Generalmente, cuando se anuncia el ganador de un premio popular y bien dotado económicamente como el Planeta, existe cierta desconfianza hacia la calidad de la obra ganadora. Muchos piensan –pensamos- que, en muchas ocasiones, las expectativas de negocio y la imagen de un determinado autor priman sobre la calidad literaria a la hora de decidir los ganadores. Sin, embargo, una vez leído “El Mundo” de Juan José Millás, puedo decir que en el Planeta del año pasado no hay lugar para la duda.
“El Mundo” es una novela autobiográfica o una biografía novelada (hasta con los géneros juega el autor a la dualidad) en la que Millás se erige como protagonista y personaje de su obra para, siendo fiel a su personalísimo estilo, cerrar heridas y ajustar cuentas con su niñez de niño anónimo de posguerra que se traslada junto a su numerosa familia desde Valencia a Madrid. Millás novela sus recuerdos entre lo imaginado y lo real de hijo intermedio en una familia numerosa en la que se siente invisible y ajeno de la que se convierte en observador parcial. Desde ese planteamiento, de niño invisible, sin autoestima y sensible que deviene en adulto traúmado, el autor va explorando el Mundo gris que le rodea, mundo que se reduce a la calle del barrio de Prosperidad en la que vive, su distante relación con sus padres, su mejor amigo (el Vitaminas, niño enfermizo y más débil incluso que él) y la hermana de este, Maria José, con la que sus encuentros y desencuentros llegarán hasta la vida adulta.
Millás realiza un ejercicio de realidad/ficción original en el que la literatura en carne viva se convierte en bálsamo para, si no curar, entender y enfrentar los fantasmas de la infancia. Esa concepción de literatura terapéutica la explica Millás al describir algunos episodios de esta novela-biografía que sirvieron como elementos para otras de sus novelas. De hecho, el Millás personaje es reconocible en cualquiera de los protagonistas de sus anteriores obras siendo la escritura el puente que el autor tiene para acceder a su particular universo. A través de un estilo llano y sólo aparentemente sencillo, Millás estructura una novela en cuatro partes en la que cuadra la historia a través de un viaje de ida y vuelta que engloba la experiencia de una vida -su vida- y en el que como Alicia a través del espejo salta de lo real a lo fantástico, del inconsciente a la realidad, con una facilidad fascinante.
La duda, la irrealidad y el inconsciente planean a lo largo de toda la obra en la que el lector seguirá de la mano del Millás adulto las andanzas y problemas del Millás niño hasta su ingreso en un internado y no podrá dejar de preguntarse hasta que punto fantasía y realidad confluyen en los recuerdos del autor. No importa, el viaje merece la pena y Millás nos ofrece la que para mí, junto al “El Orden Alfabético” es una de sus obras más logradas y accesibles.
Esperemos que la aparente paz interior que alcanza el autor tras la finalización de la novela no nos impida seguir disfrutando de futuras obras. A la espera quedamos.
Otras obras de Juan José Millás en “El lector impaciente” aquí.
“El Mundo” es una novela autobiográfica o una biografía novelada (hasta con los géneros juega el autor a la dualidad) en la que Millás se erige como protagonista y personaje de su obra para, siendo fiel a su personalísimo estilo, cerrar heridas y ajustar cuentas con su niñez de niño anónimo de posguerra que se traslada junto a su numerosa familia desde Valencia a Madrid. Millás novela sus recuerdos entre lo imaginado y lo real de hijo intermedio en una familia numerosa en la que se siente invisible y ajeno de la que se convierte en observador parcial. Desde ese planteamiento, de niño invisible, sin autoestima y sensible que deviene en adulto traúmado, el autor va explorando el Mundo gris que le rodea, mundo que se reduce a la calle del barrio de Prosperidad en la que vive, su distante relación con sus padres, su mejor amigo (el Vitaminas, niño enfermizo y más débil incluso que él) y la hermana de este, Maria José, con la que sus encuentros y desencuentros llegarán hasta la vida adulta.
Millás realiza un ejercicio de realidad/ficción original en el que la literatura en carne viva se convierte en bálsamo para, si no curar, entender y enfrentar los fantasmas de la infancia. Esa concepción de literatura terapéutica la explica Millás al describir algunos episodios de esta novela-biografía que sirvieron como elementos para otras de sus novelas. De hecho, el Millás personaje es reconocible en cualquiera de los protagonistas de sus anteriores obras siendo la escritura el puente que el autor tiene para acceder a su particular universo. A través de un estilo llano y sólo aparentemente sencillo, Millás estructura una novela en cuatro partes en la que cuadra la historia a través de un viaje de ida y vuelta que engloba la experiencia de una vida -su vida- y en el que como Alicia a través del espejo salta de lo real a lo fantástico, del inconsciente a la realidad, con una facilidad fascinante.
La duda, la irrealidad y el inconsciente planean a lo largo de toda la obra en la que el lector seguirá de la mano del Millás adulto las andanzas y problemas del Millás niño hasta su ingreso en un internado y no podrá dejar de preguntarse hasta que punto fantasía y realidad confluyen en los recuerdos del autor. No importa, el viaje merece la pena y Millás nos ofrece la que para mí, junto al “El Orden Alfabético” es una de sus obras más logradas y accesibles.
Esperemos que la aparente paz interior que alcanza el autor tras la finalización de la novela no nos impida seguir disfrutando de futuras obras. A la espera quedamos.
Otras obras de Juan José Millás en “El lector impaciente” aquí.
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