Disney a través de Marvel
Studios encontró a partir de “Iron Man”
una fórmula que le ha garantizado el éxito y los beneficios adaptando el riquísimo panteón
superheroico de Marvel Comics, desarrollado durante décadas de prueba y error en los tebeos, para un
gran público que pueda disfrutar del mismo sin que necesariamente esté
especialmente familiarizado con los personajes y evitando en lo posible
realizar graves barrabasadas que despierten las susceptibilidades de los pocos
pero inquietos seguidores de los cómics. La fórmula hasta el momento ha
funcionado a la perfección alcanzando su cima en “Los Vengadores” y volviéndose
posteriormente en las continuaciones de “Iron Man”, “Thor”
o “Capitán América” más previsible y roma. De este modo,
“Capitán América: El Soldado de Invierno” no deja de ser una pieza más en ese
mecanismo bien engrasado para agradar a un público mayoritario que ya sabe lo que puede esperar y que en líneas generales no sale defraudado, aunque a mí en
esta ocasión y como quisquilloso seguidor del personaje no me ha
acabado de convencer.
El Capitán América es un
náufrago de otra época en un tiempo que no es el suyo, e intenta adaptarse a la
situación a través de su labor para SHIELD aunque no comparta sus métodos.
Cuando Furia antes de sufrir un atentado, le comunica que Hidra se ha extendido
por SHIELD y lo controla, el Capi, la Viuda Negra y un nuevo aliado, el Halcón, tendrán que descubrir quién
es la mente maestra de Hydra y desarticular los planes de la organización
terrorista al tiempo que luchan por sus vidas contra los secuaces de Hydra, los
engañados agentes de SHIELD y el Soldado de Invierno, un misterioso asesino de
la antigua Unión Soviética cuyo pasado y el del Capitán América parecen estar
dramáticamente unidos.
Si uno ha leído tebeos del
capi durante toda su vida y está acostumbrado al Batroc simpático del bigotito, al
Halcón del uniforme rojo y blanco acompañado por Ala Roja hasta para ir al
cuarto de baño o al glamour sofisticado de Natasha Romanoff esta peli en la que
figuran nuevas versiones de todos esos personajes, quizás más realistas en su
tratamiento pero también más planas y menos divertidas, no puede gustarle del todo. Es cierto
que el truco consiste en intentar hacer concesiones y asumir que se trata de
otra revisión de los iconos originalesy no ser demasiado exigente, pero aun así a mí estos personajes en la
imagen real no me acaban de convencer e involucrar en sus aventuras tanto como lo hacían los personajes de los tebeos.
Dicho esto y analizando la
peli como tal, se trata de un entretenido brockbuster de acción trepidante en
la que se pretende no dar respiro al espectador para mantenerle pegado a la
butaca y que no le dé demasiadas vueltas a las bizarradas descomunales que se
plantean y las lagunas de un guión más pensado con vistas a resolver
situaciones en la tercera parte que en dejar cerradas todas las tramas en esta
entrega (como es habitual por otro lado en este tipo de películas). Si se es consciente de todo esto y se aceptan las reglas del juego, la peli cumple a pesar de lo sobreactuado de las interpretaciones de un reparto
de campanillas en el que destaca el nombre de Robert Redford, que ha sido la penúltima star seducida por las
suculentas cifras que se mueven en estas pelis.
Y así la nave va, que decía el otro, y aunque nos hayan
cambiado a nuestro Capitán América para alborozo de las felices nuevas generaciones,
los más veteranos seguiremos asistiendo a la recreación a imagen real de unos superhéroes
que salvo contadas excepciones no acaban de captar la personalidad y la esencia
de los superhéroes que amamos tal y como los imaginamos. Y es que eso es lo que suele pasar con los replicantes…