lunes, 22 de diciembre de 2008

“Estudio en Escarlata” de Arthur Conan Doyle



Inicio con esta entrada un repaso del canon sherlocksiano y, por extensión, de la obra de Arthur Conan Doyle, uno de mis escritores preferidos, siguiendo la edición incompleta comentada por Juan Antonio Molina Foix que la Editorial Valdemar publicó hace ya unos años.

Estudio en Escarlata”, la primera novela que Conan Doyle publicó sobre el inmortal habitante del 221 de Baker Street, es probablemente la más floja de las cuatro novelas largas que el autor publicó sobre el personaje pero al ser la primera resulta indispensable para adentrarse en el universo sherlocksiano al incorporarse en ella todos los elementos característicos del detective que se irían desarrollando en las siguientes entregas.

Estudio en escarlata” narra el primer encuentro entre un convaleciente Watson, licenciado como médico militar tras su servicio en la campaña de Afganistán, y Sherlock cuando por mediación de un amigo común deciden compartir el alquiler de una vivienda. A Watson le va seduciendo la personalidad de su excéntrico compañero de casa, sobre todo cuando este le explica su teoría deductiva y va averiguando como se gana la vida como detective al solucionar un complicado caso de asesinato relacionado con la aparición de un hombre muerto en una casa abandonada junto a una pared en la que aparece escrita con sangre la palabra “rache” (venganza, en alemán).

En “Estudio en escarlata”, Conan Doyle da los primeros pasos hacia la inmortalidad sin ser demasiado consciente de ello. Conan Doyle era un médico de poco éxito que languidecía en su consulta de oftalmología. El autor decidió entonces escribir una novela sobre un trasunto de los héroes de folletín que triunfaban por aquel entonces y que él despreciaba como Lupin o Lecoq, incorporando las características que a él le parecían que les faltaban a esos antecedentes. Conan Doyle, escribió la novela escasamente convencido de su éxito e introdujo una larga elipsis en su segunda parte que poca relación tenía con los hechos narrados hasta el momento, situada veinte años antes en Utah en un relato del Oeste al gusto de la época que servía de explicación a los asesinatos pero sin cohesión con el resto de la trama y sin que Sherlock o Watson aparezcan por ningún lado, con lo que “Estudio en escarlata” realmente es un “dos en uno” de lo más curioso, dos relatos independientes con algunos personajes en común. La trama detectivesca está bien hilvanada pero artificialmente alargada con la segunda parte que alarga en exceso una novela que como relato hubiera funcionado mejor. A pesar que Conan Doyle vio como esa primera novela fue rechazada por varias editoriales, finalmente fue publicada por la editorial Lock&Co en 1888 y el resto, como ya saben, es historia.

Otras novelas con Sherlock Holmes como protagonista en El lector impaciente aquí y aquí.

“Fabulas: El buen príncipe” de Bill Willingham, Mack Buckingham y Aaron Alexovich

Nueva entrega de “Fábulas” probablemente el título más comercial y entretenido de los que engloban la línea Vertigo en la actualidad y que por los misteriosos designios de Planeta coincide su publicación en fechas con “El Príncipe Malo” de la colección hermana “Jack of Fables” del que ya les hablé hace poco por aquí.

Este nuevo tomo, que engloba los números 60 a 69 de la colección original, se centra en las aventuras de uno de los secundarios de la serie, Papa Moscas, y como acaba convirtiéndose del fregona de la Comunidad de las Fábulas en un príncipe encantado portador de la mítica Ex Calibur, capaz de mantener a raya a los ejércitos del Adversario y mantener su propio reino, Santuario, en el mundo de las Fábulas.

Willingham lleva varios arcos arguméntales de “Fábulas” escribiendo la serie con el piloto automático. Entiéndanme, no quiero decir con ello que me aburra pero la serie ha caído en una dinámica monótona en la que no sorprende desde que averiguamos la identidad del Adversario, tras haber descubierto los autores quizá que la serie se mantiene simplemente profundizando en la historia de los distintos personajes que habitan Villa Fábula. Lo que los autores cuentan lo cuentan bien, en historias como “El buen príncipe” narradas con mucho oficio, imaginación y habilidad para retomar algunos de los personajes que conocimos en los primeros números de la serie y que el guionista “mató” antes de poder desarrollar todo su potencial, y resolver algún misterio como el del Pozo Encantado, mientras se va demorando en los preparativos de la que se augura sea la gran batalla entre las fábulas y el Adversario, pero la serie ha perdido la originalidad de los primeros números y se hace necesario que Willingham vaya planteándose introducir alguna sorpresa inesperada que renueve su interés porque el que los buenos den pál pelo a los malos no es tan divertido como al contrario.

