Norma Editorial ha publicado este verano la última entrega hasta el momento de “Blueberry”, un clásico del cómic mundial que cuenta a los lápices con uno de los autores más influyentes -sino el que más- de los últimos cuarenta años, Jean Giraud/Moebius. Y el álbum, que se títula “Apaches”, viene precedido por cierta polémica ya que los autores aprovecharon páginas aparecidas en otros álbumes precedentes (“Mister Blueberry”, “Sombras sobre Tombstone”, “Gerónimo el Apache”, “OK Corral” y “Dust”) para contar el primer encuentro de juventud entre Gerónimo y un Blueberry que, amargado, tras sus experiencias en la Guerra Civil Americana, se incorpora a su primer destino en el Lejano Oeste en Fort Mescalero, narrando unos hechos inmediatamente anteriores a la primera aventura de la serie, “Fort Navajo” (con lo que Giraud aprovecha magistralmente un supuesto refrito para aportar luz a un capítulo oscuro de la biografía de Blueberry y de paso cerrar el círculo abierto en 1963).
En su viaje hacia Fort Mescalero, Blueberry y sus compañeros son emboscados por los apaches. Cuando la cosa está realmente fea, milagrosamente, son rescatados por los soldados de Fort Mescalero que no muestran ninguna humanidad hacia los prisioneros indios entre los que se encuentra el joven Gerónimo. En la guarnición, Blueberry descubrirá cuáles fueron los auténticos motivos que llevaron a los indios a atacarles y deberá tomar una decisión en la que tendrá que elegir entre su humanidad y su deber. No les cuento más.
Más allá del discutible hecho que nos encontremos ante un álbum hecho a base de trozos de otros, hay que reconocer que Giraud hilvana una entretenida historia en la que queda bien disimulada la dispersión de orígenes. No voy a descubrir ahora a nadie a Giraud quien deja constancia de toda su sabiduría acumulada cuidando hasta el último detalle la ambientación de la historia y recreando perfectamente los distintos ambientes (en apenas 64 páginas, llueve, nieva y sale un sol achicharrante, sin apenas transición) en los que se desarrolla la historia. Les invito a que finalizada la lectura de “Apaches” ojeen los primeros álbumes de la colección y comprueben la enorme evolución que ha sufrido el autor desde esas primeras páginas en la que era notoria la influencia de Jijé hasta el dominio de todos los aspectos del dibujo mostrados en esta última entrega de la serie, destacando la amplitud y profundidad de campo que logra en todas sus localizaciones o el cuidado tratamiento de la luz que están al alcance de muy pocos.
Probablemente, lo mejor de esta entrega, es que al ser una aventura autoconclusiva no decepcionará a los seguidores fieles de la serie y sirve, además, de estupendo punto de partida para aquellos jóvenes –o no tan jóvenes- que quieran adentrarse en la biografía de Mike Donovan Blueberry, uno de los más atractivoss personajes del cómic mundial o, simplemente, aprovechar para leer una entretenida aventura del Oeste. En cuanto a la edición, bastante correcta, incluye un prólogo de Max Armanet.
En su viaje hacia Fort Mescalero, Blueberry y sus compañeros son emboscados por los apaches. Cuando la cosa está realmente fea, milagrosamente, son rescatados por los soldados de Fort Mescalero que no muestran ninguna humanidad hacia los prisioneros indios entre los que se encuentra el joven Gerónimo. En la guarnición, Blueberry descubrirá cuáles fueron los auténticos motivos que llevaron a los indios a atacarles y deberá tomar una decisión en la que tendrá que elegir entre su humanidad y su deber. No les cuento más.
Más allá del discutible hecho que nos encontremos ante un álbum hecho a base de trozos de otros, hay que reconocer que Giraud hilvana una entretenida historia en la que queda bien disimulada la dispersión de orígenes. No voy a descubrir ahora a nadie a Giraud quien deja constancia de toda su sabiduría acumulada cuidando hasta el último detalle la ambientación de la historia y recreando perfectamente los distintos ambientes (en apenas 64 páginas, llueve, nieva y sale un sol achicharrante, sin apenas transición) en los que se desarrolla la historia. Les invito a que finalizada la lectura de “Apaches” ojeen los primeros álbumes de la colección y comprueben la enorme evolución que ha sufrido el autor desde esas primeras páginas en la que era notoria la influencia de Jijé hasta el dominio de todos los aspectos del dibujo mostrados en esta última entrega de la serie, destacando la amplitud y profundidad de campo que logra en todas sus localizaciones o el cuidado tratamiento de la luz que están al alcance de muy pocos.
Probablemente, lo mejor de esta entrega, es que al ser una aventura autoconclusiva no decepcionará a los seguidores fieles de la serie y sirve, además, de estupendo punto de partida para aquellos jóvenes –o no tan jóvenes- que quieran adentrarse en la biografía de Mike Donovan Blueberry, uno de los más atractivoss personajes del cómic mundial o, simplemente, aprovechar para leer una entretenida aventura del Oeste. En cuanto a la edición, bastante correcta, incluye un prólogo de Max Armanet.