Tras leer hace poco la última obra en solitario de Juaco Vizuete, “El Experimento”, me quedé con ganas de más de este autor hasta entonces para mí desconocido así que en poco tiempo me he hecho con “El resentido”, que aguarda su turno en la montaña, y este “Julito, el cantante cojito”, que en su momento ya llamó mi atención pero que dejé pasar considerándola obra menor. Craso error el mío porque “Julito, el cantante cojito”, perpetrado por Vizuete con premeditación, alevosía y la complicidad de Hernán Migoya a los guiones es uno de los tebeos con más mala leche que he leído en años y, por otro lado, de los que más he disfrutado.
Julito a consecuencia de su cojera ha visto frustrada su prometedora carrera como lanzador de disco pero a cambio se ha convertido en un ídolo de masas, el mejor cantante melódico del país. A Julito lo que más le gusta son las mujeres con las que tiene mucho éxito y salir en los medios y, junto a su representante y hermano, urde todo tipo de estratagemas para estar siempre en el candelero al tiempo que sobrelleva a su peculiar familia repleta de hijos legítimos e ilegítimos.
En los años cincuenta, Bruguera plagaba sus páginas con múltiples personajes que a la par de entretener mostraban la radiografía de un país que empezaba a recuperarse de las consecuencias de la posguerra. A ese olimpo de tribuletes, tragacantos, gildas, carpantas y petras, personajes pícaros, populares y edificantes, Migoya y Vizuete añaden un personaje nuevo que completa el elenco un porrón de años después con lo que demuestran que tampoco hemos cambiado demasiado. Julito es un personaje inspirado abiertamente en "ya saben quién" y su variopinto familia que sirve a los autores, sin censura oficial mediante, no sólo para homenajear a los grandes autores que convirtieron a Bruguera en la editorial de referencia durante todos estos años sino también para construir historias en las que criticar directamente la estupidez de aquellos que hoy día han/hemos convertido en modelos a seguir a dudosos personajes cuyo hábitat natural son las revistas del corazón y los programas televisivos que pueblan la programación de las tardes. Migoya tomando como punto de partida las referencias biográficas más reconocibles de un conocido cantante se muestra mordaz y divertido en su aproximación viñeteril no dejando títere con cabeza en un tebeo que debería ser de lectura obligatoria y que dispara con bala a la conciencia de un público al que, por desgracia, no va destinado.
En el apartado gráfico, Vizuete muestra su versatilidad adaptando a la versatilidad el estilo compositivo de la Escuela Bruguera con lo que si no fuese por lo actual y lo reconocible de las tramas ideadas por Migoya uno pensaría que está leyendo un tebeo de aquella época, respetándose incluso la presentación apaisada y la horrible (pero entrañable) rotulación mecánica.
En definitiva, “Julito el cantante cojito” es un tebeo inteligente, edificante y cabroncete, recomendable a todos aquellos que se plantean con humor en qué mundo vivimos y qué mundo queremos mostrando una vez más como la realidad y la fantasía pueden ir perfectamente de la mano. La edición de De Pónent excelente.
Otras obras de Juaco Vizuete en El lector impaciente:
“El experimento”.
Julito a consecuencia de su cojera ha visto frustrada su prometedora carrera como lanzador de disco pero a cambio se ha convertido en un ídolo de masas, el mejor cantante melódico del país. A Julito lo que más le gusta son las mujeres con las que tiene mucho éxito y salir en los medios y, junto a su representante y hermano, urde todo tipo de estratagemas para estar siempre en el candelero al tiempo que sobrelleva a su peculiar familia repleta de hijos legítimos e ilegítimos.
En los años cincuenta, Bruguera plagaba sus páginas con múltiples personajes que a la par de entretener mostraban la radiografía de un país que empezaba a recuperarse de las consecuencias de la posguerra. A ese olimpo de tribuletes, tragacantos, gildas, carpantas y petras, personajes pícaros, populares y edificantes, Migoya y Vizuete añaden un personaje nuevo que completa el elenco un porrón de años después con lo que demuestran que tampoco hemos cambiado demasiado. Julito es un personaje inspirado abiertamente en "ya saben quién" y su variopinto familia que sirve a los autores, sin censura oficial mediante, no sólo para homenajear a los grandes autores que convirtieron a Bruguera en la editorial de referencia durante todos estos años sino también para construir historias en las que criticar directamente la estupidez de aquellos que hoy día han/hemos convertido en modelos a seguir a dudosos personajes cuyo hábitat natural son las revistas del corazón y los programas televisivos que pueblan la programación de las tardes. Migoya tomando como punto de partida las referencias biográficas más reconocibles de un conocido cantante se muestra mordaz y divertido en su aproximación viñeteril no dejando títere con cabeza en un tebeo que debería ser de lectura obligatoria y que dispara con bala a la conciencia de un público al que, por desgracia, no va destinado.
En el apartado gráfico, Vizuete muestra su versatilidad adaptando a la versatilidad el estilo compositivo de la Escuela Bruguera con lo que si no fuese por lo actual y lo reconocible de las tramas ideadas por Migoya uno pensaría que está leyendo un tebeo de aquella época, respetándose incluso la presentación apaisada y la horrible (pero entrañable) rotulación mecánica.
En definitiva, “Julito el cantante cojito” es un tebeo inteligente, edificante y cabroncete, recomendable a todos aquellos que se plantean con humor en qué mundo vivimos y qué mundo queremos mostrando una vez más como la realidad y la fantasía pueden ir perfectamente de la mano. La edición de De Pónent excelente.
Otras obras de Juaco Vizuete en El lector impaciente:
“El experimento”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario