Ayer por fin fui a ver la última –de momento- película de la saga de Indiana Jones con la secreta esperanza, visto el trailer, de que no me iba a defraudar. A la salida, tenía una sonrisa de oreja a oreja y un entusiasmo por una película como hacia años que no me pasaba.
Steven Spielberg no se ha comido la cabeza, no le ha dado la vuelta al calcetín, intentando sorprender o hacer una película pretenciosa y original. Esta película no lo es para nada, sino que aprovechando los aciertos de las entregas anteriores y siguiendo al dedillo una fórmula de probado éxito Spielberg, Lucas y Ford realizan una película de las de antes, llena de acción, cuya única finalidad es hacer pasar un buen rato al espectador en medio de saltos, tiros, persecuciones, escenarios exóticos, acertijos, esqueletos, traiciones, malos malísimos y un bueno (Jones) que se lleva a la chica.
En esta nueva entrega, nos encontramos con un envejecido Indiana en medio de la Guerra Fría que tras un fiasco en una base militar norteamericana y el robo por parte de los soviéticos de una reliquia, se encuentra traicionado por su amigo Mac (Ray Winstone), sin trabajo y vigilado por los servicios secretos rusos y americanos. Con este negro porvenir, Jones se unirá a Mutt, un joven rocker rebelde motorizado, en la búsqueda del profesor Oaxley (John Hurt) y la madre de Mutt, que no es otra que la sin par Marion Ravenwood. Para lograrlo seguirán los pasos de Oxley en su obsesiva búsqueda de la Calavera de Cristal de Akator, un misterioso objeto dotado según la leyenda de misteriosos poderes, y que persiguen también los rusos liderados por la bella y mortífera espadachina Irina Spalko.
Tras ese planteamiento, la diversión está servida de la mano de un brillante Spielberg que sabe dotar a la película en todo momento del ritmo necesario para mantener al espectador absorto durante las dos horas que dura la película y apenas se noten algunas inconsistencias de guión y precipitaciones ahogadas por la nostalgia y los constantes guiños que depara a los incondicionales de la serie y el personaje así como a los mitos y demonios de una década, los cincuenta, que nos dejó la paranoia de la Guerra Fría y la “Caza de Brujas” y el imaginario de los platillos volantes o el Área 51 junto al rock and roll, los tupés y las “harleys”. Toda esta amalgama, se incorpora a una trama clásica de las películas de Indy, que no necesita de rigor histórico porque no estamos ante un documental sino ante una película de entretenimiento, en la que se refunden situaciones ya vistas en las anteriores entregas y se atan algunos cabos sueltos que estaban pendientes desde la primera entrega de una manera coherente y satisfactoria.
Los guiños de la película no se reducen sólo a la ambientación sino también se encuentran en la caracterización de algunos personajes como la malvada Irina Spalko que recuerda a las exóticas malvadas que tan bien diseñara el genial Milton Caniff en "Terry y los piratas", el profesor Oxley con más de una similitud al profesor Tornasol de “El templo del sol” de Herge, o el joven Mutt que desde su primera secuencia homenaje a “El Salvaje” de Marlon Brando se nutre sin escrúpulos del Danny (John Travolta) de “Grease” y el Jimmy (James Dean) de “Rebelde sin causa”.
Todo este artificio, no podría sustentarse sin la argamasa del gran trabajo de todo el reparto encabezado por un Harrison Ford en el personaje para el que nació. Ford construye a un Indiana envejecido y por el que han pasado los años pero no por ello menos duro de pelar y brillante que en entregas anteriores. Ford disfruta reencontrándose con Indy y eso es algo que se aprecia en la película no dando muestras de cansancio y una encomiable energía en un hombre de 65 años. Pero, repito, de la excelente labor de todo el reparto yo destacaría a un Shia Labeouf, que sabe sacar provecho en un personaje – el sidekick- en principio antipático pero en el que sabe lucirse y dar el contrapunto adecuado al omnipresente Indiana en más de una ocasión. Quizás y por poner un pero, da la sensación que Cate Blanchett se lo pasa demasiado bien en su papel de malvada, disfrutando cada escena como una enana y encontrando un excelente contrapunto en la vis comica de una recuperada para la causa Karen Allen. Y, por supuesto, sin olvidar la banda sonora de John Williams, tan magistralmente eficaz como siempre.
En definitiva, una excelente película para todos los públicos y el “pulp” cinematográfico por excelencia, que nos hace lamentarnos de los años perdidos y deja con ganas de más. Esperemos que Spielberg, Ford (¿y Shia?) no nos hagan esperar otros 20 años.
Hasta pronto, Indiana…
Steven Spielberg no se ha comido la cabeza, no le ha dado la vuelta al calcetín, intentando sorprender o hacer una película pretenciosa y original. Esta película no lo es para nada, sino que aprovechando los aciertos de las entregas anteriores y siguiendo al dedillo una fórmula de probado éxito Spielberg, Lucas y Ford realizan una película de las de antes, llena de acción, cuya única finalidad es hacer pasar un buen rato al espectador en medio de saltos, tiros, persecuciones, escenarios exóticos, acertijos, esqueletos, traiciones, malos malísimos y un bueno (Jones) que se lleva a la chica.
