Hojeado apresuradamente puede pensarse que “Ciudad 14” es un “funny animals” al uso - como “Usagi Yogimbo”, “Blacksad” o “Maus”, por poner tres ejemplos de los más conocidos-, una historia en la que todos sus personajes son animales personalizados o personas animalizadas (esto nunca lo he tenido muy claro). Sin embargo, una lectura más atenta, les demostrará que “Ciudad 14”, a diferencia de los ejemplos, rompe a las primeras de cambio sin ningún tipo de complejos la única regla no escrita de los animals haciendo que convivan en aparente armonía personajes con fisonomía humana con otros que sí son animales, al tiempo que los autores incorporan en una historia que crece aparentemente sin control elementos de todos los géneros que puedan imaginar –desde el thriller periodístico al superheroico pasando por la ciencia ficción o el histórico-aprovechando sus autores a la perfección su carácter de serie abierta y tomando como puntos de referencia elementos tan dispares como el atentado que desencadenó la I Guerra Mundial, los flujos migratorios que llegaban desde Europa a Estados Unidos a través de la isla de Ellis, o cinematográficos, como “Alien Nation”, quedándome, sin embargo, la duda sobre si estamos ante una constante huida hacia delante un tanto alocada y delirante en la que los autores van improvisando sobre la marcha o si existe un esquema planificado de antemano por parte del guionista Pierre Gabus y el dibujante Romuald Reutimann.. Es precisamente esa naturalidad con la que los autores mezclan elementos inconexos, con la única limitación de su imaginación, la que le da frescura a la obra, merced sobre todo a una narración gráfica en blanco y negro, ligera y sin pretensiones pero cuidada y detallista con la que el dibujante Remuald Reutimann consigue que la historia fluya a buen ritmo al tiempo que caracteriza los diferentes ambientes por los que los personajes se mueven, algo fundamental ya que la Ciudad 14 es un elemento indispensable más de la historia, manteniendo enganchado al lector a la espera del nuevo truco con que el equipo creativo renovará su interés.
La edición de Planeta es más que correcta, con una traducción más cuidada que lo que viene siendo habitual últimamente en los cómics europeos, aunque no se hayan reproducido las portadas originales a color, ofertándose, en conjunto, una obra entretenida y de calidad a buen precio.
Blog oficial de la obra en francés, aquí.