En el aspecto gráfico, Buckingham sigue dando la talla manteniendo un estilo que ya se ha vuelto característico de la serie (en este arco argumental hay un interludio de un episodio titulado “El secreto de cumpleaños” protagonizado por los lobeznos dibujado por un autor con un estilo completamente divergente al de Buckingham, Aaron Alexovich, y no vean como chirría la cosa) y mostrando su capacidad para llevar tanto la narración de las tramas ideadas por Willingham como enriquecerlas incorporando gran cantidad de personajes sin que se recarguen las viñetas ni sufra la historia. Buckingham se ha convertido en un maestro en introducir viñetas corales, repletas de personajes perfectamente definidos un poco al estilo de George Pérez (salvando las distancias) pero manteniendo como su principal influencia a un Kirby cuya sombra cada vez es más patente en su estilo. No importa demasiado, pues Buckingham toma lo mejor de los mejores y su estilo tiene la suficiente personalidad como para resultar reconocible por sí mismo sin caer en el plagio. Las portadas de James Jean son auténticas maravillas de las que nos queda ya poco por disfrutar pues el portadista abandonará la serie próximamente

En definitiva, “Fábulas” sigue manteniendo el interés de sus incondicionales pero la serie empieza a necesitar de un giro o una sorpresa que renueve la expectación alcanzada en anteriores entregas pues la fórmula empieza a dar síntomas de agotamiento. Esperemos que Willingham y Buckingham se hayan dado cuenta de ello y nos tengan guardada alguna buena en los próximos números.
Más sobre "Fábulas" en El lector impaciente aquí, aquí, aquí y aquí.

domingo, 21 de diciembre de 2008

“Cash, I see a darkness” de Reinhard Kleist

Vaya por delante que no soy ningún entusiasta de la música. Mi innata dureza de oído me hace no apreciarla en exceso y mi magra cartera en mi mocedad me llevó a renunciar a una discoteca en condiciones que me permitiera suplir mis carencias en beneficio de una tebeoteca y una biblioteca que me satisfacían más. Por ese motivo, cuando se estrenó “En la cuerda floja”, la película sobre la vida de Johnny Cash fue cuando empecé a interesarme por la existencia de este ídolo de la música country y rockabilli americanas aunque no llamó tanto mi atención como para ir al cine a verla. Ha tenido que caer en mis manos casi por casualidad “Cash, I see a darkness”, el cómic que el alemán Reinhard Kleist dedica a la vida de Cash y que Planeta publicó hace ya unos meses para que se haya despertado mi entusiasmo hacia la apasionante vida y obra de Cash y vaya a incorporar alguno de sus discos en cuanto pueda a mi exigua discoteca. Pero es que “Cash, I see a darkness” es un pedazo de cómic y Reinhard Kleist, autor alemán que desconocía, un autor al que seguir muy de cerca.

Realizar una biografía en cualquier ámbito creativo puede ser una tarea relativamente más cómoda que realizar otro tipo de obra. Si la vida del biografiado/a es suficientemente atractiva para el público con ceñirse con mejor o peor estilo a los hechos basta para cumplir aseadamente. En este sentido, la vida de Cash es material de primera calidad. Desde un origen muy humilde en una familia de agricultores pobres se convirtió en una de las primeras estrellas de la industria musical en los cincuenta, codeándose con Elvis Presley y realizando giras extenuantes por todos los Estados Unidos convirtiéndose en el cantante preferido de la América profunda trabajadora, de los presos y de los indios americanos. Sin embargo, esta idílica manifestación del sueño americano tenía su reverso negativo. Cash durante sus mejores años fue un adicto a las anfetaminas y protagonizó todo tipo de excesos y escándalos, fue detenido varias veces y vivió y mientras estaba casado una intensa y escandalosa relación para la pacata moralidad de la época con una mujer también casada que sería su gran amor, su compañera de espectáculo June Carter. Con los años, la carrera de Cash fue perdiendo pujanza hasta convertirse en una vieja gloria semiolvidada que sólo volvió a retomar relevancia en los años noventa gracias al productor Rick Rubin.

