Sí, soy así de inconsecuente y al final el viernes me fui a ver el cataclismico fin del mundo perpetrado por el alemán Roland Emmerich, un director con unas ganas enormes de cargarse el mundo como sea. Y, aunque ya lo ha intentado de unas cuantas maneras- glaciación, invasión extraterrestre, incluso Godzilla suelto por la ciudad…- no acaba de dar con la tecla para evitar que tanta épica resulte hueca y repetitiva. Les cuento sobre su penúltima intentona de acabar con el mundo, “2012”.
En 2009, un joven científico indio descubre que, como consecuencia de los neutrinos provocados por enormes tormentas solares, se va a desestabilizar el núcleo terrestre lo que va a provocar enormes terremotos y maremotos que pueden acabar con toda la vida en la Tierra en 2012, tal y como predijeron los mayas. Al dar la voz de alarma los gobiernos mundiales, con Estados Unidos a la cabeza, aparcan sus diferencias para salvar la especie creando unas naves a las que tan sólo podrán acceder unos pocos elegidos (básicamente, los líderes mundiales y aquellos que cuentan con una fortuna para pagarse el billete. Viva la democracia y la selección natural del más apto…), manteniendo al resto de la Humanidad ignorante. Llegados a 2012 y al principio del desastre, un poco espabilado escritor de novelas de ciencia ficción de poco éxito, que se gana la vida como chófer de un hampón ruso, se entera medio por casualidad de la que se avecina e inicia una frenética carrera para salvar a su prole formada por su ex, sus dos churrumbeles y el novio de ella. Si quieren enterarse de algo más, tendrán que ver la película que tampoco es cosa que se lo destripe todo.
“2012” es la película palomitera por excelencia, ideal para verla con amiguetes en el salón de casa, comiendo pizzas y devorando palomitas mientras pegas gritos ante al despilfarro de efectos especiales que la sustenta y te ríes del simplismo de una trama que no es más que una mera excusa para engarzar un desastre tras otro, a cual mayor que el anterior. Y es que más allá del efectismo de los preciosos efectos especiales que a más de uno puede llegar a empachar poco se puede salvar de una película plana, carente de ritmo y dosificación en la que el guión esconde lagunas que a nadie parecen preocupar porque, en el fondo, nadie ha tomado en serio, salvo en la gazmoñería de evitar mostrar una sola gota de sangre o de dramatismo en medio del cataclismo (no olvidemos que estamos ante un producto para todos los públicos y no se trata de que clasifiquen la película como violenta); introducir buenas dosis de heroísmo hueco aderezado con increíbles piruetas circenses más propias de una película de dibujos animados que de una cinta que haya que tomarse mínimamente en serio; y un irritante papanatismo filoyanqui, muy característico en el cine de Emmerich. Los actores, que eran mi gran esperanza a la hora de hacer algo más interesante la cosa, encabezados por los muy solventes John Cusak y Danny Glover hacen lo que pueden sacando petróleo de unos personajes ñoños, destacando la actuación de un Woody Harrelson, que con su histriónico personaje es lo mejor de la cinta.
En fin, a pesar de todo lo dicho, “2012” no engaña y cumple con la mínima expectativa de hacer pasar el rato y pasar a otra cosa sin esperar que nadie se la tome demasiado en serio salvo, claro, que los mayas tengan razón. Pero esa será otra historia de la que saldremos de dudas dentro de tres añitos.
Otras películas de Roland Emmerich en El lector impaciente:
“10.000 A.C.”
En 2009, un joven científico indio descubre que, como consecuencia de los neutrinos provocados por enormes tormentas solares, se va a desestabilizar el núcleo terrestre lo que va a provocar enormes terremotos y maremotos que pueden acabar con toda la vida en la Tierra en 2012, tal y como predijeron los mayas. Al dar la voz de alarma los gobiernos mundiales, con Estados Unidos a la cabeza, aparcan sus diferencias para salvar la especie creando unas naves a las que tan sólo podrán acceder unos pocos elegidos (básicamente, los líderes mundiales y aquellos que cuentan con una fortuna para pagarse el billete. Viva la democracia y la selección natural del más apto…), manteniendo al resto de la Humanidad ignorante. Llegados a 2012 y al principio del desastre, un poco espabilado escritor de novelas de ciencia ficción de poco éxito, que se gana la vida como chófer de un hampón ruso, se entera medio por casualidad de la que se avecina e inicia una frenética carrera para salvar a su prole formada por su ex, sus dos churrumbeles y el novio de ella. Si quieren enterarse de algo más, tendrán que ver la película que tampoco es cosa que se lo destripe todo.
