Acabo de terminar el primer recopilatorio de Norma Editorial sobre “Planetary”, la obra de Warren Ellis y John Cassaday que engloba los doce primeros números de la colección y, a falta de la publicación del resto de la serie, me parece que estamos ante uno de los mejores cómics “mainstream” de lo que llevamos de milenio y sin duda el mejor de Warren Ellis (“Transmetropolitan” “The Authority”), un guionista de gran talento pero que, en ocasiones, sus historias resultan confusas y deshilvanadas.
“Planetary”, es el nombre de una misteriosa organización autodefinida como los "arqueólogos de lo imposible" dedicada a desentrañar todos los misterios, las relaciones ocultas, las organizaciones y conspiraciones secretas que han conformado el mundo tal y como es. La organización liderada por un misterioso Cuarto Hombre cuenta con recursos ilimitados para su labor y está encabezada por un grupo de campo compuestos por tres metahumanos: Jakita Wagner, dotada de fuerza y agilidad extraordinarias y virtualmente invulnerable, “The Drummer”, que puede comunicarse con cualquier tipo de máquina y aparato electrónico, y Elijah Snow, un tipo nacido el uno de Enero de 1900 capaz de congelar todo aquello que le rodea. De la mano de Snow, recién incorporado al grupo, a lo largo de los doce episodios, nos hacemos una idea de las misiones a las que se enfrenta Planetary, misiones que les llevan desde una isla en Japón habitada por monstruos radioactivos hasta China para enfrentarse al fantasma de un policía pasando por una cueva refugio de los héroes más pulp o las ruinas de una ciudad que no figura en los mapas donde se realizaron terribles experimentos genéticos A través de su deambular por el mundo, Snow descubrirá la existencia de los Cuatro, una organización incluso más misteriosa que Planetary encargada de hacer del mundo un lugar mediocre y, para su sorpresa, comprenderá que nada es lo que parece, ni siquiera él mismo.
“Planetary” es una colección en la que se ofrece un recorrido por la mitología de lo que venimos a llamar friquismo realizando al mismo tiempo homenaje y apología del mismo en una historia trepidante, que mantiene enganchado al lector desde la primera a la última página. Sin hacer mención directa a los personajes que homenajea, pero apareciendo perfectamente caracterizados, para el disfrute del lector avezado, por sus páginas desfilan desde la Sombra o Doc Savage hasta James Bond, sin olvidarnos de superhéroes como Superman, Wonder Woman, Linterna Verde ó los 4 Fantásticos, ni de mitos del cine como las películas chinas de fantasmas, las japonesas de monstruos radioactivos o las de serie B norteamericanas. Todos estos elementos Ellis los dosifica como un buen alquimista para crear una mixtura original sobre guerras secretas y misterios ocultos, física cuántica y guerra fría, en una historia original que hundiendo sus raíces en los orígenes en la cultura de masas o popular moderniza el cómic superheroico y demuestra que todo está por hacer si se le dan oportunidades a gente con ganas de contar cosas y talento suficiente para hacerlo bien.
Precisamente, el hecho de ir dirigida quizás a un público “entendido” sea el único pero – por poner alguno – que se pueda poner a la serie.
John Cassaday (“The astonishing X-Men”) un dibujante hiperrealista en la línea de Bryan Hitch (“The Authority” “The Ultimates”), realiza un trabajo soberbio con una narración fluida y detallada caracterizando perfectamente las múltiples referencias que Ellis utiliza y haciéndola perfectamente reconocibles para el lector sin que ello afecte a la narración complementándose perfectamente con la labor del guionista.
Esperemos que Norma Editorial se dé prisa en publicar el resto de la colección inédita en castellano ya que en Estados Unidos ha salido este mismo año el último número, el 27 y que podamos disfrutar en una edición digna de este gran cómic (Planeta al perder los derechos interrumpió la publicación en grapa en el número ocho del segundo volumen correspondiente al 20 USA).
