Allá por los años ochenta, cuando gracias a las chapas del colegio y a Perico Delgado me empecé a aficionar al ciclismo que por aquel entonces era cosa de “esforzados de la ruta” y largas siestas de sobremesa, había un tipo que a mis ojos infantiles de lector de tebeos de superhéroes reunía todos los defectos que un supervillano a pedales podía reunir.
Era un tipo con un carisma especial con sus gafitas y su coleta que le hacía diferente al resto. Su imagen de profesor despistado o hippy metido a ciclista se contradecía con su carácter orgulloso, maleducado y grosero que no tenía problemas en repartir escupitajos a diestro y siniestro. Quizás por sus contradicciones y porque ganaba los franceses le adoraban y veían en él al sucesor del gran Caimán Hinault. Era un tipo arrogante pero que sabía dar pedales como los mejores (luego se descubrió que como todos no iba del todo limpio) que, para mi mortificación, ganó dos Tours sin que nuestro despistado Perico pudiera hacer gran cosa.
Con todo, Fignon se humanizó a mis ojos el día que otro depredador de la bicicleta, Greg Lemond, le arrebató un Tour en un golpe de pedal espectacular–ganó el Tour en una contrarreloj por la diferencia en la general más corta de la historia: ocho segundos- del que nunca se recuperó. Fignon se volvió persona, dejó de ganar y los franceses no han vuelto a tener otro campeón en su carrera.
Y es que, si Fignon hubiera leído tebeos, habría sabido que al final el supervillano siempre pierde.
D.E.P.
Era un tipo con un carisma especial con sus gafitas y su coleta que le hacía diferente al resto. Su imagen de profesor despistado o hippy metido a ciclista se contradecía con su carácter orgulloso, maleducado y grosero que no tenía problemas en repartir escupitajos a diestro y siniestro. Quizás por sus contradicciones y porque ganaba los franceses le adoraban y veían en él al sucesor del gran Caimán Hinault. Era un tipo arrogante pero que sabía dar pedales como los mejores (luego se descubrió que como todos no iba del todo limpio) que, para mi mortificación, ganó dos Tours sin que nuestro despistado Perico pudiera hacer gran cosa.
Con todo, Fignon se humanizó a mis ojos el día que otro depredador de la bicicleta, Greg Lemond, le arrebató un Tour en un golpe de pedal espectacular–ganó el Tour en una contrarreloj por la diferencia en la general más corta de la historia: ocho segundos- del que nunca se recuperó. Fignon se volvió persona, dejó de ganar y los franceses no han vuelto a tener otro campeón en su carrera.
Y es que, si Fignon hubiera leído tebeos, habría sabido que al final el supervillano siempre pierde.
D.E.P.
7 comentarios:
Los supervillanos carismáticos tambien devienen mitos, y éste se nos va demasiado pronto.
Bruce,
Ya te digo. Aunque no era un personaje público desde hace años era un tipo recordado. Y es que siempre nos dejan más huellas los malos que los buenos...
Una lástima.
Impacientes Saludos.
Hoy he leído que tras dejar la competición suavizó bastante su carácter y se convirtió en 'un tipo afable', y que se atrevió a defender a Contador cuando todo el público francés le abucheaba por aquella cadena díscola de Schlek.
http://www.elpais.com/articulo/deportes/Laurent/Fignon/ciclista/persona/rebelde/elpepudep/20100831elpepudep_7/Tes
Como lo que cantaba Erasure: "I Love to Hate you"..
¿Os acordáis de su escupitajo como contestación a un periodista? Esas imágenes chocaban en la TV de entonces. Ahora son el pan nuestro de cada día.
Si defendió a Contador es que militó en el lado oscuro hasta el final!
D.E.P.
Bruce,
Sí, yo recuerdo haberle en alguna retransmisión que le sacaban pululando por ahí y parecía un señor amable y todo.
Bueno, si defendió a Contador me pareció un punto de coherencia y valentia. De esas dos cosas iba sobrado aunque muchas veces no nos gustasen sus puntos de vista.
Mi cultura musical es poca pero el título de la canción le viene al pelo.
Ju,
Por supuesto. Ni Tours ni nada. Para mí Fignon tuvo dos grandes momentos: ese y las lágrimas cuando perdió el Tour con Lemond.... Momentos que definen a un campeón, por otro lado.
Anónimo,
Bienvenido. El que esté libre de pecado, que tire la primera piedra.
Impacientes Saludos.
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