Mira tú por donde este año
he estado gafado en la lotería navideña pero ha querido la diosa fortuna de los
números aleatorios obsequiarme con un ejemplar de “Cruz Negra: La Frontera”
merced las buenas artes concursales del maese Jolan en su agradable Adalides.
Leída la obra, he disfrutado de un dignísimo y entretenido tebeo de aventuras
hecho con cariño y esmero por sus autores –Gol al guión y Camello a los
lápices- que han cuidado hasta el último detalle para ofrecer a través de la
cuidada edición de Aleta Ediciones abundante de extras en un trabajo que
satisfará a todos los que se le acerquen.
Cruz Negra se sitúa en la
Extremadura leonesa –sí, no me he equivocado- en torno al año 1230 una tierra
de nadie agreste y fronteriza en la que cristianos y musulmanes se disputan el
territorio, mientras los escasos colonos luchan por sobrevivir. En ese
territorio salvaje, protegido por los Monjes Caballeros de la Orden de Alcántara
destaca entre todos ellos por su fe y fiereza frey Juan de Santihervás,
conocido como Cruz Negra, y que junto a su compañero, el disoluto Alonso
patrullan la frontera. Malherido en una razzia con almóhades por un misterioso hassassin,
el huraño Cruz Negra tendrá que recurrir a un oscuro secreto de su pasado para
poder salvarse y rescatar a su compañero capturado por los moros.
Resulta encomiable el empeño
puesto por el equipo creativo por ofrecer un digno cómic de entretenimiento que
antepone la aventura ante todo sin descuidar por ello el cuidado en la
contextualización de la realidad histórica de las tierras fronterizas de la
Península Ibérica en los tiempos de la reconquista. En esos tiempos convulsos, Miguel
Gómez Andrea “Gol” construye una trama sencilla pero efectiva, modernizando convenciones y maneras de la escuela francobelga, protagonizada por
un monje guerrero, con algunas similitudes al del juego ese de “Assasin Creed”, que busca en el ejercicio fundamentalista de
su fe la expiación de sus oscuros orígenes.
Siendo la contextualización de la
historia y el carisma del personaje principal los principales atractivos del
álbum el resto de personajes que aparecen están cuidadosamente caracterizados
para contraponerse con sus reacciones humanas y mundanas la rigidez de Cruz
Negra, añadiendo notas de humor a una trama que de otro modo resultaría demasiado
acartonada.
En el aspecto gráfico, el
extremeño Pedro Camello, al que ya conocíamos por obras anteriores como “Treyes”
o “Guido El Negro”, logra superar las reservas previas que su estilo tributario
tanto de la animación como del cómic francobelga de autores de la talla de Peyo, Uderzo o Luguy me despertaba, adaptándose perfectamente a la crudeza de la acción
medieval. Camello supera la prueba y gracias a la fluidez de su narración construye un tebeo efectivo, dibujado con lógica y
gustándose incluso en recursos como el del pájaro.
Quizás el gran defecto de
este álbum es que tras una excelente historia corta introductoria en la que los
autores presentan a los principales personajes, la historia principal se
interrumpe abruptamente dejando al lector con las ganas de conocer la conclusión
debido a las limitaciones del formato álbum elegido y obligando al lector a la
espera de la publicación de una segunda entrega cuando la concepción de la
historia pedía a gritos una edición unitaria. A pesar de ello, el álbum está
editado con cuidado con abundantes apuntes y comentarios para que el lector
localice mejor la historia y las costumbres de los caballeros medievales.
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