Es lo que tiene Agosto, que uno se escaquea cuatro días a remojarse el culete en la playita y sacan el trailer más esperado de los últimos diez años a traición.
Ya habrán adivinado que estoy hablando de “Avatar”, la esperadísima nueva película de James Cameron, en la que llama la atención la minuciosa recreación que se ha montado de un exuberante mundo alienígena, a base de una tecnología que, según nos venden los de marketing, ha tardado diez años en desarrollar (RCS se llama la cosa).
Vistos el trailer, la espera parece haber merecido la pena, con unos efectos especiales deslumbrantes y carísimos (creo que el coste de la película está en torno a los 200 millones de dólares) que no sé si justificarán la historia de ciencia ficción que Cameron nos quiere contar que a mí, a grades rasgos me recuerda “Bailando con lobos” pero en clave de ciencia ficción (Un marine parapléjico llega al planeta Pandora, integrándose en la civilización local proyectando su mente en un avatar. Cuando empiezan los conflictos con los terrestres el protagonista, enamorado de una alien, se pone del lado de estos…).
El trailer ha logrado su función. Crear expectación y dudas en el personal respecto a una película que habrá que ver en pantalla grande y cuyo punto fuerte sea el derroche visual y de medios que Cameron ha llevado a cabo. De aquí a Diciembre la promoción va a ser brutal así que armense de paciencia y procuren no hartarse de la pelicula antes de tiempo. Si acaso a mediados de Diciembre salimos de dudas…
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