Al hilo de la reciente
película “El Hombre de Acero” de la que ya he comentado algo por aquí, no está de
más recordar el cómic sobre el que se basa argumentalmente buena parte de la película recientemente reeditado por ECC
Ediciones. Me estoy refiriendo claro está al “Superman: Tierra Uno”, de J.
Michael Straczynski y Shane Davis.
En esta miniserie, JMS nos ofrece una versión remozada del origen de Superman en la que
un joven Clark Kent se busca a sí mismo hasta que ha de afrontar su destino
como Superman al aparecer un misterioso
y poderoso extraterrestre llamado Tyrell que amenaza con destruir el
planeta si el último hijo de Krypton no aparece. El resto, por supuesto, es
historia.
Straczynski, tras una
exitosa aunque discutida trayectoria en Marvel, llegó a DC y a Superman en 2010
con el objetivo de repetir la jugada que a mediado de los ochenta había llevado
a cabo John Byrne, modernizando el icono para adaptarlo a los gustos de una nueva generación de lectores. Sin embargo, la cosa
no acabó bien y JMS no acabó de cuajar en la serie ni en el personaje
básicamente debido, desde mi punto de vista, al error en que cayó el guionista
al intentar reescribir el origen del personaje en esta miniserie que Zinder y
Nolan prácticamente han fusilado en la película, sustituyendo a Tyrell, el
fallido villano introducido por JMS, por el clásico y más carismático
Zod.
“Superman: Tierra Uno” es un
cómic bien planteado y que se deja de leer hasta que JMS empieza a introducir
conceptos que se alejan del origen oficial ideado por Siegel y Shuster difícilmente asumibles por los aficionados.
Nolan y Snyder lo han entendido así y toman la primera parte del cómic en
el que un confundido y mesiánico Clark Kent intenta evitar su destino – y con
un claro trasfondo bíblico inspirado en la vigilia de Cristo en el Jardín de los Olivos- en el
que JMS describió con buen pulso narrativo, a pesar de ciertas concesiones a la
lógica, las debilidades “humanas” del personaje. Sin embargo, es a partir de la segunda parte de la historia, cuando JMS
enfrenta a Superman con su antítesis Tyrell
y desvela este su origen cuando la cosa acaba fallando al introducir
el guionista una serie de modificaciones en torno a las causas de la
destrucción de Krypton que contradicen y no mejoran las convenciones comúnmente aceptadas.
En el aspecto gráfico, Shane
Davis realiza un gran trabajo dando sostén a la historia ideada por JMS y
mostrando la plasticidad de un estilo realista en el que es capaz de conjugar
la espectacularidad que precisa el género superheroico al tiempo que cuida los
detalles al dotar de expresividad a Clark/Superman y los personajes de su
entorno.
En fin, “Superman: Tierra
Uno” es un cómic al que no se le ha hecho excesiva justicia, minusvalorado y excesivamente criticado por
sus evidentes defectos al caer JMS en la tentación de rescribir el origen de
Superman y no simplemente modernizarlo o recontarlo desde su perspectiva, ensombreciendo el conjunto de una
historia excesivamente simple el potencial y los aciertos que su representación del personaje tenía.
Snyder y Nolan sí que han sabido reconocer los hallazgos de JMS y sacarles
partido para conseguir algunos de los mejores momentos de una película en la que corrigen los peores errores de "Superman: Tierra Uno" aunque finalmente la película resulte, aunque por otros motivos, tan discutida como el cómic en que se inspiró.
2 comentarios:
Por internet ponen este cómic a caldo y a mí mecha divertido mucho. Tiene buenos momentos, diálogos y dibujo
@TestigoBizarro,
Bienvenido.
Sí, yo también creo que ha habido criticas excesivas hacia un tebeo que aportaba cosas interesantes y otras que, también es verdad, no lo eran tanto.
Impacientes Saludos.
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