¡Nueva colección Vertigo habemus a Planeta gracias! Y esta realmente es de las buenas…Ó al menos de las que gustan a este lector. El primer tomo de “Scalped” reúne los primeros cinco números de la edición yanqui y contiene todos los elementos necesarios de un “hard boiled” moderno de categoría, personajes originales y bien construidos a cada cuál peor que el anterior, tramas sucias y negrísimas y una ambientación que, alejada del entorno urbano en el que se suelen desarrollar los “thrillers”, se traslada a una reserva india para denunciar con sutileza y crudeza toda la problemática que los originales nativos de Norteamérica vienen sufriendo.
Cuando Dash Caballo Terco regresa a la antigua reserva de la que escapó cuando tenía trece años para no volver, se reencuentra con todo aquello que intenta olvidar. Desde el corrupto líder tribal de oscuro pasado Cuervo Rojo, que controla la reserva con sus gansteriles métodos y dispuesto a hacer todo lo necesario para que la inauguración del casino “Crazy Horse” sea un éxito, a la madre activista por los derechos de los indios que siendo niño le echó de casa, pasando por una antigua novia, la hija de Cuervo Rojo para más inri, que no tiene ningún problema para irse a la cama con cualquiera que no sea su celoso marido rostro pálido. Cuando el violento Dash entra en la nómina de Cuervo Rojo como policía local todos le toman como un gorila más, pero Dash, en realidad, tiene una misión y es, además sin saberlo, el instrumento de una oscura venganza que se remonta muchos años atrás.
Se nota que Jason Aaron (“The Other Side” “Motorista Fanasma”) ha mamado mucho género negro en la construcción de este original thriller, desde los homenajes implícitos en los nombres de los principales protagonistas -Dashiell (Hammet) Caballo Terco y Carol (James) Ellroy-, hasta en la construcción de una galéria de personajes impactantes que beben directamente de lo mejor del género y tienen en el mencionado Ellroy y su cruda relación con la violencia su referente más evidente. Seres de moralidad dudosa, cuyas motivaciones se van desgranando conforme avanza la trama, atrapados en una espiral de conspiraciones, corrupciones y un entorno sin expectativas de futuro del que es imposible huir. En el primer arco argumental, compuesto por los tres primeros números, Nación India, Aaron presenta a los principales personajes y empieza a entretejer la red de complejas relaciones que los interrelacionan, a través de rápidos y nerviosos flashbacks e introduce los elementos definidores de la serie -conspiraciones, sexo y violencia- mientras que, en el segundo arco, Hoka Hey, fijadas las reglas de juego que nos propone, nos sumerge directamente en una trama que va creciendo en interés y emoción a cada página. Aaron es un dialoguista brillante, seco y nervioso cuyo estilo se ajusta perfectamente a la historia que quiere contar y no se va por las ramas para dar en cada momento, en cada situación nueva que presenta, el tono preciso a la historia para que funcione, dosificando la información sabiamente para mantener enganchado al lector al tiempo que intercala salvajes secuencias de acción bien estructuradas y desarrolladas para que en ningún momento el exceso de violencia parezca gratuito. Asimismo, Aaron se presenta como un maestro del cliffhanger, dejando cada episodio en suspenso para dejar al lector que siga la historia mes a mes presa de los nervios.
En el aspecto gráfico, el serbio R.M. Guéra (hasta este tío tiene nombre de criminal que por algo se llama Rajko Milósevic) da la talla con un estilo que se encuentra a medio camino entre Mazzuchelli y Michael Lark con las mejores características del Miller más negro y sucio de “Sin City” para dar a la serie el tono sucio, oscuro y expresionista que precisa al tiempo que, como el de Maryland, experimenta con el color como un elemento narrativo más para trasladar la acción en el tiempo y desarrollar los numerosos flashbacks en que se desarrolla la trama y generar la atmósfera de violencia implícita que transpira la serie a través del uso de una paleta de colores planos y oscuros .
En definitiva, un excelente tomo de presentación que deja con ganas de más y deja a los que lo han leído presa de los nervios tras el salvaje cliffhanger que lo cierra, sirviendo al mismo tiempo de carta de presentación de una pareja de autores a la que seguir muy de cerca.
El Sr. Aaron tiene un blog muy curioso si lo quieren visitar pinchen aquí.
4 comentarios:
Buena pinta, gracias por iluminarme :D
Cuide su cabellera si lo lee que corre peligro. ;-D
te tomo la palabra pablo, y me uno al blog. supongo que lo que a mí me molesta de los comics de brubaker y vaughan, por mencionar dos autores que son bien apreciados, es que antes o después acaban en el vicio de hacer que sus personajes hablen y se comporten igual que los personajes más habituales, o sea, como los de los comics de superheroes. y no es que estos no me gusten. los he leído toda mi vida, pero ahora sólo disfruto de uno si es de darko macan, alan moore, o en menor medida matt wagner, siendo riguroso claro. eso es lo que le pasó a gotham central, en mi opinión. empezaba bien, como tú decías, pero en un punto se banalizaba hasta lo tópico. yo creo que esto responde al hecho que a medida que avanzas en el desarollo de un historia tienes que empezar a resolver cosas, tanto en lo que se refiere a tramas como en lo tocante a personajes, y ahí se ve realmente el nivel de un autor. yo no creo que brubaker y vaugahn estén el nivel de escritores como james ellroy, en ese aspecto, pero tampoco al de macan, que yo diría que es incluso mejor que moore en lo puramente dramático.
y hablando de sandman mystery theatre y de steven seagle, no cometas el error de olvidar esa serie, porque seagle lo hace ahí mucho mejor que en todas sus series propias. aquí se limita un poco a seguir los pasas de matt wagner, el creador de la serie, y no desmerece en absoluto. léete un tomo y verás...
Bienvenido Nico,
Humm...No estoy demasiado de acuerdo contigo respecto a lo que comentas de Brubaker y a Vaughan. Precisamente si algo tienen estos autores es que estiran bastante los limites del género superheroico e introducen elementos de otros géneros para enriquecerlo. Esto es particularmente evidente en Brubaker tanto en obras más innovadoras, como "Sleeper" (ojo, que sólo hablo de obras dentro del género de superhéroes), como con otras más "mainstream" como el Capitán América en la que retoma y moderniza el Capitán clásico de Steranko o Englehart, dándole un aire más conspiranoico. Vaughan en cambio creo que se escapa bastante del género superheroico en las obras que le he leído -"Ex Machina"- dentro dél género. En "Ex Machina" presenta un superheroe sui generis cuyo "alter ego" es más importante en la trama (hasta ahora) que la identidad superheroica y creo que sus tramas son bastante originales aunque intuyo que en algún momento el componente superheroico ganará peso para explicar el origen del personaje. De todos modos, hay que tener en cuenta que esas obras son obras que se engloban dentro del género y es difícil hacer algo realmente innovador. De todos modos, repito, creo que estos autores lo hacen bastante bien.
Las comparaciones son odiosas y más intergeneros. No me atrevería a comparar a Ellroy con Brubaker o Vaughan porque además no veo demasiada influencia de este escritor en la obra de ninguno de los dos (si acaso en el "Criminal" de Brubaker y no lo tengo muy claro).
Respecto a "Gotham Central" creo que realmente tampoco quedaban muchas más historias que contar y los guionistas sacaron todo lo que se podía de la serie sin caer en la repetición de situaciones.
"Sandman Mistery Theatre" la tengo apuntada. Cuando la lea te digo algo y de Macam no he leído tampoco nada aunque la compáración con Moore le pone el listón muy alto.
Ya iré contando por aquí.
Publicar un comentario