Entre los cómics que ha
publicado Panini en su línea Clásicos Ilustrados Marvel destaca esta maravilla
que fácilmente puede pasar desapercibida entre la marabunta de títulos de tipos
en mallas con los que la Casa de las Ideas y su concesionaria europea nos
inundan. Y, sin embargo, la multipremiada adaptación al cómic del maravilloso
cuento de Frank Baum que realizaron Eric Shanower y Skottie Young (de la que ya
han aparecido dos continuaciones, por cierto) es un cómic mayúsculo, un título ideal
de esos subrayados para releer con los pequeños de la casa si queremos transmitirles el amor por las viñetas.
Reconozco que tengo
debilidad por este cuento desde que mi abnegada madre me convirtió a la causa
de las hazañas de Dorothy y sus amigos en el maravilloso mundo de Oz por medio
de la fantástica adaptación cinematográfica de Victor Fleming que en mi tiempo
infantiles aún era posible visionar en pantalla grande gracias a esa especie ya
extinguida de salas de cine que eran los cines de reposición. Un conocimiento
previo que me hacía acercarme con bastante precaución a esta nueva adaptación
de una obra a la que tengo especial cariño. Y, sin embargo, el equipo creativo
me ganó desde las primeras páginas gracias a su buen hacer.
En esta miniserie de ocho
números recopilada en un único tomo, el guionista Eric Shanower – famoso como
autor completo por su inacabada obra sobre “La Edad de Bronce”- vuelca todo su obsesivo perfeccionismo,
sapiencia y sensibilidad en adaptar fielmente el cuento original de Baum
manteniendo su tono infantil pero sin perder las múltiples interpretaciones que
la obra permite y la hace irresistible a los lectores adultos con lo que
mantiene intacta en la traslación la esencia de la obra original.
Sin embargo, el principal
culpable de esta hermosa adaptación es el dibujante Skottie Young quién interpreta con primor el guión de Shanower y da
muestras de una insospechada versatilidad para adaptarse del género
superheroico a las peculiaridades de esta obra. Young consigue dar un tono
diferenciador y único de los distintos personajes exagerando sus principales
características sin que pierdan el eco evocador de otras versiones con un
estilo naif, limpio y detallista que me recuerda a autores del talento de Régis
Loisel o José Luis Munuera.
En definitiva, “El mago de Oz”
es una adaptación pluscuamperfecta de la obra original ya que no solo adapta el
relato original con fidelidad y mantiene la esencia sino que lo expande merced
a la potencialidad de un medio como el cómic ideal para la cuidada adaptación
de este tipo de obras. Imprescindible.