Parece que hay una premisa
clara en la Marvel
actual, reinventada por enésima vez bajo la marca Marvel Now que consiste en no dejar por no dejar de
otorgar posibilidades a ningún personaje, por secundario o terciario que haya
sido su carrera hasta el momento a lo largo de los años.
De este modo junto a los
habituales iconos con tirón comercial y los carismáticos secundarios que han
servido de argamasa del universo marvelita y que se reservan para las cabeceras
principales en las que se desarrollan los megaeventos y los argumentos más
ortódoxos y cinematográficamente asumibles, se les han unido, juntos pero no
revueltos, los personajes más variopintos y marginales en experimentos
desarrollados en series paralelas a las cabeceras de las franquicias que están
aportando frescura y creatividad a Marvel como hacia décadas que no vivía
gracias a talentosos equipos creativos con libertad para arriesgar e inventar
sin poner en demasiado peligro los planes maestros de la Casa de las Ideas que
pueden cancelarlos sin problemas en cuanto las ventas no acompañen. Sin embargo,
gracias a esta fórmula podemos disfrutar de series tan divertidas como “Lobezno
y la Patrulla X” o su serie paralela en cuanto a concepción dentro de la línea dedicada
a los 4 Fantásticos, “FF” a cargo de Matt Fraction al guión y Michael Allred al
dibujo, del que Panini acaba de publicar en un tomo unitario los ocho primeros
números.
En esta serie paralela bajo
el título genérico de “FF” se narran las aventuras entrelazadas de los alumnos
de Fundación Futuro, la Escuela de jóvenes extraordinarios que se ha ido formando en
el Edificio Baxter alrededor de los 4F durante la larga etapa de Hickman, y el grupo de 4
Fantásticos que ha quedado de guardia formado por personajes satélites de los
personajes principales formado cuando el grupo originario parte a una épica
misión en los límites de la realidad que se alarga más de lo programado. Los
nuevos 4F, todos
viejos conocidos de la serie e incluso algunos miembros del grupo en anteriores
etapas, bregarán con las amenazas supervillanas que van surgiendo, curiosamente
las mismas que aparecían en los primeros números de la serie original en los
míticos inicios de Stan Lee y Jack Kirby, mientras van conociendo e interactuando
con la extraordinaria muchachada.
A estas alturas de la
fiesta, Matt Fraction, un guionista poco brillante en la mayor parte de las
ocasiones pero que cuenta con la cualidad de ser capaz de sacar adelante
cualquier encargo a ojos del editor de turno, y que ha trabajado ya con la
mayor parte de los personajes y pasado por todas las franquicas que conforman
el Universo Marvel ha demostrado su versatilidad tanto para ceñirse a la
ortodoxia prefijada del megaevento de turno como darse cuenta que su rol es
secundario y permitir el brillo del talentoso dibujante de turno y beneficiarse
de la misma como le viene ocurriendo con su buen entendimiento con el
multipremiado David Aja.
En “FF” se adapta a ese
segundo rol a la perfección para dejar que sea el carismático Michael Allred el
que destaque con su apabullante estilo pop que rápidamente otorga unas señas de
identidad propias identificables y únicas a cualquier proyecto en que se
embarque. Allred, aunque quizás no sea santo de la devoción de todos, es el
heredero directo de una manera original y brillante de entender el dibujo de
superhéroes en el que tiene más importancia la vivacidad y dinamismo de las
formas, la explosividad cinética de trazo y la originalidad compositiva que la
figuración y la espectacularidad hueca a la que ha derivado buena parte del
medio.
Allred ha sabido aglutinar y
reinterpretar como nadie el sentido de la maravilla kirbiano y su efervescencia
creativa envidiada por el Pop Art de salón con los colores brillantes, planos y chillones
propios de la escuela pictórica de ese Movimiento y que su esposa Laura en esta
serie aplica con gusto y sabiduría. El resultado es una lectura brillante, fresca
y divertida en la que Allred se aleja de los recursos más habituales en la
narración gráfica de los superhéroes para intentar sorprender por vías diversas
a los lectores y ampliar a sus ojos las posibilidades del medio.
En cuanto a las tramas,
Fraction consigue sin renunciar a los indispensables enfrentamientos con
supervillanos que estas tengan un carácter secundario frente al componente naif,
frívolo y divertido con el que se articula la interrelación entre los
personajes, pasando de puntillas por los elementos más dramáticos para apostar
por un tratamiento ligero y fresco que no encorsete el torrente de creatividad gráfica
de Allred.
En fin, “FF” empieza con muy
buen pie como un primoroso ejercicio de estilo y homenaje a “Los 4 Fantásticos”
clásicos, apostando por convertirse, como Alicia, a través del espejo en su reflejo distorsionado
contemporáneo a través de los ojos de un inspirado equipo creativo. Esperemos
que la serie en las próximas entregas no se resienta mucho tras la marcha de
Fraction, parece que los Allred afortunadamente continúan, pues estamos ante el que para mí es su mejor trabajo hasta la fecha.
Seguiré informando.
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