En estos días en que medio
mundo se ha distraido elucubrando sobre pueriles fantasías en torno al fin del mundo
mientras el otro medio se preocupa únicamente de cómo cuadrar sus cuentas para
poder sobrevivir al fin de año, no resulta de más volver la vista a los clásicos y
releer cómics de enjundia como “Basura” de los argentinos Carlos Trillo (guión) y Juan
Giménez (dibujo), en el que serializado desde las páginas de la revista “Zona 84”, primero, y recopilado en álbum por Toutain después mostraron
con cruda eficacia bajo la forma de distopía futurista las muchas miserias de
la naturaleza humana.
En un futuro lejano –no
sabemos cuanto- la mayor parte del mundo se ha convertido en un enorme
vertedero en el que intentan sobrevivir los escasos supervivientes siendo su
atmósfera casi irrespirable. Algunos grupos han caído en el supersticioso primitivismo
animista sobreviviendo de la búsqueda diaria entre los restos que
paulatinamente se vierten mientras otros algo más afortunados se hacinan en una
fortaleza a la espera que se cumpla una antigua profecía mesiánica sobre la que
han fundado sus esperanzas. Ignorados por ambas sociedades existe una
oligarquía civilizada y tecnológica que vive aislada manteniendo el statu quo
sobre las ruinas de la Tierra y generando nuevas cantidades de basura. Cuando
uno de esos privilegiados es expulsado del paraíso se encadenan una serie de
casualidades y mezquindades que llevarán a los desfavorecidos del mundo a
intentar asaltar las puertas del cielo.
“Basura” es una obra maestra
de la Ciencia Ficción en cómic que, si no ha obtenido mayor reconocimiento, ha
sido consecuencia directa de su falta de reediciones desde su última publicación
a finales de los noventa. En esta obra ese guionista todoterreno, efectivo y
humanista, como fue el añorado Carlos Trillo firmó uno de sus más redondos y
certeros guiones con una historia que, a diferencia de otras más libres y
personales aportaciones al género como es el caso de “El Peregrino de lasEstrellas”, se ciñe perfectamente a las
convenciones de la Ciencia Ficción distópica y catastrofista inspirada libremente
en obras maestras del género como “¡Hagan sitio! ¡Hagan sitio!”, “Blade Runner”
o “Mad Max” y coqueteando con la, por aquella época, ya boyante corriente
Cyberpunk.
En apenas cincuenta
memorables páginas, Trillo construye una exquisita fabulación en que refleja
con precisión las miserias de la naturaleza humana fácilmente manipulable a los
mesianismos y las crisis totalitarias bajo la siempre efectiva envoltura de género.
Trillo describe con precisión las peculiaridades y complejidades de los distintos
grupos que malviven en el vertedero en el que el planeta se ha convertido
estableciendo minuciosamente todos los elementos para que la historia alcance
su clímax final y que la revolución de los desfavorecidos finalmente acabe
triunfando y mostrando la sutileza de su denuncia en un final abierto tan
efectivo como canto al sol a la esperanza o como descarnada sentencia fatalista
en clave spengleriana.
Si el guión de por sí es redondo
se retroalimenta y refuerza magníficamente por el espectacular trabajo que un
motivado Juan Giménez realizó reflejando primorosamente la decadencia del mundo
moribundo en el que se desarrolla la historia. Giménez es un especialista en el
género de la Ciencia Ficción y en esta obra demostró su madurez asumiendo y
cumpliendo con el reto planteado por Trillo para insuflar credibilidad a la
historia, ciñéndose en las pocas páginas de las que dispone para recrear con
originalidad, precisión y detalle toda la aplastante riqueza de las sociedades descritas (inspirado en parte en los trabajos de los grandes de "Metal Hurlant" - los Moebius, Caza, Bilal, Druillet...- y, por extensión, la imaginería de las peículas de CFde Ridley Scott, todo hay que decirlo) y de
la ambientación del mundo apocalíptico planteado –del que los creativos de “Wall-E”
sin duda tomaron buena nota- sentando
unas bases para dejar luego a la imaginación de cada lector la continuación de
las muchas historias que su rica visión sugiere. “Basura” es el germen de buena
parte de su reconocida obra posterior incluida la tan aclamada “La Casta de los
Metabarones” y es una pena que no sea más (re)conocida.
Precisamente, se ha achacado como defecto a “Basura” que su
inicial serialización y reducida extensión conlleva la deficiente caracterización de los personajes
protagonistas y el escaso desarrollo de los variados y ricos elementos
presentados por Trillo. No estoy para nada de acuerdo. Seguro que los elementos
planteados habrían dado para una serie de álbumes pero el equipo formado por
Trillo y Giménez saca todo el partido de
los medios que disponen para construir una historia ambiciosa y completa que invita
a la reflexión del lector explotando el carácter arquetípico de sus
protagonistas y su naturaleza de obra de género para enriquecer sus
interpretaciones probablemente mucho más allá incluso que la propia intención
de sus autores y que, con una mayor extensión, se desvirtuaría.
Si el mundo no se ha acabado
mañana y estáis leyendo esto, buscad este tebeo y dadle una oportunidad a una
obra que mereciendo una exquisita adaptación cinematográfica no dispone ni
siquiera de una reedición digna a estas alturas de la fiesta. Y es que quizás sí
que el mundo debería acabarse si seguimos dejando que obras como esta acaben en
el olvido de la basura.