Llegamos al repaso de la
cuarta entrega de la colección en la que, bajo el título de “Superman: El
hombre de Acero”, ECC Ediciones está recopilando de manera unitaria la
influyente etapa de John Byrne en las distintas cabeceras de Superman,
recogiéndose en este volumen los “Superman” 9 y 11, “Legión de Superhéroes” 38
y “Action Comics”591 a 593.
Tras el enfrentamiento junto
a la Legión de Superhéroes con el Amo del Tiempo y el sacrificio de Superboy,
Superman ha de hacer frente a nuevas amenazas a Metropolis tan sui generis como el Joker, Sleez, el
desterrado esbirro de Darkseid, o el
todopoderoso duende de la Quinta Dimensión Mxyzptlk y tan cerebralmente
siniestras como Lex Luthor.
A estas alturas, Byrne ya
había sentado cátedra en “Superman” y contaba con la suficiente libertad para
atreverse con todo aplicando una fórmula creativa que recibía las alabanzas de
la crítica y los aficionados. Tras el cruce con el Amo del Tiempo y la Legión
con el que “arreglaba” la paradoja surgida tras los hechos de “Crisis en
Tierras Infinitas” que permitiera explicar la existencia de la Legión y sus
aventuras con un Superboy que en teoría nunca existió, Byrne potencia “Action
Comics” – el “Team-Up” de Superman, para que nos entendamos – de la manera más
inteligente posible, asociando a Superman con los Nuevos Dioses en una
divertida historia en la que tira de ironía para convertir a Superman y a Big
Barda en actores porno. Lástima que todavía la mentalidad de los años ochenta
no hubiera permitido llevar la historia mucho más allá porque realmente el
planteamiento prometía…
Por otro lado, Byrne muestra
su preocupación por expandir el universo de Superman tomando prestado al gran
enemigo de Batman, el Joker, en una sencilla historia en la que apela a la
inteligencia del héroe antes que a sus poderes para desarticular la amenaza de
un Joker al que presenta más cercano a sus versiones precrisis y que brilla
especialmente por su exagerada caracterización gráfica potenciada por el
entintado de Karl Kessell. En esta misma entrega se incluye el célebre
“Metrópolis: 900 millas” – convertido a kms en la edición de ECC- en la que Byrne mostró su brillantez a la
hora de perfilar la caracterización psicológica de Luthor en una historia que
se adelantaría varios años a la célebre “Una proposición indecente”, de Adrien
Lyne.
Las dos historias siguientes
se puede considerar con un desarrollo más “clásico” y presentan a Superman
enfrentado a dos villanos propios como Luthor y Mxyzptlk en las que queda en
evidencia su imposibilidad de lograr una victoria definitiva frente a ellos
posponiendo la situación a un nuevo enfrentamiento futuro. Y es que Byrne, si
algo se preocupó en remarcar en su visión del personaje, es su vulnerabilidad
alejándose de las visiones invencibles y semidivinas propias de etapas
anteriores con lo que las posibilidades argumentales se multiplicaban otorgando
mayor interés a la serie.
A estas alturas, Byrne se
encontraba a gusto en la serie y nos ofrecía número a número grandes dosis de
entretenimiento y habiendo logrado el objetivo para el que había sido
contratado modernizar al personaje manteniendo intacta su esencia.