Hay una serie de personajes Marvel que, por su popularidad hace tiempo traspasaron el cómic que los vio nacer y su historia es conocida por cualquiera. Probablemente, el caso más evidente de este proceso con el permiso de nuestro amistoso vecino Spiderman y los héroes DC, sea el increíble Hulk, por estas tierras conocido popularmente,como La Masa, merced en buena medida a una excelente y entrañable serie de televisión de los ochenta. Precisamente, por esos motivos (y algunos más sobre los que no voy a extenderme hoy) poca gente entendió en su momento la frivolidad que perpetró Ang Lee con el personaje, ofreciendo una versión que en muy poco recordaba con la que todos estábamos familiarizados y no satisfizo las expectativas creadas, convirtiéndose en una de las peores adaptaciones superheroicas de todos los tiempos y, a nivel personal, una de las peores películas que he visto en mi vida.
Por este motivo, tenia cierta desconfianza justificada –creo que la misma que los ejecutivos de Marvel Studios- con la nueva adaptación del personaje a pesar que los diferentes trailers que se iban filtrando, cargados de espectacularidad, otorgaban cierta tranquilidad y parecía que el camino escogido era el correcto. Y, en ese sentido, el de ofrecer espectáculo, la película del francés Louis Leterrier (“The Transporter 1 y 2”) no defrauda, aunque en todos los demás sí.
A través de una hábil secuencia de presentación nos pone en situación, ofreciendo un nuevo origen del personaje más cercano a la versión ultimate en la que Banner (Edward Norton) ha sido victima de sus investigaciones para conseguir el suero del supersoldado y vive como un fugitivo para evitar ser atrapado por los agentes del general “Thunderbolt” Ross (William Hurt) mientras busca una cura a su problema. Tras vivir varias persecuciones, Banner y su novia, la hija de Ross, Betty (Liv Tyler), contactan con un científico, Samuel Sterns (Tim Blake Nelson), que asegura que puede curarle, pero en medio del proceso son detenidos por Ross. Mientras Ross traslada a Bruce y Betty a prisión, su lugarteniente Emil Bronski (Tim Roth), obliga a Sterns, a convertirle en un nuevo Hulk pero la prueba falla y se convierte en La Abominación un monstruo superpoderoso que causa estragos en Nueva York. Sólo Hulk puede pararle pero, ¿estará dispuesto Banner a transformarse de nuevo en el gigante esmeralda?.
Una vez vista la película, las sensaciones son contradictorias. Sí, la película ofrece los mínimos exigibles a una película de “La Masa” y no se aparta del plan fijado por los ejecutivos de Marvel Studios, puesto en marcha con la exitosa “Iron Man”, para trasladar la cohesión e interrelaciones de su universo comíquero al cine, del que el megaproyecto cinematográfico que preparan para 2011 con la película de “Los Vengadores” será la guinda del pastel. Sin embargo, la película no acaba de funcionar como debería porque, a pesar de su despilfarro de acción, efectos especiales y ritmo desenfrenado, deja la sensación de carecer de entidad propia, convirtiéndose la historia en una mera excusa para rellenar las dos horas de tortas y monstruos que todos esperábamos, dejando las puertas abiertas para las posibles secuelas (ese Líder transformándose, ese Tony Stark charlando con Ross…) pero sin dotar de ninguna profundidad a los personajes, a pesar de la profesionalidad de los excelentes actores que les dan vida, ni sorprendiendo en ningún caso al espectador que por momentos llega a aburrirse de tanto efectismo vacío. Buena culpa de ello, la tiene Louis Leterrier, un discreto director, que no sabe dotar de hilazón a una trama inconsistente y llena de agujeros, que tiene en la acción desenfrenada su único argumento para epatar al espectador y desaprovechando el plantel de actores con los que cuenta, especialmente en las secuencias protagonizadas por la pareja protagonista que carecen en sus prisas de la necesaria intensidad dramática y pecan de excesiva precipitación, sacando escaso partido, además, de la interesante relación "bella-bestia" que se esboza entre Hulk y Betty Ross.
En definitiva, Ang Lee quiso hacer de Hulk una tragedia griega y Leterrier confunde el tocino con la velocidad y nos ofrece una versión más cercana al pressing catch que a la esencia del personaje. Los extremos se tocan en su mediocridad y probablemente en el medio esté el punto justo. Habrá que esperar a la próxima…