Como ven, una vida apasionante por sí misma, pero es que además Reinhard Kleist, gran admirador de Cash, no opta por el camino fácil y logra hacer de su biografía un cómic intenso, arriesgado e inteligente a la vez que refleja con precisión y alejamiento todas las luces y sombras que rodearon las distintas etapas de su vida. En lugar de optar por una sencilla narración lineal, Kleist convierte a Cash en un personaje más del cómic, situando la acción en los días previos del legendario concierto en directo de Cash en el penal de alta seguridad de Folsom en 1968, y haciendo que uno de los reclusos, Glen Sherley, que espera ansioso el concierto y compone canciones, nos ponga en antecedentes sobre la vida del cantante hasta ese punto mientras espera el momento para poder entregar a Cash una de sus canciones. El concierto sería uno de los momentos cumbre en la carrera de Cash y la canción compuesta por Sherley,”Folsom Prison Blues” uno de los mayores éxitos en la carrera de Cash, a quien más adelante Kleist convierte en narrador de la historia de Sherley.

A partir de esa anécdota, Kleist construye un ingenioso e intenso artificio del que se sirve para construir un cómic intenso del que es imposible despegarse hasta que no se ha terminado, en el que no se limita a narrar los hechos de la vida del protagonista sino que refleja a la perfección la compleja y atormentada personalidad de Cash y la intensidad de su relación con los presos norteamericanos entre los que era un auténtico ídolo. Kleist no sólo incorpora esta historia a la narración sino que introduce en la historia la narración de varias de las canciones de Cash como “A boy called Sue”, “The ballad of Ira Hayes”o la misma “Folsom Prison Blues” para reflejar el compromiso y creatividad de Cash, con lo que “Cash, I see a darkness” se convierte en una especie de muñeca rusa apasionante que se nutre de varias pequeñas historias que acaban dando un fiel retrato de Cash como sólo a través del cómic puede lograrse.

Kleist exprime los recursos del medio para construir un relato elíptico, equilibrado y complejo, que funciona perfectamente en todas sus partes gracias a la excelente planificación del relato del alemán quién, dotado de un trazo nervioso y enérgico utiliza con maestría una amplia gama de recursos gráficos y cambia a lo largo del cómic en varias ocasiones de estilo, pasando con soltura de la caricatura al realismo o al expresionismo, optando en todo momento por el negro y los grises y pasando de composiciones de página y perspectivas clásicas, divididas en viñetas llenas de detalles a composiciones esquemáticas, rotas y escorzos con los que incentiva la carga dramática de la historia, usando con moderación concisos y precisos cuadros de texto e incorporando recursos a la historia similares a los usados por autores de la talla de Blutch, Peeters o Burns, con los que guarda más de una similitud.

En definitiva, para mí uno de los mejores cómics publicados a lo largo del año en una correcta edición por parte de Planeta que además me ha permitido conocer en profundidad a un poliédrico y excelente cantante.

Con ustedes, Johnny Cash.

Folsom Prison Blues



A boy named Sue





sábado, 20 de diciembre de 2008

Francisco Casavella (1963-2008)


Estoy convencido que, en ocasiones, morirse es una liberación tanto para el que se muere como para los que le rodeaban. Pero morirte a los cuarenta y cinco años, cuando acaban de darte uno de los premios más prestigiosos que puedes recibir en tu ámbito profesional y tienes ante ti un futuro más que prometedor tras años de trabajo es una putada de las gordas. Tanto para ti como para los que te rodean. Por desgracia, es lo que le ha ocurrido a Francisco Casavella un novelista que tras años de ir cimentando una carrera literaria callada y sólida, aprendiendo el oficio de escribir sin coger atajos, se hizo con el Nadal este mismo año por “Lo que sé de los vampiros”. Una putada para él que se ha ido por un traicionero infarto pero también para todos los que nos quedamos sin disfrutar de las historias que ha dejado sin escribir. Una auténtica lástima.

Como soy un acumulador de libros, cómics y tantas otras cosas “inútiles” tengo “Lo que sé de los vampiros” esperando en un estante desde hace casi un año sin encontrar el momento para hincarle el diente. En cuanto pueda, me pongo con él. El mejor homenaje que se le puede hacer a un escritor es leerle, para no olvidarle.

D.E.P.

viernes, 19 de diciembre de 2008

“Ultimatum a la Tierra” de Scott Derrickson


En 1951, Robert Wise filmó la primera versión de “The day the Earth Stood Still” una película ágil e imaginativa que en apenas algo más de hora y media mantenía entretenido al personal de todos los públicos con las peripecias de un visitante del espacio cuya misión era advertir a los terrícolas de las terribles consecuencias de la carrera armamentística y al que el ejército estadounidense, siempre dado a recibir a los visitantes tirando de gatillo, recibía y despedía a tiros no sin antes haberse llevado una buena tunda del guardaespaldas del alienígena Klaatu, el gigantesco robot Gorot. La película adquirió con los años la etiqueta “de culto” y es el ejemplo arquetípico de las producciones de la maravillosa “Serie B” del cine norteamericano de los años cincuenta.

