Michel Houellebecq (1958) se ha convertido en el niño terrible de las letras francesas por derecho propio con una literatura en el que alcanza la justa medida de provocación con cierta curiosidad humanística por desentrañar y denunciar los problemas del europeo contemporáneo. Y “Plataforma” es un buen ejemplo de ello.
“Plataforma” nos cuenta la historia de Michel, un cuarentón funcionario del Ministerio de Cultura descreído, apático y mordaz. Tras la muerte de su padre, decide hacer un viaje de placer a Tailandia, dispuesto a practicar un sano turismo sexual. En el viaje, conoce a Valérie, una ejecutiva de una cadena de agencias de viaje, de la que se enamora y el único ser humano capaz de hacerle sentir vivo y dichoso. De regreso a Francia, junto al jefe de Valérie, deciden poner en práctica un ambicioso proyecto: un nuevo producto turístico consistente en crear una serie de complejos repartidos en los principales destinos en los que el sexo sea el reclamo fundamental, permitiendo la entrada de prostitutas en los hoteles y dejando que el sexo se practique sin ningún tipo de limitaciones. El éxito de su iniciativa es inmediato y la vida parece sonreír a Michel y Valérie, más enamorados que nunca, sin embargo, la desgracia volverá a cruzarse en su camino para arrancar la última esperanza de felicidad de la vida de Michel.
“Plataforma” es sobre todo una novela ambiciosa escrita por un novelista ambicioso que no se limita a hacer de la escritura un ejercicio convencional sin que por ello el resultado tenga que dejar de ser entretenido. Michel Houellebecq a través de la mirada irónica y desesperanzada de su protagonista nos ofrece un retrato de Francia y por extensión del hombre europeo descarnado y polémico. El autor no tiene miedo de analizar y reflexionar sobre las miserias contemporáneas y los temas más candentes tanto de la política como de la sociedad occidental con valentía y sin ningún tipo de recato. El Islam, la política interior francesa, o el negocio turístico no escapan de la aguda pluma de Houellebeq que no deja títere con cabeza al tiempo que construye una novela sólida en la que los acontecimientos se desarrollan sin tregua para el lector, que asiste absorbido a la hermosa historia de amor de Michel y Valérie. El estilo directo de Houellebeq no exento de mordacidad y cinismo enganchará a todo tipo de público que estará de acuerdo o no con las conclusiones a las que el autor llega pero que en ningún caso quedará indiferente. No se la pierdan.
“Plataforma” nos cuenta la historia de Michel, un cuarentón funcionario del Ministerio de Cultura descreído, apático y mordaz. Tras la muerte de su padre, decide hacer un viaje de placer a Tailandia, dispuesto a practicar un sano turismo sexual. En el viaje, conoce a Valérie, una ejecutiva de una cadena de agencias de viaje, de la que se enamora y el único ser humano capaz de hacerle sentir vivo y dichoso. De regreso a Francia, junto al jefe de Valérie, deciden poner en práctica un ambicioso proyecto: un nuevo producto turístico consistente en crear una serie de complejos repartidos en los principales destinos en los que el sexo sea el reclamo fundamental, permitiendo la entrada de prostitutas en los hoteles y dejando que el sexo se practique sin ningún tipo de limitaciones. El éxito de su iniciativa es inmediato y la vida parece sonreír a Michel y Valérie, más enamorados que nunca, sin embargo, la desgracia volverá a cruzarse en su camino para arrancar la última esperanza de felicidad de la vida de Michel.
“Plataforma” es sobre todo una novela ambiciosa escrita por un novelista ambicioso que no se limita a hacer de la escritura un ejercicio convencional sin que por ello el resultado tenga que dejar de ser entretenido. Michel Houellebecq a través de la mirada irónica y desesperanzada de su protagonista nos ofrece un retrato de Francia y por extensión del hombre europeo descarnado y polémico. El autor no tiene miedo de analizar y reflexionar sobre las miserias contemporáneas y los temas más candentes tanto de la política como de la sociedad occidental con valentía y sin ningún tipo de recato. El Islam, la política interior francesa, o el negocio turístico no escapan de la aguda pluma de Houellebeq que no deja títere con cabeza al tiempo que construye una novela sólida en la que los acontecimientos se desarrollan sin tregua para el lector, que asiste absorbido a la hermosa historia de amor de Michel y Valérie. El estilo directo de Houellebeq no exento de mordacidad y cinismo enganchará a todo tipo de público que estará de acuerdo o no con las conclusiones a las que el autor llega pero que en ningún caso quedará indiferente. No se la pierdan.
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