Tras ver ayer “El hombre lobo” de Joe Johnston no pude dejar de acordarme del bueno de Paul Naschy, recientemente fallecido, y es que Joe Johnston ha realizado la película que, si hubiera contado hace décadas con los medios y el dinero suficiente, a don Jacinto le hubiera encantado protagonizar. Les cuento.
Lawrence Talbot es un actor de prestigio que es requerido por la prometida de su hermano para que regrese a la mansión familiar para descubrir las causas de la muerte de éste. Allí, Lawrence se reencontrará con su distante padre que le ingresó durante un año en el manicomio y unos lugareños supersticiosos que culpan a los gitanos y a los hombres lobo de la muerte de su hermano. Cuando Talbot es mordido por la bestia se iniciarán una serie de acontecimientos que explicarán todos los misterios que rodean su vida. Yo no les cuento más.
En plena vorágine revisionista de los mitos de terror y explotado hasta el hartazgo lo vampírico y lo zombi parece que le ha tocado el turno al bueno del hombre lobo, mito que cuenta con una larga trayectoria tanto en el cine de terror clásico de los cincuenta como en la serie B de los setenta. “El Hombre Lobo” es un mito cinematográficamente explotado hasta la extenuación y del que poco o nada queda por contar y, desde luego, esta película nada aporta en ese sentido salvo un montón de incoherecias balbuceantes, pudiendo considerarse como una puesta al día innecesaria del clásico en la que el intento de agradar tanto al exigente devorador de cine de terror como a los papás que van con sus hijos al cine los domingos reduciendo el nivel de casquería al mínimo, decepcionará a ambos públicos. Quizás por esa voluntad de agradar a todo el mundo y el haber pasado la película por la mano de dos directores (antes de Johnston, Mark Romanek ya había rodado buena parte de la película) la película es deslavazada e incoherente y, aunque en la ambientación gótica no se han escatimado los medios, el máximo aliciente es disfrutar de las actuaciones de unos actores solventes y con las suficientes tablas como para salir airosos de cualquier envite entre los que destacaría a Hugo Weaving quién clava su personaje de inspector de Scottland Yard encargado de la investigación y no se acompleja ante un Benicio del Toro comprometido con la película en un papel que se ajusta como un guante a su perfil, mientras que Anthony Hopkins cumple mejor que en sus últimas películas aunque lleva mucho tiempo en mi opinión viviendo de las rentas de su fantástica carrera. En cuanto a los efectos especiales, logrados en su mayor parte sin aportar algo novedoso aunque quizás el clímax final no esté a la altura de lo que cabría esperar.
En fin, “El hombre lobo” es una película que va de más a menos y uno casi casi acaba pidiendo la hora ante la cantidad de disparates que se acumulan al final. Pese a ello, se deja ver aunque yo que ustedes antes recuperaría alguna de las de Don Jacinto que para el caso es lo mismo y les saldrá más barato. Ustedes mismos.
Lawrence Talbot es un actor de prestigio que es requerido por la prometida de su hermano para que regrese a la mansión familiar para descubrir las causas de la muerte de éste. Allí, Lawrence se reencontrará con su distante padre que le ingresó durante un año en el manicomio y unos lugareños supersticiosos que culpan a los gitanos y a los hombres lobo de la muerte de su hermano. Cuando Talbot es mordido por la bestia se iniciarán una serie de acontecimientos que explicarán todos los misterios que rodean su vida. Yo no les cuento más.
En plena vorágine revisionista de los mitos de terror y explotado hasta el hartazgo lo vampírico y lo zombi parece que le ha tocado el turno al bueno del hombre lobo, mito que cuenta con una larga trayectoria tanto en el cine de terror clásico de los cincuenta como en la serie B de los setenta. “El Hombre Lobo” es un mito cinematográficamente explotado hasta la extenuación y del que poco o nada queda por contar y, desde luego, esta película nada aporta en ese sentido salvo un montón de incoherecias balbuceantes, pudiendo considerarse como una puesta al día innecesaria del clásico en la que el intento de agradar tanto al exigente devorador de cine de terror como a los papás que van con sus hijos al cine los domingos reduciendo el nivel de casquería al mínimo, decepcionará a ambos públicos. Quizás por esa voluntad de agradar a todo el mundo y el haber pasado la película por la mano de dos directores (antes de Johnston, Mark Romanek ya había rodado buena parte de la película) la película es deslavazada e incoherente y, aunque en la ambientación gótica no se han escatimado los medios, el máximo aliciente es disfrutar de las actuaciones de unos actores solventes y con las suficientes tablas como para salir airosos de cualquier envite entre los que destacaría a Hugo Weaving quién clava su personaje de inspector de Scottland Yard encargado de la investigación y no se acompleja ante un Benicio del Toro comprometido con la película en un papel que se ajusta como un guante a su perfil, mientras que Anthony Hopkins cumple mejor que en sus últimas películas aunque lleva mucho tiempo en mi opinión viviendo de las rentas de su fantástica carrera. En cuanto a los efectos especiales, logrados en su mayor parte sin aportar algo novedoso aunque quizás el clímax final no esté a la altura de lo que cabría esperar.
En fin, “El hombre lobo” es una película que va de más a menos y uno casi casi acaba pidiendo la hora ante la cantidad de disparates que se acumulan al final. Pese a ello, se deja ver aunque yo que ustedes antes recuperaría alguna de las de Don Jacinto que para el caso es lo mismo y les saldrá más barato. Ustedes mismos.
3 comentarios:
Pues como bien has dicho, estimado Pablo, una pérdida de tiempo y dinero. Floja, previsible y cutre (si parecen Ewoks, más que hombres lobo!!!)
Saludos
Pasa por entretenida, pero el ritmo, como dices, decae demasiado.
Yo esperaba que estuviera casi a la altura del Dracula de Coppola o el Frankenstein de Branagh... Quizás era esperar demasiado.
Crowley,
El lobo viejo al final, sí. Eso sí, un ewok chamuscado ;-D
Osukaru,
Entretenida, si no te paras a pensar demasiado en la historia porque el guión tiene más agujeros que un queso gruyer.
Yo no esperaba tanto (¡Estamos hablando de Joe Johnston!) pero si que esperaba también algo más.
Impacientes Saludos.
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