En 2008, partiendo prácticamente de las mismas premisas –sustituyan las políticas belicistas por las ecologistas que sostienen el deterioro global del planeta- pero aprovechando los espectaculares avances en materia de efectos especiales, Scott Derrickson, escasamente conocido por películas como “El exorcismo de Emily Rose” o “Hellraiser V”, filma una película farragosa, larga e incoherente destinada a ser olvidada en cuanto desaparezca el DVD de la sección de ofertas de las grandes superficies. Pero, vamos por partes.

El “Ultimatum a la Tierra” de Scott Derrickson intentado captar la esencia de la obra original se pierde entre los árboles sin llegar nunca al bosque. La obra de Wise se sustenta en un guión sólido, serio y bien desarrollado al que el director se ciñó escrupulosamente para suplir lo que los efectos especiales de la época, puestos siempre al servicio de la historia, no podían mostrar. En la película de Derrickson es al revés un guión burdo, estúpido e incoherente está al servicio de unas secuencias de efectos especiales, espectaculares por momentos pero mortalmente aburridas siempre, rodadas con un sentido de la épica hueco que infla la película hasta unos 103 minutos que se hacen muy largos, aburrido el espectador de ver tanto plano cenital de camiones, helicópteros, tanques, aviones y cualquier otro transporte que al guionista se le pudiese ocurrir meter en la peli para rellenar y hacer volar por los aires. En este maremagnum de tontería cara, naufraga también la mayoría del reparto, lastrados por la inoperancia del guión y del director, siendo especialmente clamoroso en el caso de Kathy Bates en el papel de Secretaria de Defensa Americana –quién la ha visto y quién la ve- y Robert Knepper, el T-Bag de “Prison Break” que en su pequeño papel de general a cargo del ataque a la esfera de Klaatu a mí me recordaba a José Luis López Vázquez con guerrera gritando eso de “señorito”. Sólo destacar, entre tanto desatino, la pareja protagonista formada por Keanu Reeves, que gracias a su inexpresividad innata es ideal para interpretar a personajes del estilo de Klaatu, y Jennifer Connolly, que sale indemne de cualquier marrón en que la meta su representante gracias a su enorme talento, incluso lastrada como en esta ocasión por tener que compartir buena parte de la película con un niño plasta (sí, hasta niño plasta tiene la película) como Jadem Smith, que me temo ha heredado el mismo talento para irritar en casi cualquier película que su padre Will Smith.

En fin, que si este fin de semana pensaban acercarse al cine a ver el “remake” de “Ultimatum a la Tierra” mi consejo es que busquen otra opción o quédense en casa viendo en DVD la película original de Robert Wise. Les saldrá más a cuenta y disfrutarán más.
¿Cuándo vendrá un Klaatu que nos rescate de tanta película tonta?

miércoles, 17 de diciembre de 2008

“Batman Arkham: Pingüino”


Dentro de la estrambótica e impresionante galería de villanos que han hecho de Batman mi superhéroe preferido sin discusión desde chiquitillo, uno de los que más han evolucionado a lo largo de los años desde su concepción inicial hasta la actualidad ha sido el mezquino y astuto Oswald Cobblepot, mundialmente conocido, como El Pingüino, creado por Bill Finger. De ser el acomplejado y cómico chiquitín que vestido con un ridículo frac y armado con un paraguas durante años cometió robos relacionados con los pájaros para acabar inevitablemente en prisión pasó a convertirse en toda una mente criminal fría y calculadora, rodeado de espectaculars mujeres, capaz de encargar a otros sus fechorías y controlar su organización con mano de hierro quedando su participación en los crímenes que ordenaba generalmente impune.

