que “Batman Año 100” presentando a un Hombre Murciélago judío en el Berlín de entreguerras que lucha contra los nazis.


Otras obras de Pope en El lector impaciente, aquí.

3 comentarios:

Juan Rodríguez Millán dijo...

Estoy contigo. Batman Año 100 destaca más por lo visual que por su previsible y ya vista historia. La verdad es que es lo primero que leía de Pope, buscaré más cosas sobre él...

PAblo dijo...

Juan,

Te recomiendo sus historias cortas publicadas en un número de "Solo" que creo recordar ya comenté por aquí.

"Heavy Liquid" es su otra obra larga publicada en España. No es difícil de encontrar pero en ella encontrarás los mismos defectos y virtudes que en "Batman Año 100". A ver si un día me pongo y escribo sobre ella.

Anónimo dijo...

Pero este hombre... ¿realmente tiene fama entre la crítica?. ¿Qué ha hecho para tenerla?. ¿Unos cuantos cortos en "Solo 3" y poco más?.

A mi Batman año 100 me parece igual que a ti, correcta y entretenida, visualmente bien y buena narrativa, pero al final no acaba de transmitir gran cosa. Teniendo en cuenta esto, yo no le pondría a este tío esos adjetivos tan grandes (el dibujante más brillante de su generación!). Me recuerda al típico futbolista joven que hace cuatro cosas y del que todo el mundo habla maravillas, que puede acabar siendo muy bueno, pero que realmente todavía se le ve un poco verde y le queda mucho por demostrar.

Aunque eso lo digo sólo después de leer este Batman año 100, igual sí que tiene algo genial por ahí y yo no lo conozco. Por cierto, que esa genialidad no va a ser precisamente el Berlín Batman, que ahí sí que no estoy nada de acuerdo, me pareció más bien un truñete.