Este mes llega el anunciado final del largo
ciclo de Ed Brubaker al frente de la serie del “Capitán América” a nuestras librerías. Y no deja de ser una decepción que un guionista que tan buenos
momentos nos ha hecho pasar en el último arco argumental ponga tan triste final a su labor con un arco tan olvidable como este “Nuevos Órdenes Mundiales”
publicado en los números 23 a 25 de la numeración de Panini.
El Capitán América y sus
aliados han de hacer frente a la aparición de los Discordantes, unos poderosos
y misteriosos villanos cuyo único interés es sembrar el caos por todo Estados
Unidos. Sometido a una intensa campaña de desprestigio desde un programa de
televisión por el polemista Reed Braxton, el cada vez más cuestionado Capitán
América y sus aliados han de descubrir quién está detrás de los Discordantes y desbaratar
sus planes antes que las masas enfurecidas de ciudadanos tomen las calles
Puede que Ed Brubaker haya
urdido en líneas generales la trama de “Nuevos órdenes mundiales” pero estoy seguro comparando su trayectoria anterior y el burdo desarrollo de esta
trama que no ha sido él quién la ha desarrollado sino que tal desatino ha debido
ser obra de Cullen Bunn, encargado de cerrar abruptamente las tramas que
Brubaker venía desarrollando. Todo el arco está desarrollado con precipitación
y pocas de las soluciones y situaciones descritas se sostienen con un mínimo de
lógica interna, siendo la historia en resumen un despropósito tras otro y los
marginales Discordantes una burda imitación de los Manhunters de la competencia. Claro que tampoco ayuda demasiado el dibujo de un limitado
Scot Eaton, incapaz de dotar de un mínimo de fluidez y credibilidad a sus
hiperbólicos y huecos personajes, limitándose su narración plana la mayor parte
del tiempo a concatenar viñetas y viñetas deshilvanadas
Tras perpetrar el cierre en
falso de las tramas pendientes, Brubaker cierra su paso por la serie con “Culminación”,
un epílogo en el que se reúne con Steve
Epting y Frank D' armata, el mismo equipo con el que inició su etapa al frente
de la serie cinco años antes, para relatar una historia de confidencias que
reúne al Capitán América con su sustituto de los Años Cincuenta. Más allá de la
carga simbólica y sentimental que pueda tener reunirse al equipo original lo
cierto es que la historia que los es tan intrascendente y anecdótica que se
queda en un gesto vacío que francamente nos podrían haber ahorrado.
En fin, los últimos números
de Brubaker al frente del “Capitán América” no han estado a la altura de su
trayectoria anterior y ponen de manifiesto el desgaste de un guionista
desmotivado y con ganas de pasar página cuánto antes. El tiempo será el que
coloque en su sitio esta etapa que de la brillantez inicial fue progresivamente tornándose más mediocre conforme el guionista fue dispersándose en otros
proyectos. Esperemos que un motivado Brubaker
en sus nuevas aventuras vuelva a darnos lo mejor de sí. Sería bueno para él y
para nosotros.
8 comentarios:
Pues sí, un último arco realmente lamentable...
Le tengo un poco perdida la pista al amigo Bru, parece que ha perdido peso en las nuevas colecciones de Marvel (lo cual me parece fabuloso, por otra parte, porque este hombre es bueno en lo que es bueno). ¿Sabes con qué está ahora?. ¿Criminal?. ¿El soldado de invierno?...
Akbarr,
Y tanto que le has perdido la pista... ¡ Como que ha dejado Marvel! Se supone que va a dedicarse a nuevos proyectos independientes y a "Criminal". Al parecer ha acabado un poco saturado de superheroes.
Impacientes Saludos.
Akbarr, están anunciados los primeros cinco números de "Fatale" pero no recuerdo ni el mes, ni la editorial encargada de su publicación.
Critical +,
Me parece que "Fatale" lo publicará Panini en Abril. Pintaza.
Impacientes Saludos.
Yo pensaba que Brubaker y Phillips habían dejado Criminal. Me alegro de que no sea así.
Veamos, creo que eres algo duro con Brubaker, Pablo. Es cierto que la última aventura, la guionizada por Cullem Bunnm (porque es obvio que Brubaker sólo ha esbozado un mínimo argumentillo en una servilleta de papel para salir del paso) es una caca mayúscula, pero las anteriores no estuvieron tan mal.
Eso sí, era obvio que Bru estaba cansado y que debería haberlo dejado al final de Gulag, cuando Steve recupera el uniforme (a fin de cuentas, el auténtico protagonista de la etapa no ha sido Steve Rogers, sino Bucky). Desde que comenzó el relanzamiento con la trama de Bravo y la Reina Hidra se notaba que estaba desganado. Y aun así, las sagas de McNiven, Davis e incluso Zircher me han parecido entretenidas. Eso sí, a años luz de lo que puede dar de sí Brubaker, pero un digno forraje al fin y al cabo.
Y el número de epílogo con Steve Epting me ha gustado bastante. Es de las únicas veces que Bru nos ha permitido entrar en la mente de Steve, y eso junto al trabajo de Epting y Darmata me ha hecho disfrutar mucho, la verdad.
Rául Expósito,
Si has leído mis entradas anteriores sobre la etapa de Brubaker en CA te darás cuenta que más o menos compartimos el mismo punto de vista (salvo en lo referente al epílogo que a mí personalmente no me ha gustado). Bru cumple entreteniendo en su última etapa, pero evidentemente está lejos de la implicación y el acabado de las tramas de su primera etapa al frente de la serie. Yo lo achaco a la dispersión y al cansancio pero vete tú a saber...
Impacientes Saludos.
Sí, simplemente hay que comparar con la serie Soldado de Invierno, en la que se notaba que estaba mucho más interesado.
Eso sí, leyendo el tomo que acaba de publicar Panini me ha llamado mucho la atención lo que puede hacer un buen (o un mal) dibujante. De las dos sagas, la de Michael Lark se lee sola mientras que la de Jackson Guice se hace más farragosa y pesada, y me da a mí que la causa principal es la habilidad narrativa de uno y otro dibujante.
Raúl Expósito,
Hombre, es que Michael Lark juega en otra liga que el bueno de Butch Guice. Es como comparar al Barça con el Móstoles.
A todo esto, en esta semana o la siguiente algo escribiré sobre lo de la serie de "El Soldado de Invierno" que aún no me he leído lo publicado por Panini.
Impacientes Saludos.
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