Precisamente esa evolución del personaje es la que queda perfectamente reflejada en la selección de historias incluidas en el tercer tomo de “Batman: Arkham”, los monográficos que Planeta dedica a algunos de los principales villanos del Hombre Murciélago, y que en la línea de las anteriores entregas ofrece una recopilación de historias representativas del personaje a lo largo de las distintas épocas de las series del murciélago bastante entretenidas pero sin incorporar ninguno de los enfrentamientos claves de estos personajes que es de suponer la editorial reserva para el año que viene coincidiendo con el aniversario de la creación de Batman. En este volumen, aparte de la primera aparición del Pingüino en “Detective Comics 58” de 1941 firmada por Bob Kane, destacan la historia s “El Asunto Pingüino” (Batman, 448 y 449 – Detective Comics, 615), firmada por Marv Wolfman y Jim Aparo que se sitúa en un periodo de transición en la evolución del personaje que comentaba en el párrafo anterior y permite disfrutar de un Aparo más que correcto como continuador del estilo del gran Neal Adams en una historia que a pesar de estar fechada en 1990 (posterior al "Año Uno") tiene algunas características de la época setentera del personaje. Del resto de historias, más modernas y cercanas en el tiempo, me han gustado especialmente las tituladas “El regreso del pingüino” (Batman 548 y 549), guionizada por Doug Moench y dibujada por Kelley Jones en el que este último retrata perfectamente la esencia entre caricaturesca del personaje en una historia sombría en la que se hace referencia a los posibles malos tratos que el pingüino sufrió en su infancia, y “Sueños de Pingüino” (Batman, 586) en la que Brubaker fantasea acerca de la posibilidad que el sr. Coblepott acabase con Batman.

De momento, de los tres tomos “Batman: Arkham” que llevo leídos, el que más me ha gustado ha sido este a pesar de los horribles escaneados con que Planeta ha completado algunas de las historias. Conforme me vaya poniendo al día con el resto, les iré contando.

Más “Batman: Arkham” en El lector impaciente aquí y aquí.

Fechas para el XXVII Salón de Cómic de Barcelona: ahora estas, mañana las otras.


Me mandó hace unos días Tomás Pardo, de Ficomic, una nota de prensa informando sobre el nuevo cambio de fechas de la próxima edición del Salón de Cómic de Barcelona que pasa a celebrarse en el mes de Junio a finales de Mayo (en concreto, del 29 de Mayo al 1 de Junio de 2009).

El Salón del Cómic, que tradicionalmente se venía celebrando en Mayo, lleva unos años sin encontrar una ubicación idónea, y sus últimas ediciones se han celebrado en Abril, Mayo o Junio, sin encontrar unas fechas definitivas. Esto, claro está, provoca el desconcierto en el aficionado despierto dado a ver teorías conspirativas y buscarle tres pies al gato. Yo, sinceramente, no creo que el motivo principal de tanto cambio sean los intereses comerciales de una sola compañía (vale, podéis llamarme ingenuo, si queréis). Creo que la dificultad radica más bien que en grandes ciudades como Madrid y Barcelona se están celebrando ferias y salones todas las semanas solapándose unas con otros y fiándose al mejor postor a quién se reservan las mejores fechas. Quizás este sea el único motivo del baile de fechas constante que ha sufrido el Salón organizado por Ficomic en los últimos años, sin descartar otros como los que públicamente ha ido declarando la organización para justificar tanto cambio (ya saben, los exámenes de los estudiantes, proximidad del Día del Libro, etc.).

Dicho esto, creo que las fechas anunciadas para el próximo Salón son bastante acertadas y permiten augurar un aumento de visitas importante, si se remonta algo la crisis, al iniciarse en viernes (y no en jueves como era habitual) y finalizar un lunes –y no un domingo- que es festivo en Cataluña y otros lugares que puede provocar un aumento de visitas por parte de las familias. El siguiente paso sería mantener una fecha estable como le corresponde al Salón que debe marcar la pauta del resto al ser el más importante de los que se celebran en España al igual que se ha establecido ya una sede fija (Palacio nº 8 de la Fira de Barcelona, frente a la Plaza de España) y no seguir cayendo en el baile constante de fechas un año sí y un año no.

En fin, en 2010 veremos si en Ficomic son capaces de afrontar ese reto o continúan cambiando en busca de la fecha ideal. Sería importante que lo consiguieran para afrontar el que para mí es el siguiente y más importante reto para que el Salón sea realmente popular y accesible a todos, la gratuidad de la entrada, que ahora cuesta 6 euros. El tiempo aclarará las cosas.

martes, 16 de diciembre de 2008

“Servitud 1: El cantar de Anoroer” de Fabrice David y Eric Bourgier


Ando recuperando estos días que estoy de vacaciones algunas lecturas que se quedaron pendientes a lo largo del año, acumuladas y escondidas en el caos de lecturas a la espera de un ratito de tranquilidad, y releyendo otras que quedaron sin reseñar en su momento por falta de tiempo. Entre las primeras, me ha llamado la atención el primer tomo de “Servitud”, una saga de fantasía heroica de las de toda la vida cuyo primer tomo publicó Norma a principios de año de la que poco más se ha sabiado y podría pasar desapercibida si no se es fan de los dragones y las espadas si no fuese por el excelente dibujo de Eric Bourgier.