En esta nueva entrega, nos encontramos con un envejecido Indiana en medio de la Guerra Fría que tras un fiasco en una base militar norteamericana y el robo por parte de los soviéticos de una reliquia, se encuentra traicionado por su amigo Mac (Ray Winstone), sin trabajo y vigilado por los servicios secretos rusos y americanos. Con este negro porvenir, Jones se unirá a Mutt, un joven rocker rebelde motorizado, en la búsqueda del profesor Oaxley (John Hurt) y la madre de Mutt, que no es otra que la sin par Marion Ravenwood. Para lograrlo seguirán los pasos de Oxley en su obsesiva búsqueda de la Calavera de Cristal de Akator, un misterioso objeto dotado según la leyenda de misteriosos poderes, y que persiguen también los rusos liderados por la bella y mortífera espadachina Irina Spalko.
Tras ese planteamiento, la diversión está servida de la mano de un brillante Spielberg que sabe dotar a la película en todo momento del ritmo necesario para mantener al espectador absorto durante las dos horas que dura la película y apenas se noten algunas inconsistencias de guión y precipitaciones ahogadas por la nostalgia y los constantes guiños que depara a los incondicionales de la serie y el personaje así como a los mitos y demonios de una década, los cincuenta, que nos dejó la paranoia de la Guerra Fría y la “Caza de Brujas” y el imaginario de los platillos volantes o el Área 51 junto al rock and roll, los tupés y las “harleys”. Toda esta amalgama, se incorpora a una trama clásica de las películas de Indy, que no necesita de rigor histórico porque no estamos ante un documental sino ante una película de entretenimiento, en la que se refunden situaciones ya vistas en las anteriores entregas y se atan algunos cabos sueltos que estaban pendientes desde la primera entrega de una manera coherente y satisfactoria.
Los guiños de la película no se reducen sólo a la ambientación sino también se encuentran en la caracterización de algunos personajes como la malvada Irina Spalko que recuerda a las exóticas malvadas que tan bien diseñara el genial Milton Caniff en "Terry y los piratas", el profesor Oxley con más de una similitud al profesor Tornasol de “El templo del sol” de Herge, o el joven Mutt que desde su primera secuencia homenaje a “El Salvaje” de Marlon Brando se nutre sin escrúpulos del Danny (John Travolta) de “Grease” y el Jimmy (James Dean) de “Rebelde sin causa”.
Todo este artificio, no podría sustentarse sin la argamasa del gran trabajo de todo el reparto encabezado por un Harrison Ford en el personaje para el que nació. Ford construye a un Indiana envejecido y por el que han pasado los años pero no por ello menos duro de pelar y brillante que en entregas anteriores. Ford disfruta reencontrándose con Indy y eso es algo que se aprecia en la película no dando muestras de cansancio y una encomiable energía en un hombre de 65 años. Pero, repito, de la excelente labor de todo el reparto yo destacaría a un Shia Labeouf, que sabe sacar provecho en un personaje – el sidekick- en principio antipático pero en el que sabe lucirse y dar el contrapunto adecuado al omnipresente Indiana en más de una ocasión. Quizás y por poner un pero, da la sensación que Cate Blanchett se lo pasa demasiado bien en su papel de malvada, disfrutando cada escena como una enana y encontrando un excelente contrapunto en la vis comica de una recuperada para la causa Karen Allen. Y, por supuesto, sin olvidar la banda sonora de John Williams, tan magistralmente eficaz como siempre.
En definitiva, una excelente película para todos los públicos y el “pulp” cinematográfico por excelencia, que nos hace lamentarnos de los años perdidos y deja con ganas de más. Esperemos que Spielberg, Ford (¿y Shia?) no nos hagan esperar otros 20 años.
Hasta pronto, Indiana…
2 comentarios:
Yo la vi el otro día Pablo y la verdad es que me decepcionó. Ya iba preparado y motivado para ver una peli de Indiana, sabedor que el héroe sería ya casi un ancianito y que eso supondría algunos problemas a priori. Sin embargo, no es que Ford esté ya un tanto trasnochado para un papel de estas características, cuenta sin embargo con la ayuda de un muy buen reparto como tú bien apuntas, es que el guión no hay por dónde cogerlo. Simple y llanamente. Y todo eso es debido a la locura de un Lucas que ha hecho lo mismo (bueno, cien veces peor) en la nueva saga de Star Wars. A este hombre se le ha ido la chaveta y para usted de contar.
Lo bueno de la peli es que cuenta con la dirección de un Spielberg que saca petróleo de donde sea. Y eso repercute en una peli entretenido con momentos muy buenos y muchísima acción. Más de la necesaria, bajo mi punto de vista. A veces da la impresión de que es lo único relevante, las carreras, porrazos, persecuciones, escapadas...Vale, Indiana Jones DEBE tener eso...pero también algo más.
Un saludo.
Jorge,
De acuerdo con que el guión es mejorable. Ya oomento que hay algunas situaciones que estan resueltas con demasiada precipitación y la trama no es precisamente original (de hecho toma situaciones calcadas de las anteriores entregas y las remezcla para ofrecer un poco de más de lo mismo). Es cierto que la película tiene mucha acción pero precisamente creo que es algo buscando para ocultar esas imperfecciones al igual que el abuso si quieres de referencias (aunque yo reconozco que me encantan). Y para sacar petróleo de guiones malos Spielberg es el mejor.
La película mantiene la esencia y el espíritu de la serie, resulta entretenida para cualquiera y resuelve puntos oscuros para los seguidores del personaje. Para mí pasados veinte años de la anterior entrega es más que suficiente.
La comparación con la última (o primera) trilogía de "Star Wars" me ha dolido. Estas últimas son mucho, mucho peores, que sus predecesoras y alguna directamente infumable (La amenaza fantasma) y estas aparte de algún personaje residual poco tienen que ver con las primeras.
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