Si hay algún autor que está hoy en día de moda y en boca de todo el mundo ese no es otro que Cormac McCarthy a raíz de la recientemente oscarizada adaptación que los hermanos Coen realizaron de su anterior novela “No es país para viejos” y el Pulitzer 2007 obtenido por la novela que hoy nos ocupa, “La Carretera”.
A grosso modo, “La Carretera” es la historia del éxodo sin esperanzas de un padre y un hijo por una Tierra arrasada víctima de algún tipo de desastre no precisado. El mundo es un erial en el que nada crece, la comida escasea y la civilización es un vago recuerdo en una tierra en la que los escasos supervivientes luchan por sobrevivir a toda costa llegando hasta el canibalismo. Padre e hijo transitan por una carretera sin fin rumbo al sur con la esperanza ciega que en la costa o en algún sitio se esconda un vestigio de humanidad.
En muchos sitios he leído que consideraban “La Carretera” como una novela de ciencia-ficción (“la mejor novela de ciencia ficción de todos los tiempos” (sic.)) y aunque no soy yo quién para negarlo, en mi opinión, esta es una novela que se escapa de cualquier concepción de género y se convierte en una gran novela sin necesidad de limitarla a un género concreto.
En “La Carretera”, McCarthy escribe una hermosa, triste y patética, en ocasiones, metáfora sobre la paternidad que sobrepasa cualquier ambientación de género (aunque sí, siendo estrictos es una novela de ficción aunque su estilo sea realista) y que cualquiera que sea padre (y aquellos que no lo sean, también) se sentirán reflejados hasta lo más hondo en el profundo amor que el padre siente hacia su hijo: el hijo se convierte en objeto y depositario de las más secretas esperanzas del padre, en sentido de la existencia cuando todas las ilusiones de la juventud desaparecen con la lucidez que suele llevar asociada la paternidad y en razón de sacrificio final cuando ya no queda más que ofrecerle que la propia vida. Todo eso queda reflejado en esta intensa parábola en forma de novela crepuscular. Un mensaje que se ve reforzado por el carácter anónimo de los protagonistas que simplemente el autor denomina “padre” e “hijo”quienes en su deambular por esa tierra de nadie y sin normas en la que el mundo se ha convertido son depositarios de la última semilla, la llama, de humanidad – y esperanza- que el mundo atesora.
Se ha comparado el estilo de McCarthy con el del gran William Faulkner y algo de ello hay porque a mí esta novela me ha recordado mucho en su estilo y mensaje brutal y sin concesiones hacia el lector a una de las grandes obras del de Mississippi, “Mientras Agonizo”. Sin embargo, McCarthy va un paso más allá en la ambientación del mundo y el carácter de sus protagonistas a través de párrafos cortos y medidos como pinceladas en la conciencia del lector que poco a poco dibujan el cuadro del horror sin esperanza en el que los personajes transitan y conviven con la crudeza de su destino. McCarthy no adjetiviza ni se pierde en descripciones ni ambientaciones estériles dejando que la historia fluya por sí misma e impregne la imaginación del lector hacia un climax final que, aunque predecible, conmoverá hasta al más duro de corazón llevado hasta la extenuación por el “tour de force” que propone McCarthy.
“La Carretera” se puede disfrutar como una aparentemente sencilla y llana novela de evasión, y agradará, pero para el lector atento McCarthy esconde en poco más de doscientas páginas una de las historias más conmovedoramente bellas y humanas que he leído en los últimos años. No se la pierdan.
A grosso modo, “La Carretera” es la historia del éxodo sin esperanzas de un padre y un hijo por una Tierra arrasada víctima de algún tipo de desastre no precisado. El mundo es un erial en el que nada crece, la comida escasea y la civilización es un vago recuerdo en una tierra en la que los escasos supervivientes luchan por sobrevivir a toda costa llegando hasta el canibalismo. Padre e hijo transitan por una carretera sin fin rumbo al sur con la esperanza ciega que en la costa o en algún sitio se esconda un vestigio de humanidad.
En muchos sitios he leído que consideraban “La Carretera” como una novela de ciencia-ficción (“la mejor novela de ciencia ficción de todos los tiempos” (sic.)) y aunque no soy yo quién para negarlo, en mi opinión, esta es una novela que se escapa de cualquier concepción de género y se convierte en una gran novela sin necesidad de limitarla a un género concreto.
En “La Carretera”, McCarthy escribe una hermosa, triste y patética, en ocasiones, metáfora sobre la paternidad que sobrepasa cualquier ambientación de género (aunque sí, siendo estrictos es una novela de ficción aunque su estilo sea realista) y que cualquiera que sea padre (y aquellos que no lo sean, también) se sentirán reflejados hasta lo más hondo en el profundo amor que el padre siente hacia su hijo: el hijo se convierte en objeto y depositario de las más secretas esperanzas del padre, en sentido de la existencia cuando todas las ilusiones de la juventud desaparecen con la lucidez que suele llevar asociada la paternidad y en razón de sacrificio final cuando ya no queda más que ofrecerle que la propia vida. Todo eso queda reflejado en esta intensa parábola en forma de novela crepuscular. Un mensaje que se ve reforzado por el carácter anónimo de los protagonistas que simplemente el autor denomina “padre” e “hijo”quienes en su deambular por esa tierra de nadie y sin normas en la que el mundo se ha convertido son depositarios de la última semilla, la llama, de humanidad – y esperanza- que el mundo atesora.