Kiriel, el maestro de armas del anciano rey Garantiel, va a contraer matrimonio con la hija de este por expreso deseo del monarca para de esta manera acabar con el debilitamiento de su dinastía a causa de la endogamia y asegurar el futuro del reino. Aparentemente, el poder de Garantiel está en su apogeo pero cuando llegan noticias sobre escaramuzas y traiciones en la provincia de Veriel, Garantiel envía a Kiriel y a su reciente esposa a sofocar la revuelta e investigar. A partir de ahí, los hechos se precipitan.

La historia que nos plantea este primer álbum sonará a todos aquellos que somos/hemos sido aficionados, en algún momento de nuestras vidas, a la fantasía heroica. Fabrice David crea unos personajes (un rey ancianos, unos príncipes corruptos, un leal y caballeroso maestro de armas, los malvados y honorables drekkars) y un escenario (el antiguo reino de los gigantes de Anoroer, dividido en tres provincias que guardan una quebradiza paz de conveniencia, y asediado por los drekkars, descendientes y servidores de los dragones) bastante tópicos, y despliega con oficio una amplia gama de intrigas palaciegas y conjuras políticas, traiciones, emboscadas y flirteos subiditos de tono, que mantienen el interés del lector por saber más de lo que se cuece más allá de este primer tomo de presentación. Más allá de la historia planteada por David, que de momento promete aunque no emocione, el punto fuerte del álbum recae en la labor de Eric Bourgier quién mediante un trazo elegante y clásico recrea hasta el último detalle todo un mundo medieval en el que los caballeros y sus enemigos parecen más samuráis que personajes medievales en algunas ocasiones aunque este tipo de licencias se asuman en el tramposo “todo vale” de la fantasía heroica con naturalidad y reconociendo que en el caso de este dibujante no sólo se limita a narrar con parsimonia, en la primera parte del álbum, las intrigas palaciegas que sirven para situar la acción y caracterizar perfectamente a cada uno de los personajes, sino que además desarrolla las ideas de David hasta límites insospechados creando una rica ambientación que se convierte en el verdadero punto fuerte del álbum y dotando a la narración de mayor viveza conforme la historia va avanzando sin perder ese interés por la ambientación tan necesario para dotar de credibilidad este tipo de historias incorporando a su registro espectaculares viñetas dotadas de profundidad en las que va ampliando el plano medio predominante en la primera parte del álbum para permitir, al tiempo que los personajes se desplazan en sus viajes, caracterizar todo el reino donde se desarrolla la trama. En este sentido, Bourgier planifica perfectamente el álbum y demuestra un excelente dominio de los espacios abiertos ofreciendo espectaculares ilustraciones de accidentes naturales así como de los restos de las antiguas construcciones de los gigantes de los que se supone descienden los reyes de Anoroer.

En definitiva, un cómic con un final tan abierto que deja con ganas de más y que satisfará plenamente a los aficionados al género en que se inscribe aunque deje la duda abierta sobre si no nos encontraremos sólamente ante una variación más respecto al mismo manido tema de siempre. Lástima que hasta el momento no haya salido todavía ninguno más de los cuatro álbumes que componen la obra aparte de este para aclarar nuestras dudas y seguir disfrutando del dibujo de Bourgier.

Para ver un adelanto del segundo que pronto aparecerá en Francia, pinchad aquí y para leer una reseña bastante coincidente con la mía pinchad aquí.

Se hace saber...


... Que David Rubín está de firma por Barcelona. (Normalmente no doy este tipo de noticias pero es que el cartel es muy chulo) y la obra como ya les comenté por aquí, merece la pena.

lunes, 15 de diciembre de 2008

Trailer promocional de la Librería En portada, agudicemos el ingenio, hermanos.

Muy curiosa y poco habitual la iniciativa que me ha hecho llegar una librería especializada de Málaga, En Portada, como medio de promoción, un anuncio publicitario que han estrenado en cines y colgado en youtube.

Las cosas se van a poner complicadas para las pequeñas librerías, verdaderas canteras de aficionados y amor al cómic a las que hay que apoyar, que cada vez cuentan con más competencia con la venta en las grandes superficies, Internet, la crisis y las constantes trabas que les ponen editoriales y distribuidoras. Probablemente sea la especialización la salida natural con la que cuentan pero, mientras tanto, iniciativas ingeniosas como esta merecen ser reseñadas. Por ese motivo y porque el spot me parece una frikada muy graciosa que imagino se verá pronto imitada por otros, se lo dejo abajo para que le echen un ojo.



Página web de En portada aquí.

