Terminado de leer “Asedio” uno no sabe muy bien si reír o llorar y es que si el género superheroico no ha tocado definitivamente fondo –otra vez, tras “Heroes Return”- poco le falta tras esta “épica” saga que por gracieta de las cronologías impuestas por el todopoderoso Bendis y su pensamiento único aplicado a los héroes Marvel pone fin a Reino Oscuro y supone el inicio de la Edad Heroica -como si los cómics previos no hubiesen sido suficientemente heroicos. Manda huevos…- y de paso reinicia la numeración de las principales colecciones a partir del mes que viene.
“Asedio” es básicamente lo que indica su título, el asedio por parte del todopoderoso Norman Osborn y sus legalizados secuaces del Reino Dorado de Asgard que por esas cosas del destino ha acabado flotando encima de Oklahoma. En auxilio de los asgardianos acudirán los principales superhéroes de la Tierra en rebeldía tras “Civil War” encabezados por el Capitán América que se enfrentarán en las llanuras de Oklahoma a los malos.
Lo primero que sorprende de “Asedio” es su corta extensión –cuatro números más un número cero que sirve de prólogo-, muy escasa sabiendo de lo prolijo de Bendis. Claro que la cosa tiene su explicación si tenemos en cuenta que para no perderse detalle de tan glorioso momento y entenderlo en toda su complejidad hay que seguir también la miniserie paralela “Asedio: Infiltrados”, las principales series regulares de la Casa de las Ideas más las miniseries que sean menester con lo que tirando por lo bajo habría que hacerse con cuarenta cómics, cifra que se aproxima más a las habituales de Bendis, tebeos todos esos que la mayoría he de confesar que no he leído ni pienso leer con lo que seguro que me he perdido muchas de las implicaciones y lecturas de este gran evento. En fin, asumiéndolo, y centrándome solo en la miniserie principal lo primero que se me ocurrió tras acabar el último número es que Bendis tiene su mérito al lograr –casi- hacer pasar por buena “La noche más oscura” de la competencia y con esto creo que ya lo he dicho todo…Los números que componen “Asedio” y que no relatan más que la batalla entre uno y otro bando son un cúmulo de despropósitos que bajo la carcasa molona de un dibujante requetemolón como Coipel y un pretendido planteamiento "realista" de personajes y situaciones enmascaran una pobreza argumental y una falta de originalidad sonrojantes.
“Asedio” es un tebeo confuso, plano y aburrido en el que ni las supuestas secuencias de lucha entre unos y otros están bien resueltas y todo se reduce a concatenar poses para el lucimiento de Coipel reduciendo los textos y diálogos a la mínima expresión y reduciendo el potencial del Cómic a la condición de storyboard. Sorprende incluso más cuando el guionista declaró que era una historia que siempre soñó contar y que ha tardado años en planificarla ya que sus limitaciones son evidentes en todos los aspectos, salvo quizás en el número cero, curiosamente dibujando por un artista, Michael Lark, que entre sus principales características destaca por su capacidad narrativa.
En fin, “Asedio” es un pobre colofón al Reino Oscuro y un tebeo perfectamente prescindible al que por esas cosas del marketing convertirán en un punto de inflexión en la historia de los superhéroes Marvel aun cuando por sus propias cualidades es un poderoso argumento para los detractores del género superheroico. Lamentable.
“Asedio” es básicamente lo que indica su título, el asedio por parte del todopoderoso Norman Osborn y sus legalizados secuaces del Reino Dorado de Asgard que por esas cosas del destino ha acabado flotando encima de Oklahoma. En auxilio de los asgardianos acudirán los principales superhéroes de la Tierra en rebeldía tras “Civil War” encabezados por el Capitán América que se enfrentarán en las llanuras de Oklahoma a los malos.
Lo primero que sorprende de “Asedio” es su corta extensión –cuatro números más un número cero que sirve de prólogo-, muy escasa sabiendo de lo prolijo de Bendis. Claro que la cosa tiene su explicación si tenemos en cuenta que para no perderse detalle de tan glorioso momento y entenderlo en toda su complejidad hay que seguir también la miniserie paralela “Asedio: Infiltrados”, las principales series regulares de la Casa de las Ideas más las miniseries que sean menester con lo que tirando por lo bajo habría que hacerse con cuarenta cómics, cifra que se aproxima más a las habituales de Bendis, tebeos todos esos que la mayoría he de confesar que no he leído ni pienso leer con lo que seguro que me he perdido muchas de las implicaciones y lecturas de este gran evento. En fin, asumiéndolo, y centrándome solo en la miniserie principal lo primero que se me ocurrió tras acabar el último número es que Bendis tiene su mérito al lograr –casi- hacer pasar por buena “La noche más oscura” de la competencia y con esto creo que ya lo he dicho todo…Los números que componen “Asedio” y que no relatan más que la batalla entre uno y otro bando son un cúmulo de despropósitos que bajo la carcasa molona de un dibujante requetemolón como Coipel y un pretendido planteamiento "realista" de personajes y situaciones enmascaran una pobreza argumental y una falta de originalidad sonrojantes.
“Asedio” es un tebeo confuso, plano y aburrido en el que ni las supuestas secuencias de lucha entre unos y otros están bien resueltas y todo se reduce a concatenar poses para el lucimiento de Coipel reduciendo los textos y diálogos a la mínima expresión y reduciendo el potencial del Cómic a la condición de storyboard. Sorprende incluso más cuando el guionista declaró que era una historia que siempre soñó contar y que ha tardado años en planificarla ya que sus limitaciones son evidentes en todos los aspectos, salvo quizás en el número cero, curiosamente dibujando por un artista, Michael Lark, que entre sus principales características destaca por su capacidad narrativa.
En fin, “Asedio” es un pobre colofón al Reino Oscuro y un tebeo perfectamente prescindible al que por esas cosas del marketing convertirán en un punto de inflexión en la historia de los superhéroes Marvel aun cuando por sus propias cualidades es un poderoso argumento para los detractores del género superheroico. Lamentable.