Los más jovencitos ni les sonará el nombre pero los que vamos para maduritos (como yo, sniff) seguramente se quedarían prendados de la espectacular melena platino de Farrah Fawcett y que la hacia destacar para un niño como yo en la agencia de ángeles que el ausente y suertudo Charlie se montó. Y mira que eran guapas las tres. Yo el recuerdo más vivido que tengo de la mítica serie que la hizo popular es, aparte de su cabecera molona y la música pegadiza a la Fawcett desfaciendo los entuertos que el ausente y suertudo Charlie la encomendaba. Tras “Los ángeles de Charlie” ni el cine ni la vida trataron demasiado bien a este mito erótico de los setenta que iba para estrella y, por esas cosas de la vida, se quedó por el camino.
D.E.P.
D.E.P.
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