En el año 2003, Planeta publicó “El Anillo del Nibelungo”, la adaptación al cómic que Craig Russell realizó para Dark Horse del ciclo de cuatro óperas que Richard Wagner compuso en el siglo XIX. Descubrir a estas alturas a alguien la influencia de la obra de Wagner, ya no sólo a la ópera sino al mundo de la cultura contemporánea – incluso su influencia histórica, filosófica o política- resulta casi una perogrullada. Una influencia que va desde el cine (a bote pronto se me ocurre la famosa carga de las Valkirias en “Apocalipsys Now” de Coppola, en el cine, o “El Señor de los Anillos” de Tolkien, en la literatura). Por eso no dejaba de ser un desafío esta adaptación al cómic, un medio en el que se unen imagen y palabra, del ciclo de óperas más complejo jamás escrito, que no deja de ser una representación teatral cantada. Philip Craig Russell, que es un artista “sui generis” dentro del mundillo del cómic norteamericano y escapa de etiquetas convencionales, parecía el único capaz de llevar a cabo la hazaña de intentar adaptar los tempos musicales al ritmo que la narrativa del cómic precisa siendo al mismo tiempo innovador y ágil como precisa un buen cómic y, al mismo tiempo, ser fiel a la tradición operística.
Yo, como lector, no puedo enjuiciar si lo consigue o no ya que mis conocimientos operísticos son más bien escasos. Pero sí que puedo valorar “El anillo del Nibelungo” como cómic y en ese sentido hay que decir que se trata de un buen cómic, por no decir un gran cómic. Russell siguiendo la esencia del libreto de las óperas de Wagner, dramas épicos que incorporan la rica tradición mitológica indoeuropea aderezadas con los usos jurídicos de los pueblos germanos y tensas relaciones entre hombres y dioses en los que todos se traicionan entre sí y muere hasta el apuntador, desarrolla un cómic ajeno a cualquier categoría, dotado de un pulso narrativo propio y diferente a cualquier otro que podamos leer. Russel a lo largo del desarrollo del ciclo wagneriano se va sintiendo más seguro en su narración encontrando, según avanza la historia, soluciones más sorprendentes y espectaculares. Dotado de una maestría inherente para el dibujo y teniendo sus principales referentes fuera del ámbito del Cómic tanto en la pintura prerrafaelista, (sus dibujos me recuerdan mucho al otro gran prerrafaelista del cómic norteamericano Barry Smith y su Conan) como en otros ámbitos como la literatura o la ópera, Russell muestra un repertorio enorme de recursos para alternar grandes viñetas cargadas de épica, espectacularidad o expresividad, entrelazadas con viñetas más pequeñas que le permiten avanzar en la narración. El diseño de cada página es precioso y hará disfrutar al lector de cómic más allá de su conocimiento de la obra original que disfrutará perdiéndose durante unas horas entre las viñetas y soluciones que aporta Russell, despertándole la curiosidad por ver representadas estas óperas.
Ya saben, si les pilla mal ir hasta Bayreuth para ver el ciclo wagneriano háganse con la obra de Russell. Seguro que lo disfrutan más.
"El Anillo del Nibelungo" consta de los siguientes volúmenes:
- El oro del Rin
- La valkiria
- Sigfrido
- El crepúsculo de los dioses
Yo, como lector, no puedo enjuiciar si lo consigue o no ya que mis conocimientos operísticos son más bien escasos. Pero sí que puedo valorar “El anillo del Nibelungo” como cómic y en ese sentido hay que decir que se trata de un buen cómic, por no decir un gran cómic. Russell siguiendo la esencia del libreto de las óperas de Wagner, dramas épicos que incorporan la rica tradición mitológica indoeuropea aderezadas con los usos jurídicos de los pueblos germanos y tensas relaciones entre hombres y dioses en los que todos se traicionan entre sí y muere hasta el apuntador, desarrolla un cómic ajeno a cualquier categoría, dotado de un pulso narrativo propio y diferente a cualquier otro que podamos leer. Russel a lo largo del desarrollo del ciclo wagneriano se va sintiendo más seguro en su narración encontrando, según avanza la historia, soluciones más sorprendentes y espectaculares. Dotado de una maestría inherente para el dibujo y teniendo sus principales referentes fuera del ámbito del Cómic tanto en la pintura prerrafaelista, (sus dibujos me recuerdan mucho al otro gran prerrafaelista del cómic norteamericano Barry Smith y su Conan) como en otros ámbitos como la literatura o la ópera, Russell muestra un repertorio enorme de recursos para alternar grandes viñetas cargadas de épica, espectacularidad o expresividad, entrelazadas con viñetas más pequeñas que le permiten avanzar en la narración. El diseño de cada página es precioso y hará disfrutar al lector de cómic más allá de su conocimiento de la obra original que disfrutará perdiéndose durante unas horas entre las viñetas y soluciones que aporta Russell, despertándole la curiosidad por ver representadas estas óperas.
Ya saben, si les pilla mal ir hasta Bayreuth para ver el ciclo wagneriano háganse con la obra de Russell. Seguro que lo disfrutan más.
"El Anillo del Nibelungo" consta de los siguientes volúmenes:
- El oro del Rin
- La valkiria
- Sigfrido
- El crepúsculo de los dioses
2 comentarios:
Como tengo una memoria nefasta, creo recordar que este autor ha llevado al cómic otras óperas.
Yo leí éstas hace tiempo y guardo muy buen recuerdo, por lo que me sumo a tu recomendación.
Besitos
Sí, también adaptó "La flauta mágica" y "Los payasos" previamente a "El anillo del nibelungo.
Besitos
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