“Fábulas Presenta 3 : Jack, el príncipe malo”

Antes que nada, una petición. Señores (y señoras) de Planeta si alguno de ustedes lee este humilde blog puede explicarme la causa del transformación del título original de la serie, “Jack of Fables”, por otro tan feo como “Fábulas presenta: Jack”. Supongo que obedecerá a una astuta y estudiada estrategia de marketing que les asegurará pingües beneficios pero ya puestos a inventar podrían haber buscado algo más bonito.

Tras el pataleo, vamos con el tercer tomo de “Jack de las Fábulas” –lo siento, señores de Planeta, paso de su “Fábulas presenta: Jack”- que recopila los números 12 a 16 de la colección original. Jack y Gary continúan su lamentable huida de los secuaces de Mr Revise cuando son apresados cerca del cañón del Colorado junto a otras Fábulas como John Malvado, con el que Jack no hace precisamente buenas migas. Prisioneros y captores sufren un accidente de tráfico y acaban en el fondo del cañón con pocas opciones de ser rescatados cuando, de repente, de la nada, aparece un mensajero que hace peculiar entrega a Jack de la mítica espada Excalibur y los acontecimientos y las revelaciones se desencadenan tan alocadamente como sólo es posible cuando se encuentra Jack en el ajo.

Este tomo ha hecho renovar mi interés por la serie que con la anterior entrega, había decaído bastante al introducir Bill Willingham y Matthew Sturges nuevos misterios sobre el origen de Jack y sus efectos en el futuro que despiertan la curiosidad. En apenas cuatro episodios, Willingham incorpora nuevos personajes y abre nuevas tramas y situaciones que afectan a lo que ya conocíamos por esta serie y la serie madre, “Fábulas”, sobre Jack y sus nuevos amigos (la Falacia Patética) y enemigos (Mr. Revise) que pueden dar mucho juego en el futuro. Willingham y Sturges han dotado a esta serie de un tono más desenfadado que “Fábulas” pero manteniendo la coherencia respecto a los hechos y situaciones que se desarrollan en la serie principal. La serie tiene como único punto negativo el dibujo de Tony Akins, un dibujante que se limita a cumplir pero con un estilo completamente impersonal y repetitivo, que, además debe retratarse con las entregas, contando en estos casos con la colaboración de Russ Braun para terminar los episodios, que tampoco realiza un trabajo especialmente destacable. Quizás en el aspecto gráfico sea lo más destacable las portadas de Brian Bolland, aunque tampoco es que realice el británico uno de sus mejores trabajos, conformándose con cumplir.

Este mes por esos misterios editoriales hemos tenido doble sesión de "Fábulas" -¿no iban a alternar, señores y señoras de Planeta, las dos colecciones?-, saliendo al mismo tiempo los arcos “El Príncipe Malo” y “El buen príncipe” de la colección principal. A lo largo de la semana les comentaré algo de este último.

Más sobre "Jack de las Fábulas" en El lector impaciente aquí y aquí.

Bettie Page (1923-2008)





Sirva esta entrada, además que para homenajear a Bettie Page, como meditación sobre la fugacidad de la vida y la belleza. De símbolo sexual de más de una generación por la que se peleaban las más prestigiosas revistas a anónima devota cristiana. Tempus fugit, pero ella siempre permanecerá joven en las fotos y el recuerdo de sus admiradores.


D.E.P.





domingo, 14 de diciembre de 2008

Va de trailers: “X-Men Origins: Wolverine” y “Dragon Ball Evolution”

Arriba, el trailer de la película sobre Lobezno que se estrenará el próximo uno de Mayo. La cosa para los que sean seguidores del universo mutante promete atisbándose aparte del origen de Logan, algunos personajes curiosos como La Mole o Gambito. Habrá que estar atentos e ir encargando las entradas.

Abajo, “Dragon Ball Evolution”, que a pesar de los efectos especiales derrapa por una cuestión muy sencilla: cualquier parecido entre esos actores y los personajes de los famosísimos dibujitos es mera coincidencia. Me da a mí que los productores de esta película van a peder mucho dinero. Tiempo al tiempo pero la cosa cambia mucho o esta no la veo ni en la tele.

Va por vosotros









Uno pasa de unos cuantos días desconectado de la blogosfera comiqueril disfrutando de un merecido descanso y preparando las cosas para la que ha de llegar, y cuando vuelve a conectarse a sus rutinas se entera que en apenas ocho días nos han dejado tres autores, tres aficionados, que dejaron su pequeña, gran aportación, en el mundillo con lo que las buenas sensaciones se ven empañadas por estas noticias.

