Siguiendo con la relectura de la serie “Blacksad”, la ópera prima de Juanjo Guarnido y Juan Díaz Canales, llego a la segunda entrega, “Artic-Nation”, publicada por Norma Editorial en 2003, y que en mi opinión es la mejor de las aventuras publicadas hasta el momento de nuestro detective gatuno favorito.
En este segundo álbum, la acción se traslada del bullicioso Nueva York de la primera entrega a un deprimido barrio de los suburbios, en el que, como consecuencia de la crisis económica han arraigado los odios raciales entre los animales de piel blanca y los de piel negra. En un ambiente enrarecido a punto de estallar, Blacksad intenta aclarar la desaparición de una niña por la que, aparentemente, ni su madre parece interesarse. El detective, contratado por la profesora de la pequeña, iniciará una investigación que le llevará a sumergirse en el turbio mundo de The Line, enfrentándose a los poderes fácticos del barrio, liderados por el jefe Karup quién a parecer tiene un especial interés en evitar que se conozca el paradero de la pequeña.
“Artic-Nation” supone un golpe sobre la mesa de Díaz Canales. Si en “Un lugar entre las sombras” el único defecto que se le podía poner quizás al álbum era la falta de atrevimiento de una historia que se limitaba a revisitar con oficio lugares comunes y fórmulas arquetípicas del género negro, en esta ocasión sin ser “Artic-Nation” tampoco una historia excesivamente original y bastante deudora de películas como “En el calor de la noche” –aun cuando en este caso la ambientación varíe completamente y se traslade del tórrido sur norteamericano al frío e invernal Nueva York-suburbial- o las clásicas referencias a Spillane, Hammett y Chandler a las que añadiría en esta ocasión la de otro grande del género como Ellroy en el eficaz modo en que desarrolla el hilo de la trama camuflándola en el contexto social de los Estados Unidos de finales de los Cincuenta en la que los conflictos raciales empiezan a surgir (aunque en ningún caso se puede considerar que “Blacksad” llegue a la categoría de hard-boiled del que Ellroy es amo y señor). Díaz Canales desarrolla una trama mucho más compleja que en el anterior álbum y lo realiza con auténtica maestría para ir siempre un paso por delante del lector para que hasta el final no aparezcan claras todas las conductas de unos personajes soberbiamente desarrollados y en la que destacan más allá del protagonista que ya conocíamos del primer álbum un soberbio elenco de secundarios que son los que dotan, como no podía ser de otro modo, de riqueza y variedad a la historia encabezados por Weekly, el ayudante con el que el equipo creativo dota a Blacksad y que está llamado a dar el contrapunto cómico al protagonista, hasta el último de los personajes que aparecen en el álbum, aun cuando de todos ellos yo destacaría el de la vieja urraca que encarna al eterno perdedor, rol tan querido del clásico cine negro norteamericano que son la principal influencia del cómic.
A Díaz Canales la trama le sale redonda y no sólo describe con pericia los conflictos raciales, contextualizando su origen no sólo en el color de la piel sino en circunstancias económicas, sino que enriquece la retorcida trama de venganza presentando perfectamente la motivación de los distintos personajes dotados de complejas y ricas personalidades y potenciándolos a través de cuidados y creíbles diálogos para dotarlos de esa necesaria patina gris que necesita toda historia negra para que realmente funcione.
Si a la mejora de la historia de Díaz Canales le añadimos la pericia ya demostrada por Guarnido en el anterior álbum hace que estemos ante un tebeo redondo. Guarnido hace que la compleja historia ideada por Díaz Canales se desarrolle con pasmosa fluidez a ante el lector, complementando la labor del guionista y llegando allí donde este no llega con soluciones elegantes y poderosas, destacando si cabe el dominio que demuestra para potenciar la ambientación del álbum alejado del entorno urbano del anterior y haciendo que las circunstancias climáticas –el frío y nevado invierno- sirvan como un elemento característico que dé un tono unitario a la historia no sólo estéticamente sino también a la hora de caracterizar a los personajes (un poco y salvando las distancias como los Coen en “Fargo”).
Hay que reconocerle un enorme mérito a Guarnido porque su estilo no es especialmente adecuado para el género negro (o más bien no es lo que habitualmente se entiende por un dibujante de género negro) ya que su dibujo es limpio y preciosista a lo que se le añade además la dificultad añadida de trabajar con animales personificados, pero el dibujante convierte estas desventajas en virtudes y logra magníficos resultados, aprovechando, por ejemplo, las características convencionalmente asociadas a los animales para potenciar los distintos rasgos de personalidad de los personajes en la historia. Guarnido es un maestro a la hora de cargar de significado cada uno de las viñetas y no deja nada al azar dando un por qué hasta el más mínimo detalle, dominando no sólo la narración lineal sino también los simbolismos y metáforas que incorpora (magníficos el detalle del columpio vacío, la muerte en la cabina del avión o los niños jugando al final de la historia, etc) para lograr que la historia mejore página a página y, sin renunciar por otro lado, a homenajes más o menos encubiertos autores tan aparentemente alejados como Frank Miller, Mazzuchelli o John Romita Jr.
En definitiva, “Artic-Nation” es un álbum fantástico y una auténtica lección de cómo contar una historia mediante viñetas que ningún aficionado debería perderse de unos autores que antes de dormirse en los laureles se enfrentan a nuevos desafíos de los que, en esta ocasión, salen plenamente airosos. Uno de los mejores álbumes europeos de la pasada década.
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3 comentarios:
Excelente livro!
A estória está muito bem conseguida e a arte não tem igual nesse estilo antropomórfico!
Abraço
Debo confesar que no he leído ninguno de esta serie. A ver si me pongo con ello.
Un saludo.
Bongop,
Cierto.
David,
Cuando lo hagas, nos cuentas.
Impacientes Saludos.
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