“2012” es la película palomitera por excelencia, ideal para verla con amiguetes en el salón de casa, comiendo pizzas y devorando palomitas mientras pegas gritos ante al despilfarro de efectos especiales que la sustenta y te ríes del simplismo de una trama que no es más que una mera excusa para engarzar un desastre tras otro, a cual mayor que el anterior. Y es que más allá del efectismo de los preciosos efectos especiales que a más de uno puede llegar a empachar poco se puede salvar de una película plana, carente de ritmo y dosificación en la que el guión esconde lagunas que a nadie parecen preocupar porque, en el fondo, nadie ha tomado en serio, salvo en la gazmoñería de evitar mostrar una sola gota de sangre o de dramatismo en medio del cataclismo (no olvidemos que estamos ante un producto para todos los públicos y no se trata de que clasifiquen la película como violenta); introducir buenas dosis de heroísmo hueco aderezado con increíbles piruetas circenses más propias de una película de dibujos animados que de una cinta que haya que tomarse mínimamente en serio; y un irritante papanatismo filoyanqui, muy característico en el cine de Emmerich. Los actores, que eran mi gran esperanza a la hora de hacer algo más interesante la cosa, encabezados por los muy solventes John Cusak y Danny Glover hacen lo que pueden sacando petróleo de unos personajes ñoños, destacando la actuación de un Woody Harrelson, que con su histriónico personaje es lo mejor de la cinta.
En fin, a pesar de todo lo dicho, “2012” no engaña y cumple con la mínima expectativa de hacer pasar el rato y pasar a otra cosa sin esperar que nadie se la tome demasiado en serio salvo, claro, que los mayas tengan razón. Pero esa será otra historia de la que saldremos de dudas dentro de tres añitos.
Otras películas de Roland Emmerich en El lector impaciente:
“10.000 A.C.”
3 comentarios:
Pufffffffff!!!!!!!!!! De Roland Emmerich practicamente solo me gusta Stargate, que la considero una joyita algo infravalorada de la ciencia ficcion moderna, y ligeramente Independence Day a pesar de su mensaje asquerosamente patriotero (es realmente, y hasta hoy, un espectaculo visual genial). Esta nueva destruccion del mundo de este autor no me llama nada, la verdad, y no creo que la vea (pagando por lo menos X). Respecto a lo de las predicciones mayas, me acuerdo de cuando llego el 2001 de todos los locos que habia que decian que todo se acababa y me entra la misma risa XD. Ademas, los mayas no dijeron que el 2012 se acababa el mundo: dijeron que la humanidad pasaba a un estado espiritual mejor y que por fin superaba su dolor. Pero vaya, siempre es mas rentable explotar el lado comercial de una prediccion antigua y tonta como la del Apocalipsis.
Amigo Pablo, si ya lo dice el slogan del poster, "Estábamos advertidos" y vas y caes en la trampa... En fin, yo también la he sufrido (obligado, eso sí, que Emmerich me parece tan buen director como Michael Bay, osea...). Mala y predecible.
Saludos
Crowley,
Bueno, he caído conscientemente, lo cuál es casi más grave. Mi culpa es que este viernes tenía tiempo y no estrenaban nada que me llamara la atención (¿¿Es cosa mía o "Pandorum" sólo ha durado una semana en la cartelera de algunos cines??) y me gusta como trabaja John Cusak (aunque en esta pelicula ni él se salva) por lo que decidí darle una oportunidad a Emmerich que ha demostrado que no se la merecía. ;-D
Cinemagnificus,
Yo añadiría a "Stargate", la de "10000 B.C." que está entretenida. Con "Independence Day" no puedo. Lo de las predicciones mayas en la película no tiene casi ninguna importancia. Es más la mercadotecnía que han montado alrededor los del marketing que su peso en la peli.
Impacientes Saludos.
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