“Planetary”, es el nombre de una misteriosa organización autodefinida como los "arqueólogos de lo imposible" dedicada a desentrañar todos los misterios, las relaciones ocultas, las organizaciones y conspiraciones secretas que han conformado el mundo tal y como es. La organización liderada por un misterioso Cuarto Hombre cuenta con recursos ilimitados para su labor y está encabezada por un grupo de campo compuestos por tres metahumanos: Jakita Wagner, dotada de fuerza y agilidad extraordinarias y virtualmente invulnerable, “The Drummer”, que puede comunicarse con cualquier tipo de máquina y aparato electrónico, y Elijah Snow, un tipo nacido el uno de Enero de 1900 capaz de congelar todo aquello que le rodea. De la mano de Snow, recién incorporado al grupo, a lo largo de los doce episodios, nos hacemos una idea de las misiones a las que se enfrenta Planetary, misiones que les llevan desde una isla en Japón habitada por monstruos radioactivos hasta China para enfrentarse al fantasma de un policía pasando por una cueva refugio de los héroes más pulp o las ruinas de una ciudad que no figura en los mapas donde se realizaron terribles experimentos genéticos A través de su deambular por el mundo, Snow descubrirá la existencia de los Cuatro, una organización incluso más misteriosa que Planetary encargada de hacer del mundo un lugar mediocre y, para su sorpresa, comprenderá que nada es lo que parece, ni siquiera él mismo.
“Planetary” es una colección en la que se ofrece un recorrido por la mitología de lo que venimos a llamar friquismo realizando al mismo tiempo homenaje y apología del mismo en una historia trepidante, que mantiene enganchado al lector desde la primera a la última página. Sin hacer mención directa a los personajes que homenajea, pero apareciendo perfectamente caracterizados, para el disfrute del lector avezado, por sus páginas desfilan desde la Sombra o Doc Savage hasta James Bond, sin olvidarnos de superhéroes como Superman, Wonder Woman, Linterna Verde ó los 4 Fantásticos, ni de mitos del cine como las películas chinas de fantasmas, las japonesas de monstruos radioactivos o las de serie B norteamericanas. Todos estos elementos Ellis los dosifica como un buen alquimista para crear una mixtura original sobre guerras secretas y misterios ocultos, física cuántica y guerra fría, en una historia original que hundiendo sus raíces en los orígenes en la cultura de masas o popular moderniza el cómic superheroico y demuestra que todo está por hacer si se le dan oportunidades a gente con ganas de contar cosas y talento suficiente para hacerlo bien.
Precisamente, el hecho de ir dirigida quizás a un público “entendido” sea el único pero – por poner alguno – que se pueda poner a la serie.
John Cassaday (“The astonishing X-Men”) un dibujante hiperrealista en la línea de Bryan Hitch (“The Authority” “The Ultimates”), realiza un trabajo soberbio con una narración fluida y detallada caracterizando perfectamente las múltiples referencias que Ellis utiliza y haciéndola perfectamente reconocibles para el lector sin que ello afecte a la narración complementándose perfectamente con la labor del guionista.
Esperemos que Norma Editorial se dé prisa en publicar el resto de la colección inédita en castellano ya que en Estados Unidos ha salido este mismo año el último número, el 27 y que podamos disfrutar en una edición digna de este gran cómic (Planeta al perder los derechos interrumpió la publicación en grapa en el número ocho del segundo volumen correspondiente al 20 USA).
2 comentarios:
Si señor, una gran serie. Para mí de lo mejor que se ha publicado últimamente.
El número 8, el de las pelis de serie B americanas, Marilyn y el MacCarthismo consigue que aflore la lagrimita aunque te lo releas veinte veces.
La edición es impecable aunque tiene algunos errores de traducción como el del final episodio 3 donde Ellis juega con Just us (solo nosotros) y justice (justicia) que en inglés suenan casi igual y que le dan sentido al diálogo entre el fantasma, the Drummer y Snow.
En fin, una gran serie.
No sabía lo de la mala traducción. Una buena excusa para una segunda lectura. Gracias por la información Tristán y bienvenido.
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