Parece que hoy en día es necesario vender toda producción cultural, en general, y el Cómic, en particular, con una patina de novedad y modernez para aprovechar el consabido
relevo generacional en la mayor parte del público lector, pero no hace falta
más que leer cómics de anteayer para que resulte evidente que la originalidad
es bastante relativa y lo que hoy se hace no está tan alejado ni resulta tan
rupturista a lo que se hizo pocas décadas antes, en obras semiolvidadas que sin duda
se adelantaron a su tiempo. Esa sensación he tenido releyendo “S.O.U.L.”,
dibujado por Fernando de Felipe y guionizado por Jaime Vane, que se publicara
serializado inicialmente en la revista “Zona 84” a principios de los noventa y posteriormente
recopilado en álbum por la Editorial Toutáin.
En un futuro no muy lejano,
la vida ha llevado por diversos caminos a
Betty y Vyvian , dos amigos de la infancia que soñaron juntos alcanzar
la fama. Mientras la blanca Betty ha
alcanzado sus objetivos y se ha convertido en una cantante de éxito, Vyvian vio
su truncada su carrera literaria y no pasó de proyecto de escritor. El
melancólico Vyvian acaba encontrando trabajo junto a otros marginados en la
misteriosa organización S.O.U.L. (Search Organization
of Unknown Limits) que en New Reading, un pueblecito perdido de los EEUU, se
dedica a experimentar con fracasados de color. Sin embargo, cuando estos se
liberan el caos se desata.
Vane y De Felipe
construyen una distopia futurista en la que se busca la armonización de la
forma y el contenido en una historia difícil que exige de la necesaria implicación del
lector para intentar ordenar los diversos retazos de información que los
autores van presentando en una historia que carece de
orden temporal definido y puede dar lugar a más de una interpretación. La historia denuncia el racismo
en unos Estados Unidos en la que una misteriosa organización experimenta con
los ciudadanos negros inadaptados y desfavorecidos para lo que coquetea con
diversos géneros desde la Ciencia Ficción al Thriller pero sin ubicarse de manera
clara en ninguno de estos. Más allá de la claridad expositiva el guión de la
historia busca epatar al lector trasladándole la sensación de desarraigo y
soledad de sus protagonistas, carne de cañón alienada en lo más profundo de la Norteamerica WASP.
El l interés
principal de la historia es disfrutar de su apartado grafico en el que De
Felipe vuelve a dejar patente su facilidad para el dibujo y la narración
gráfica con un dibujo en el que se perciben diversas influencias, desde Miller
a Liberatore, y que si por algo destaca es por usar diversas técnicas incorporando, por ejemplo, a
la narración imágenes sacadas de programas de televisión o un expresivo y
violento tratamiento del color que es usado no solo para potenciar la crudeza
de sus viñetas sino además para distinguir entre unas secuencias y otras.
Antes que en
Literatura, la gente flipara con “Nocilla Dream” de Fernández Mallo desde el Cómic,
en el experimental e injustamente desapercibido “S.O.U.L”, De Felipe y Vane realizaban propuestas parecidas adelantándose a
su tiempo y siendo quizás por ello injustamente olvidados. Que sirva esta reseña
para reivindicar esta obra y a sus autores.