Ya sabrá todo el mundo que a Mauro Entrialgo le han despedido de Público donde venía realizando una graciosa tira.
La cosa no hubiera ido más allá que la triste finalización de una relación laboral más –algo por desgracia demasiado frecuente en este querido país nuestro- si no fuese porque, como explica en su blog, sus jefes le comunicaron que no se iban a publicar las últimas tiras que el dibujante tenía pensadas antes de cerrar su etapa en el periódico el 31 de Enero ni el comunicado con que Mauro quería explicar la brusca cancelación de “Plétora de Piñatas” con lo que en lugar de echarle agua al fuego de su despido le han echado gasolina.
Resulta sorprendente la torpeza de “Público” al gestionar esta situación. Probablemente, si a Mauro Entrialgo le hubieran dejado publicar las tiras sin más el revuelo ocasionado por su despido no habría durado ni dos días pero con la decisión adoptada no han logrado más que dañar de un modo imprevisible su imagen y poner en entredicho los principios que pretenden defender en su periódico al tiempo que despiertan las iras del león dormido de los fans del dibujante, por no hablar de un buen número de parados que habrán vivido similares comportamientos en sus propias carnes.
Lo de Mauro es un drama que se ha voceado porque se ha hecho público pero también es el drama doméstico de una mayoría silenciosa a los que se les da la patada en parecidas o peores formas y no tienen donde vocearlo -salvo en los tribunales, si procede, claro- porque entre otras cosas en la empresa española falta sensibilidad y habilidad para gestionar los despidos. Está claro que al finalizar una relación laboral hay uno que siempre pierde pero, como en toda ruptura, hay formas de hacer menos dolorosa esa situación para que tras los legítimos –o no- intereses empresariales se tenga en cuenta que hay personas y sensibilidades a las que hay que cuidar aunque solo sea por los servicios prestados y porque hasta un par de días antes eran compañeros en lugar de carne de INEM.
En fin, para poco sirve, pero desde aquí mis simpatías para Mauro y los otros cuatro millones y medio de parados que penan en España. Ojalá que no les quiten al menos el derecho al pataleo.
2 comentarios:
"Resulta sorprendente la torpeza de “Público” al gestionar esta situación".
¿Resulta sorprendente que un gran empresario se comporte como un gran empresario? Porque a mí no me sorprende lo más mínimo. ¿O nos habíamos tragado que estos eran "los buenos"?
Fran,
REsulta sorprendente porque se esforzaban mucho en disimularlo para cometer una torpeza de paquidermico tamaño como esta.
Por lo demás, en estas lides uno ya se espera cualquier cosa.
Impacientes Saludos.
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