Se ha comparado el estilo de McCarthy con el del gran William Faulkner y algo de ello hay porque a mí esta novela me ha recordado mucho en su estilo y mensaje brutal y sin concesiones hacia el lector a una de las grandes obras del de Mississippi, “Mientras Agonizo”. Sin embargo, McCarthy va un paso más allá en la ambientación del mundo y el carácter de sus protagonistas a través de párrafos cortos y medidos como pinceladas en la conciencia del lector que poco a poco dibujan el cuadro del horror sin esperanza en el que los personajes transitan y conviven con la crudeza de su destino. McCarthy no adjetiviza ni se pierde en descripciones ni ambientaciones estériles dejando que la historia fluya por sí misma e impregne la imaginación del lector hacia un climax final que, aunque predecible, conmoverá hasta al más duro de corazón llevado hasta la extenuación por el “tour de force” que propone McCarthy.
“La Carretera” se puede disfrutar como una aparentemente sencilla y llana novela de evasión, y agradará, pero para el lector atento McCarthy esconde en poco más de doscientas páginas una de las historias más conmovedoramente bellas y humanas que he leído en los últimos años. No se la pierdan.
8 comentarios:
Apuntada queda!!!... y ya van ...
;-)
Besitos
P.d. Hola, qeu no he dicho ni pío al entrar!!
Si está ya en bolsillo, me la compro de inmediato... Me ha convencido, Pablo.
Esta tarde (viernes) la he acabado. Me ha parecido una novela muy interesante y me he sumergido en la atmósfera gris y asfixiante que propone el autor. Sin embargo, y también me ha pasado con No Es Pais Para Viejos, al final me he quedado algo frio. Debe ser algo en McCarthy y yo. Sin embargo es muy recomendable y muy conmovedora.
¿Por qué no es ciencia ficción? ¿Es porque es buena?
Esa forma de menospeciar el género y las joyas que puede dar (sí, 1984 es ciencia ficción, pese a quien pese) me recuerda a gente que he conocido que negaban que Futurama fuese una serie de ciencia ficción sólamente porque a ellos "no les gustaba la ciencia ficción" pero, casualmente, Futurama sí. Y por eso no podía serlo.
En fin...
Ehhh, Matias, para el carro, que no seré yo quién menosprecie ningún género y mucho menos la ciencia ficción.
Simplemente a mí esta novela aunque englobable en la CF si aplicamos su definición más extensa (que no tengo ningún problema, repito) no lo es si la aplicamos la más restrictiva (¿Dónde está la ciencia?Yo no la veo por ningún sitio en la novela).
Todas las grandes obras que nacen en un género lo trascienden. Si la historia de "La autopista" la sitúas en un desierto con los dos camino de un oasis inexistente la historia funciona igual y ya no sería "ciencia ficción".
Werewolfie, creo que todavía no está en edición de bolsillo aunque no creo que tarde mucho en salir.
Yo también acabo de terminarla y me ha encantado. Solamente un pero y es que quizá, aún a riesgo de caer en el masoquismo, esperaba un final más acorde con el desarrollo desalentador de la historia. Y es que me temo que McCarthy cae en ese optimismo que al que parecen terminar por rendirse todos los americanos. Lo veo en el cine, en las series y en la literatura. Quizás un europeo habría escrito otro final.
A mí tampoco me parece una novela de ciencia ficción (genero que me apasiona), como Pablo tampoco veo la ciencia por ningún sitio y no creo que el hecho de que la narración se sitúe en un hipotético futuro sea suficiente para englobarla dentro de ese género.
Bonono,
Bienvenido. A mí no me parece que sea un "happy end" al uso sino que se trata de un final abierto. El hijo debe empezar a cuidarse a sí mismo más allá de la sombra del padre pero nadie garantiza que la humanidad vaya a sobrevivir mucho tiempo. Sigo insistiedo que para mí es sobre todo una historia sobre el amor paternofilial y los sacrificios que conlleva valida en cualquier otro tipo de escenario.
Me ha encantado tu reseña, es muy profunda y le hace más justicia al libro que la mía ;-) Estoy muy de acuerdo en que "esta es una novela que se escapa de cualquier concepción de género". En general, me quedo sin palabras cuando intento hablar de este libro y cada reseña que escribía (hice tres) sentía que se quedaba corta.
Gracias por compartirla. Te sigo y me quedo por aquí :)
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