No hay quinto malo se suele
decir y “Amarillo”, la quinta entrega de “Blacksad”, el multipremiado noir del
guionista Juan Díaz Canales y el dibujante Juanjo Guarnido publicado por Norma Editorial, no iba a ser la excepción,
ofreciéndonos una nueva aventura en la que el protagonista, el detective gatuno John
Blacksad, abandona las localizaciones urbanas habituales en las que han
transitado sus aventuras hasta ahora para lanzarse a las míticas carreteras de
los Estados Unidos de los Años Cincuenta.
Tras su último caso en Nueva
Orleáns, hastiado de la violencia que lo rodea John Blacksad decide tomarse su
tiempo en volver a casa aceptando un curioso trabajo: conducir un flamante
Cadillac El Dorado costa a costa de EEUU por la legendaria Ruta 66. Sin
embargo, nada es fácil en la vida del detective gatuno pero pronto las cosas se
tuercen y se verá inmerso en un asesinato.
Si por algo destaca este
álbum de “Blacksad” es el especial cuidado que ha puesto el guionista Díaz
Canales en la ambientación de la historia, dejando que el protagonista ocupe un
segundo plano y adopte un rol secundario dentro del estupendo reparto de personajes que presenta en este álbum. Además, el guionista madrileño incorpora
para contextualizar la trama múltiples elementos y referencias comunes pero sumamente
atractivos y que ya forman del imaginario norteamericano, como la celebre Ruta
66, las bandas de motoristas que la transitaban, los Circos ambulantes y los
beatniks errantes y desorientados.
Desarrollando todos esos elementos a través de una soberbia
caracterización de los personajes para adaptar perfectamente su personalidad a las
características presupuestas a los animales que los representan, Díaz Canales hilvana
una lineal y fatalista trama de enredo,
permitiéndose incluso introducir nuevos personajes en la serie procedentes del pasado del protagonista que a buen seguro reaparecerán en futuras entregas y homenajear el malditismo
atormentado de la Generación Beat a través de los enfrentamientos entre sus Ginsberg y Kerouac particulares.
En el aspecto gráfico,
Juanjo Guarnido vuelve a dejar constancia de su maestría y el mimo con que compone
cada una de las viñetas del álbum incorporando
multitud de detalles que enriquecen notablemente la lectura sin que por ello se
resienta el ritmo de la historia. Como ya es habitual en la serie, desde el doble sentido del
título ya se nos da la pista del color predomiante sobre el resto
jugando magistralmente el dibujante granadino esta vez con las tonalidades de amarillo
para que se imponga sobre el resto y dote de su propia identidad estética al allbum
sin que esa licencia resulte forzada al lector y entorpezca la lectura. Al contrario, la historia se lee con
rapidez gracias, en parte, a lo entretenido y lo sencillo de la trama, pero
también a los conocimientos de animación del dibujante que permiten que los
personajes fluyan e incluso en parte logre enmascarar lo contradictorio y cogido por los pelos de alguna de sus
decisiones en el desenlace de la historia.
Como siempre, dado el grado de compenetración
logrado entre los autores a lo largo de esta década de colaboración, Díaz
Canales ofrece a Guarnido múltiples ocasiones para su lucimiento destacando
especialmente en este álbum la maravillosa ambientación circense en la que se
desarrolla buena parte de la aventura.
En definitiva, “Amarillo” no
decepcionará a los seguidores fieles de “Blacksad”, inisistiendo en el éxito de una fórmula que auna calidad y entrentenimiento accesible a un amplio abánico de potenciales lectores, es una estupenda historia de transición en la que el
protagonista se toma un merecido respiro antes de emprender empresas mayores
que ya estoy deseando leer.