Ayer 28 de Diciembre, día de Los Santos
Inocentes, dos de las figuras más influyentes del cómic mundial coincidieron en
su cumpleaños.
Stan Lee, cocreador de un
universo superheroico único que ha sabido reinventarse a lo largo de las décadas
para convertirse en un éxito comercial que ha traspasado las barreras de las
viñetas para asaltar el cine comercial y la mercadotecnia generando pingües
beneficios, cumple 90 años.
Chris Ware, un artesano
estudioso decidido a innovar en las fronteras de su arte experimentado desde el
(re)conocimiento de los clásicos de su disciplina y experimentado con formatos
y asumiendo temáticas y contenidos propios minoritarios con difícil salida
comercial, ha cumplido 45 años.
Dos maestros y dos visiones
antagónicas de entender el Cómic, sus posibilidades y su viabilidad, que lideran
dos corrientes enfrentadas pero que, más allá, de sus diferencias complementan
un todo y la capacidad de reconciliar las potencialidades de ambas visiones marcará la importancia o marginalidad del Cómic
como fenómeno cultural de importancia en el futuro (Y no, no me estoy refiriendo
necesariamente a que Ware haga superhéroes aunque creo que no estaría nada mal…).
Lee, como creador, ya lo ha
dado todo y de Ware, esperamos, que lo mejor esté por venir todavía.
Mis felicitaciones a los
dos.