Siguiendo con su política de recuperar obras del sello Wildstorm, Norma ha publicado este mes en un tomo unitario los seis números de esta serie limitada, que hace unos años publicase en España Planeta en formato grapa. El interés principal que tiene esta serie es el de disfrutar con el dibujo acabado, detallista y espectacular de Carlos Pacheco ("Los 4 Fantásticos", "Superman") en uno de sus mejores trabajos junto, esta vez, un Kurt Busiek, pulcro, eficiente y correcto pero alejado de la brillantez de sus mejores trabajos en “Astro City,” o “Marvels”. En “Arrowsmith”, Pacheco y Busiek beben de las ucronias tan de moda en la ciencia ficción de los ochenta y primeros noventa, para plantear un universo paralelo en el que la magia ha sustituido a la tecnología y se encuentra inmerso en plena I Guerra Mundial. En este contexto, Busiek y Pacheco usan como hilo argumental para mostrarnos este nuevo mundo de maravillas las vivencias de Fletcher Arrowsmith, un joven ingenuo de los Estados Unidos de Columba (de los USA, vamos) que se une voluntario al Cuerpo Aéreo Transatlántico (la RAF, vamos) , para viajar a Europa y tras su período de adiestramiento, enfrentarse a la amenaza prusiana en la Galia. De este modo, a lo largo de los seis episodios que forman la serie asistimos al proceso de maduración del joven Fletcher que va aprendiendo a marchas forzadas que en la guerra hay más suciedad y miseria que brillantez y gloria.
En esta obra, Busiek realiza un trabajo en el que demuestra su oficio como guionista capaz de contar cualquier historia de una manera eficaz y entretenida, aunque, en esta ocasión, la trama carezca de la brillantez de obras más conocidas debido al uso de una historia, que, aunque ambientada en un contexto novedoso, hemos visto contada con mayor fortuna en muchas otras ocasiones y no sorprende en su desarrollo ni epata al lector con su mensaje antibelicista, quizás debido a que se queda a medio camino entre el relato épico y la denuncia antibelicista, sin definirse por ninguna. La historia de Arrowsmith encuentra su referente directo en películas correctas como “Galipoli” de Peter Weir o excelentes como “Senderos de Gloria” de Stanley Kubrick (ese mago que se dedica a preparar hechizos alejado del frente sin pensar en sus consecuencias es un claro paralelismo a los generales de Kubrick), o, más incidentalmente, en el mejor cómic sobre la I Guerra Mundial, el indispensable “La Guerra en las Trincheras” de Jacques Tardi.
Busiek consciente de la calidad del dibujante con el que colabora, deja que la historia avance a través de cuadros de texto en los que refleja las cartas que el protagonista manda a diferentes personajes para dejar patente su evolución personal y dejando, por otro lado, completa libertad para que Pacheco desarrolle el universo, quedando la trama un tanto ensombrecida ante la espectacularidad del trabajo del gaditano.
Es en el apartado gráfico, precisamente, donde la obra resulta más interesante, realizando Carlos Pacheco uno de sus mejores trabajos hasta la fecha. Libre de los estereotipos superheroicos a los que se ha dedicado habitualmente, Pacheco da rienda suelta a su imaginación para construir y recrear todo un universo creíble, usando referencias tan dispares como los dioses nórdicos del panteón escandinavo, actores clásicos del cine de aventuras como Errol Flint y recrear toda la imagenería clásica habitual de dragones, trolls, duendes y demás, que Pacheco hace evolucionar de una manera coherente desde una mítica Edad Media hacia una ambientación de los primeros años del siglo XX. Pacheco realiza una labor estupenda de caracterización y reinvención de países y ciudades dotando de coherencia interna toda la historia y dejando la puerta abierta a que si las ventas hubieran acompañado un poco más continuara la serie. Se nota que el autor ha disfrutado dibujando esta serie aunque haya escenas de acción que queden un poco deslavazadas dentro de la narración y les falte un punto de intensidad dramática.
En definitiva, un cómic entretenido pero que no sorprenderá a nadie pero que los fanáticos de Carlos Pacheco no deben dejar pasar.
En esta obra, Busiek realiza un trabajo en el que demuestra su oficio como guionista capaz de contar cualquier historia de una manera eficaz y entretenida, aunque, en esta ocasión, la trama carezca de la brillantez de obras más conocidas debido al uso de una historia, que, aunque ambientada en un contexto novedoso, hemos visto contada con mayor fortuna en muchas otras ocasiones y no sorprende en su desarrollo ni epata al lector con su mensaje antibelicista, quizás debido a que se queda a medio camino entre el relato épico y la denuncia antibelicista, sin definirse por ninguna. La historia de Arrowsmith encuentra su referente directo en películas correctas como “Galipoli” de Peter Weir o excelentes como “Senderos de Gloria” de Stanley Kubrick (ese mago que se dedica a preparar hechizos alejado del frente sin pensar en sus consecuencias es un claro paralelismo a los generales de Kubrick), o, más incidentalmente, en el mejor cómic sobre la I Guerra Mundial, el indispensable “La Guerra en las Trincheras” de Jacques Tardi.
Busiek consciente de la calidad del dibujante con el que colabora, deja que la historia avance a través de cuadros de texto en los que refleja las cartas que el protagonista manda a diferentes personajes para dejar patente su evolución personal y dejando, por otro lado, completa libertad para que Pacheco desarrolle el universo, quedando la trama un tanto ensombrecida ante la espectacularidad del trabajo del gaditano.
Es en el apartado gráfico, precisamente, donde la obra resulta más interesante, realizando Carlos Pacheco uno de sus mejores trabajos hasta la fecha. Libre de los estereotipos superheroicos a los que se ha dedicado habitualmente, Pacheco da rienda suelta a su imaginación para construir y recrear todo un universo creíble, usando referencias tan dispares como los dioses nórdicos del panteón escandinavo, actores clásicos del cine de aventuras como Errol Flint y recrear toda la imagenería clásica habitual de dragones, trolls, duendes y demás, que Pacheco hace evolucionar de una manera coherente desde una mítica Edad Media hacia una ambientación de los primeros años del siglo XX. Pacheco realiza una labor estupenda de caracterización y reinvención de países y ciudades dotando de coherencia interna toda la historia y dejando la puerta abierta a que si las ventas hubieran acompañado un poco más continuara la serie. Se nota que el autor ha disfrutado dibujando esta serie aunque haya escenas de acción que queden un poco deslavazadas dentro de la narración y les falte un punto de intensidad dramática.
En definitiva, un cómic entretenido pero que no sorprenderá a nadie pero que los fanáticos de Carlos Pacheco no deben dejar pasar.
2 comentarios:
Una pregunta ¿es una reedición de la grapa?
Sí, eso mismo.
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