No he podido evitar sentir un poco de nostalgia al volver a leer de nuevo “La Piedra Negra” un relato que leí por primera vez en mi ya lejana adolescencia en la recopilación que hizo Alianza Editorial de “Los Mitos de Tchulhu”. Ya en ese temprano moment intuí que Howard era mucho más que el creador literario del Conan marveliano que devoraba en los cómics Forum. Si simplemente por esa creación Robert E. Howard ya se merecería un buen terruño en la tierra prometida de la Fantasía Heroica, los más de doscientos relatos que publicó a lo largo de su corta vida le convierten en uno de los autores que más han influido en todos los que vendrían después, rebasando incluso su obra en variedad, estilo y sentido, en mi opinión, a la de su gran amigo, H.P Lovecraft.
Los nueve relatos incluidos en esta recopilación que ofrece Valdemar son una buena prueba del talento de Howard para construir historias llenas de personajes sólidos, ambientes exóticos y civilizaciones perdidas; desde el desierto misterioso, la brumosa Britania, o las extensas llanuras norteamericanas el contacto con lo sobrenatural y lo extraordinario no medra a los protagonistas arquetípicos de Howard, aventureros duros, hechos a sí mismos y dispuestos a hacer frente a cualquier espanto que se les ponga por delante.
El estilo pulp de Robert E. Howard es una mixtura de Arthur Machen, Jack London y Edgard Allan Poe, autores cuya sombra se aprecia en más de uno de los relatos que forman la antología pero que no merman la originalidad de los planteamientos de Howard sino que los enriquecen gracias a la mezcla exacta que logra Howard de elementos fantasmagóricos, románticos y aventureros de los que los anteriores son precursores y pioneros. Probablemente, los mejores cuentos de la recopilación sean “La piedra negra” que da título a la recopilación y de clara vocación macheniana, “El corazón del viejo Garfield” con más de una semejanza con “El corazón delator” de Poe, y, sobre todo, “Los gusanos de la tierra”, en el que aparece uno de sus grandes personajes, el último rey picto Bran Mak Morn.
.La estupenda edición de Valdemar dentro de la colección “El Club Diógenes” (Si algun aficionado a estos géneros todavía no conoce esta colección está en pecado mortal) a un precio muy ajustado resulta una oportunidad que no debe dejar pasar ni el fanático de la fantasía acerimo ni ningún lector que no quiera dejar de pasar un rato entretenido, sobrecogiéndose en los mundos imaginados por Howard, un autor a reivindicar por ser mucho más que el creador de Conan.
Los nueve relatos incluidos en esta recopilación que ofrece Valdemar son una buena prueba del talento de Howard para construir historias llenas de personajes sólidos, ambientes exóticos y civilizaciones perdidas; desde el desierto misterioso, la brumosa Britania, o las extensas llanuras norteamericanas el contacto con lo sobrenatural y lo extraordinario no medra a los protagonistas arquetípicos de Howard, aventureros duros, hechos a sí mismos y dispuestos a hacer frente a cualquier espanto que se les ponga por delante.
El estilo pulp de Robert E. Howard es una mixtura de Arthur Machen, Jack London y Edgard Allan Poe, autores cuya sombra se aprecia en más de uno de los relatos que forman la antología pero que no merman la originalidad de los planteamientos de Howard sino que los enriquecen gracias a la mezcla exacta que logra Howard de elementos fantasmagóricos, románticos y aventureros de los que los anteriores son precursores y pioneros. Probablemente, los mejores cuentos de la recopilación sean “La piedra negra” que da título a la recopilación y de clara vocación macheniana, “El corazón del viejo Garfield” con más de una semejanza con “El corazón delator” de Poe, y, sobre todo, “Los gusanos de la tierra”, en el que aparece uno de sus grandes personajes, el último rey picto Bran Mak Morn.
.La estupenda edición de Valdemar dentro de la colección “El Club Diógenes” (Si algun aficionado a estos géneros todavía no conoce esta colección está en pecado mortal) a un precio muy ajustado resulta una oportunidad que no debe dejar pasar ni el fanático de la fantasía acerimo ni ningún lector que no quiera dejar de pasar un rato entretenido, sobrecogiéndose en los mundos imaginados por Howard, un autor a reivindicar por ser mucho más que el creador de Conan.
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