viernes, 17 de diciembre de 2010

Blake Edwards (1922-2010)

Un año horrible para el mundo del séptimo arte en el que no acabamos de digerir la perdida de un director, guionista o actor mayúsculo para darnos de bruces con la perdida del siguiente.

El día 15 le tocó al gran Blake Edwards, director y guionista de algunas de las películas más inteligentes y divertidas de las décadas de los sesenta y los setenta. Maestro de la ,que supo adaptar prácticamente a cualquier género, entre sus obras destacan títulos como “La Carrera del siglo”, “El Guateque”, “La Pantera Rosa” o “10, la mujer perfecta”. Pero, siendo estas maravillosas películas (sobre todo las dos primeras) yo me quedo con sus gran incursión en el drama con “Días de Vino y Rosas” y, sobre todo, a partir de la adaptación libre de un relato de Truman Capote con Desayuno con Diamantes” en la que encumbró todavía más a la por siempre deslumbrante Audrey.

D.E.P.

(El/la que no llore no es persona humana).

5 comentarios:

Juan Rodríguez Millán dijo...

Nos quedamos con las mismas películas de Blake Edwards. Yo lloré, algo de humanidad habrá en mí... Vaya añito...

Julián Glez. Aréchaga dijo...

¡Vaya año! Yo prefiero la primera secuela, A shot in the dark (El nuevo caso del Inspector Closeau), a La Pantera Rosa y, por supuesto, las que mencionas.

tristan dijo...

Desayuno con diamantes es una obra maestra. Yo querría recordar dos grandes elículas: Operación Pacífico con un espectacular Cary Gant atacado acosado por hermosas enfermeras en los estrechos pasillos de un submarino... ¡rosa! y un espléndido thriller titulado Chantaje a una mujer con Glenn Ford y Lee Remick. Y Victor o victoria con un James Gdner espectacular.
En fin, un grande.

PAblo dijo...

Juan,

Ya somos dos.

Ju,

Pues, fijate, que a mí "La Pantera Rosa" y sus secuelas no me hacen demasiada gracia.

Tristán,

Buenas pelis esas que mencionas.

Impacientes Saludos.

Julián Glez. Aréchaga dijo...

Yo me quedo con la primera secuela con Elke Sommer. De las que comenta Tristán también me encanta Operación Pacífico y Desayuno con diamantes es una de las películas que contribuyó a que la capital del mundo sea Nueva York.