jueves, 17 de abril de 2008

“El gato del rabino” de Joann Sfar


En la Argelia de principios del siglo pasado, el gato del rabino Sfar se come un loro y de este sorprendente modo logra el don de la palabra, cualidad que utiliza para interrogar a su amo y su familia sobre lo divino y lo humano. De este modo se inicia de una de las colecciones más originales e inclasificables que ha dado la BD en los últimos años y uno de los más personales e interesantes del prolífico Joann Sfar.

A lo largo de los cinco álbumes que componen hasta el momento la serie, Sfar hace un amplío recorrido por casi todos los temas que han obsesionado, obsesionan y obsesionarán a los seres humanos con un planteamiento lleno de inteligencia y humor. El gato, que gana y pierde el don del habla a lo largo de la serie, se mantiene fiel a su caprichosa e implacable naturaleza gatuna para poner en evidencia la intransigencia de los violentos, los nacionalistas y los fanáticos frente a la ingenuidad vital e inquieta de su amo, el rabino Sfar, su hija y sus familiares algunos tan fantásticos y legendarios como el Malka de los leones, otros tan terrenales como la dueña del gato, la hija del rabino Zlabya o el marido de esta, el rabino Jacques . Todos, seres humanos llenos de flaquezas y debilidades, presos entre la realidad férrea de las normas religiosas, convenciones sociales o problemas cotidianos con los que conviven frente a la libertad de los animales que van apareciendo a lo largo de los álbumes y con los que el gato entablará amistad, animales de compañía dotados de clarividencia para entender a sus amos, seres imperfectos hacia los que, por otro lado, sienten ciega lealtad.

Sfar desde una aparente sencillez plantea problemáticas universales y terrenales, entremezclando fantasía y realidad en una concepción de la historieta que entronca con autores como Fred (“Philemon”), Herriman (“Krazy Kat”) o Waterson, (“Calvin&Hobbes”) o de la literatura como Cervantes o Pennac ("La Felicidad de los ogros") pero encontrando un camino propio en el que fusiona un universo entre la realidad y la ficción a la medida de las fábulas protagonizadas por el rabino y su gato, en el que la judería sefardí en la que viven se convierte en una Bagdad de “Las Mil y Una Noches” desde la que viajar por el mundo y la fantasía sin desconectar por ello del contexto histórico donde movimientos como el sionismo y el antijudaismo aparecen como contrapeso de ese imaginario en el que sus personajes se mueven.
Asimismo, el viaje se convierten en un elemento más de la historia. El gato a través de los viajes que emprende en compañía del rabino o sus parientes irá acumulando experiencias y madurando, al tiempo que nos va descubriendo elementos del rico patrimonio cultural de la cultura sefardí y hebrea.
Sfar además coquetea con los distintos géneros sin que la serie pierda por ello originalidad. Ora con el costumbrismo a la hora de retratar la vida intramuros de las jóvenes argelinas ó los jóvenes estudiantes de la Torah , ora con la aventura en Jerusalén de África”.


En el aspecto gráfico, podemos observar la evolución constante de Sfar a lo largo de los años y como su estilo va puliéndose álbum a álbum. Sin abandonar su característico trazo nervioso y acelerado que, en ocasiones, da la sensación de falta de acabado, Sfar realiza una de sus mejores obras jugando con ese componente de su estilo para reforzar lo onírico de las historias que narra. Sfar cuenta la historia cómo quiere sin ajustarse a patrones fijos, pasando de viñetas de gran detallismo a otras de una enorme simplicidad formal en función de la idea que quiera plantear.

Da la sensación que el dibujo no es un fin en sí mismo para Sfar sino un medio siempre al servicio de la historia viñeta a viñeta. De este modo, Sfar juega con todo (formas, contornos, perspectivas y sombras) menos con un estricto diseño de página de seis viñetas por página pasando de viñetas recargadas y detalladas a otras de gran simplicidad formal manteniendo alerta en todo momento al lector respecto a lo que está leyendo.. Los elementos atmosféricos se vuelven así en otro elemento importante para crear esas sensaciones a lo largo de la historia.

A través de esta enorme fábula, El gato del rabino, o dicho de otro modo, Joann Sfar intenta entender a sus parientes para entender el mundo que le rodea y del que proviene aunque pocas son las moralejas validas a las que llega a través del enorme “totum revolotum” que es esta serie. Quizás la fuerza del amor en todas sus vertientes como único medio y remedio para enfrentarse y sobrevivir en el mundo sea el mensaje que se esconde a lo largo de todas las tramas que se desarrollan a lo largo de una serie que abre las mentes y nos hace comprender lo parecidos que somos todos más allá de diferencias religiosas y culturales, manteniendo su efecto mucho tiempo después de la lectura de los álbumes.

No sé durante cuanto tiempo, ese gran humanista que es Sfar será capaz de mantener el nivel e hipnotizarnos con las aventuras del gato y su amo sin caer en la repetición. De momento, su capacidad para fabular se mantiene intacta. Si no la han leído todavía, háganlo y decidan por ustedes mismos.


Títulos publicados

1. La bar-mitzva
2. El malka de los leones
3. El éxodo
4. El paraíso terrenal
5. Jerusalén de África
Otras obras de Sfar en El lector Impaciente aquí, aquí y aquí.

2 comentarios:

Werewolfie dijo...

Pues sí, de lo mejorcito de Sfar... Ésta y Klezmer son dos de las obras más "serias" de Sfar, aunque casi me quedaría con la segunda, entre otras cosas por los comentarios al final de cada tomo... Sea como sea, Sfar es de los autores más interesantes que pululan hoy en día por el mercado francobelga, y, junto a Blutch, mi favorito entre los de ese rollo que ha venido a llamarse "nouvelle BD"...

PAblo dijo...

Werewolfie,

Mi favorito de la "Nouvelle BD" es Blain pero Sfar en esta obra y otras que tiene en colaboración con Guibert o el mismo Blain ("Las olivas negras" o "Sócrates, el semi-perro") me parece brillante.

"Klezmer" y a Blutch los tengo pendientes. Cuando los lea ya te cuento.

Impacientes Saludos.