Desde el excelente blog El Diario de Jeremy Brood nos recuerdan que a lo largo de esta semana se celebran los 40 años de la publicación de la primera historia de Richard Corben, “Monster Rule”.y, para celebrarlo invitan a realizar aportaciones sobre tan insigne dibujante y obra. Le tomo la palabra.
Bien, no quiero confundir lo que se supone es el homenaje a un artista con la añoranza melancólica de un tiempo que ya pasó contándoles mis experiencias con mi primer cómic de Corben o la voluptuosidad de sus hembras y el vigor de sus musculados héroes, si acaso eso puede ser objeto de otro post algún otro día o podrán leer en otros sitios experiencias paralelas -y similares- a la mía.
Tampoco les voy a comentar la grandeza épica de los mundos imaginados por el de Misuri en “Den” o las espeluznantes adaptaciones que realizó de cuentos de Edgard Allan Poe o relatos de Robert E. Howard. ¿Por qué? Los aficionados veteranos que más o menos andan por mi quinta conocen de sobra y seguro mejor que yo las exquisiteces de las que hablo y, por desgracia, a los más jóvenes les están vedadas gracias a la desidia editorial incapaz de hacerse con los derechos de obras que llevan alrededor de… ¡¡¡20 años!!! descatalogadas en España y cuyos saldos han sido objeto de las más variopintas leyendas urbanas del mundillo (desde que Rowlf no se podía reeditar porque los originales pertenecían a Santiago Segura hasta que todos los saldos existentes de las obras de Corben editados por Toutain y Zinco pertenecían a un único librero que regulaba la demanda con precios exorbitados).
No, no pienso hacer eso. No soy tan malo como para mostrarles el dulce y luego quitárselo de la boca pero sí para aprovechar la oportunidad para demandar a un “arriesgado” editor que se haga con los derechos del grueso de la obra de este autor y puedan paladear por ustedes mismos su excelencia.
¿Por qué es tan bueno Corben y despierta el entusiasmo de los lectores veteranos más allá de nostalgias pajilleras? Porque Corben tiene algo diferente que sólo tienen unos pocos elegidos que se pueden contar con los dedos de la mano-los Breccia, Neal Adams, Joe Kubert, Robert Crumb, Bernie Wrighton y pocos más-. Su dibujo es único e inconfundible. Se puede escribir mucho sobre la técnica y el dibujo de Corben y seguro que muchos lo harán en profundidad. Sus composiciones y soluciones todavía hoy sorprenden y resultan modernas y arriesgadas ¿Por qué? Quizás por su completo dominio de la anatomía humana, quizás por el exquisito, depurado y frío colorido de sus obras o la perfección de sus escorzos y perspectivas que logran que sus personajes escapen de la cárcel del papel y adquieran –casi- la anhelada tridimensionalidad. Seguro que por todo eso pero, también, por algo más, algo inaprensible y que se escapa de la definición de las palabras para activarse directamente en la mente de aquellos que disfrutan de sus dibujos más allá de la calidad de la historia y se mantiene imperecedero durante años.
Háganse un favor y no se lo pierdan. Felicidades Sr. Corben.
6 comentarios:
Bravo!
Y yo también: Brravíssssimo!!!
Como Vd. dice, lo que Corben despierta en el lector está mucho más allá de las palabras. Y si se quiere explicar, sólo de lejos, es tal la cantidad de razones y aspectos que entran en juego que uno siente que es mejor dejar la boca cerrada (o el teclado paralizado), porque difícilmente se podrá expresar una pequeña parte de lo que se siente.
Bien dicho!!
Llevo dias dándole vueltas en la cabeza ... "debería escribir algo" ... me decía a mi mismo, pero no sabía que ni como. Y ahora lo veo escrito aquí.
Un abrazo.
Vaya, pues mucas gracias, amigos.
Me alegro que les guste pero a quien tenemos que homenajear es al maestro Corben que tan buenos momentos nos ha hecho pasar y esperemos siga haciendolo durante otros cuarenta años.
Yo reduciría aún más la lista de autores comparables a Corben.
Nevermore,
No pretende ser una lista exhaustiva ni demasiado meditada, probablemente tengas razón. Son unos cuantos nombres que me vinieron inmediatamente a la cabeza pero, de los que nombro, creo que ninguno desmerece. ¿No te parece?
Impacientes saludos.
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