La última novela que he leído de José Carlos Somoza confirma buena parte de las conclusiones a las que había llegado tras la lectura de “Zigzag” que ya comentamos por aquí. Somoza es un autor con unos planteamientos interesantes y poco habituales en el panorama literario español, un escritor de “best-sellers” puro y duro más interesado en hacer obras entretenidas que en la depuración de su estilo que, curiosamente, logra tanto el beneplácito de los lectores como de la crítica que le ha otorgado gran cantidad de premios.
“Dafne Desvanecida”, la cuarta novela de la carrera de Somoza y finalista del Premio Nadal 2000, parte de un planteamiento sencillo – Juan Cabo, un escritor amnésico a causa de un accidente de tráfico se dedica a buscar a una mujer con la que coincidió momentos antes de su accidente y de la que cree estar enamorado- que sirve al autor para reflexionar acerca de la Literatura, el límite entre ficción y realidad o las relaciónes que el Autor establece con la Obra y sus personajes, mediante los encuentros que el protagonista va teniendo con variopintos y fantásticos personajes a lo largo de su investigación y que llegan al clímax en un sorprendente y confuso final.
Somoza en su página web comenta que la música le suele servir de inspiración para sus obras y que, en el caso de “Dafne desvanecida” le inspiró la banda sonora que Morricone compuso para “Lolita” de Adrian Lyne. Yo no soy quién para contradecirle pero me da la impresión que Somoza se inspiró también en algunas películas de éxito. Así, es difícil no pensar en películas como “Eyes wide shut” de Stanley Kubrick o “The Game”de David Fincher, dos películas con las que pueden encontrarse más de una semejanza. Partiendo de un desarrollo muy simple tanto en su narración como en su estructura, los objetivos de Somoza en “Dafne Desvanecida” resultan excesivamente ambiciosos lo que provoca que la novela resulte hasta cierto punto fallida y desconcierte al lector que puede sentirse fruto de una enorme broma por parte del autor que de una trama clásica de detectives evoluciona a un confuso "ensayo" sobre la ficción y la realidad. Sin embargo, hasta llegar a ese extraño final la novela avanza entreteniendo con algunos momentos y personajes tan brillantes como inverosímiles que mantendrán al lector absorto en su lectura. Lo mejor que pueden hacer es aceptar la broma de Somoza y guiñarle un ojo ante su compromiso por la ficción y la literatura (bien) entendida como evasión.
Échenle un ojo si la ven por ahí.
“Dafne Desvanecida”, la cuarta novela de la carrera de Somoza y finalista del Premio Nadal 2000, parte de un planteamiento sencillo – Juan Cabo, un escritor amnésico a causa de un accidente de tráfico se dedica a buscar a una mujer con la que coincidió momentos antes de su accidente y de la que cree estar enamorado- que sirve al autor para reflexionar acerca de la Literatura, el límite entre ficción y realidad o las relaciónes que el Autor establece con la Obra y sus personajes, mediante los encuentros que el protagonista va teniendo con variopintos y fantásticos personajes a lo largo de su investigación y que llegan al clímax en un sorprendente y confuso final.
Somoza en su página web comenta que la música le suele servir de inspiración para sus obras y que, en el caso de “Dafne desvanecida” le inspiró la banda sonora que Morricone compuso para “Lolita” de Adrian Lyne. Yo no soy quién para contradecirle pero me da la impresión que Somoza se inspiró también en algunas películas de éxito. Así, es difícil no pensar en películas como “Eyes wide shut” de Stanley Kubrick o “The Game”de David Fincher, dos películas con las que pueden encontrarse más de una semejanza. Partiendo de un desarrollo muy simple tanto en su narración como en su estructura, los objetivos de Somoza en “Dafne Desvanecida” resultan excesivamente ambiciosos lo que provoca que la novela resulte hasta cierto punto fallida y desconcierte al lector que puede sentirse fruto de una enorme broma por parte del autor que de una trama clásica de detectives evoluciona a un confuso "ensayo" sobre la ficción y la realidad. Sin embargo, hasta llegar a ese extraño final la novela avanza entreteniendo con algunos momentos y personajes tan brillantes como inverosímiles que mantendrán al lector absorto en su lectura. Lo mejor que pueden hacer es aceptar la broma de Somoza y guiñarle un ojo ante su compromiso por la ficción y la literatura (bien) entendida como evasión.
Échenle un ojo si la ven por ahí.
Página oficial de Somoza y reflexiones del autor sobre la obra aquí.
2 comentarios:
Tengo una sensación similar. También el argumento me recuerda a una película en la que pagan a un científico o ingeniero para borrar su memoria y que no sepa en qué ha estado trabajando.
El final me resulta confuso, "riza demasiado el rizo" y aunque la trama está bien urdida, adiviné el juego desde el principio, más que nada porque suelo practicar ese tipo de estrategias a la hora de escribir. Son divertidas para el que escribe, pero suelen defraudar a algunos lectores.
Por lo demás, me rindo ante el talento narrativo de Somoza, algunas frases son muy buenas, sabe como mantener el interés del lector y ha logrado que me interese por los clásicos.
Una novela poco aburrida
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