Va por ellos:

Gérard Lauzier (1932-2008)

Gérard Lauzier es un autor fundamental para entender el despegue de la Bd desde sus planteamientos más infantiles a la búsqueda de contenidos adultos y puede rastrearse la influencia de su obra en muchos de los autores que hoy están de moda en el cómic europeo. Entre sus obras, destacan álbumes como “Lili Fatale”, “La course du rat”, “Al Crane” o “Les chroniques de L’Ile Grande”, pero sin duda su gran obra fue la serie “Tranches de vie” en la que supo retratar como nadie las miserias de la burguesía francesa haciendo gala de una fina ironía y la sátira descarnada.

Cada vez más desencantado con el cómic, fue orientando su carrera hacia otros ámbitos como el teatro y el cine.


Robert Segura (1927-2008)

Autor clave de la legendaria Editorial Bruguera, para la que trabajó durante más de treinta años, creando para la misma, personajes memorables como “Rigoberto Picaporte, solterón de mucho porte” o “Rebollez y Señora”. Segura que empezó a publicar profesionalmente mientras realizaba el servicio militar se caracterizó por ser un dibujante elegante y espontáneo especialmente dotado para representar bellas jovencitas y adolescentes especializándose en personajes como “Piluca, niña moderna”, “Maritina, la chica de la oficina”, “Laurita Bombón, secretaria de dirección” o “Marilú”. Segura también creó serie y personajes como “La panda” o “Pepe Barrena”.

Muy querido entre sus compañeros por su buen carácter a nivel de anécdota comentar que Segura era conocido por sus constantes retrasos en las entregas. Tras su jubilación en 1992, se dedicó a su gran pasión, la pintura de acuarelas.

Entre sus creaciones, mis preferidos fueron “Rigoberto Picaporte” y “La Panda”, series como casi todas las de Bruguera que empecé a disfrutar antes de preguntarme quiénes eran los creadores de esas estupendas historias.


Forrest J. Ackerman (1916-2008)

Ackerman es uno de los personajes claves sin el cuál el friquismo no sería lo que es. Autor de ciencia ficción entre sus logros en cómic el más destacable fue la creación de la encantadora “Vampirella” para la Warren, verdadero icono sexual para toda una generación y participar en más de 60 películas como actor, director o productor

Como curiosidad, Ackerman era un firme defensor del esperanto, idioma que hablaba desde muy joven.


En fin, que esto no hace más que confirmarme lo triste que es el mes de Diciembre, un mes en el que me da la sensación que muere más gente.

D.E.P.

viernes, 12 de diciembre de 2008

“Appaloosa” de Ed Harris


El Western es un género que va intrínsecamente relacionado con el desarrollo del cine norteamericano. Con su ascensión, apogeo y paulatina decadencia, tanto en cantidad como calidad y el interés despertado entre cineastas y público a lo largo de las décadas. Sin embargo, y a pesar que es un género que permite contar historias en cualquier registro lleva un tiempo de capa caída agotado el revisionismo que puso de moda esa obra maestra que es “Sin Perdón". Por ese motivo, es una buena noticia que de vez en cuando llegue a nuestras pantallas películas como “Appaloosa”, que desde una propuesta casi academicista en su respeto a sus reglas no escritas y no aporte nada demasiado nuevo a lo que ya narró con mayor maestria Eastwood al menos sirva para mantener vivo al género a la espera de mejores tiempos.

Appaloosa” trata básicamente sobre la amistad entre Virgil Cole (Ed Harris) y Everett Hitch (Viggo Mortensen), dos hombres duros, fríos y secos como las áridas tierras de Nuevo Méjico en las que se desarrolla la historia. Dos justicieros veteranos, dos caballeros andantes, dos supervivientes, que gracias a la rapidez de sus pistolas y rifles hacen respetar su personal concepción de la justicia en el salvaje y poco civilizado Oeste Americano. Estos tipos llegan al pequeño pueblo de Appaloosa contratados por los prebostes del pueblo para detener a Randall Braga (Jeremy Irons) , un despótico ganadero muy bien relacionado que ha acabado con el anterior sheriff y sus ayudantes. La cosa se complicará aún más cuando al pueblo llega Allison French (Renée Zellweger), una “dama” fina, culta y seductora dispuesta a usar todas sus armas de mujer para asegurar su futuro, una dama que se interpondrá entre los dos hombres y pondrá en peligro su amistad.

A partir de una novela de Robert B. Parker, Ed Harris construye una película dura, fría y seca que encantará a los aficionados al western y crispará a lo que no lo sean, por lo canónico de su construcción y el pseudorealismo distante con el que Harris recrea la vida en el Oeste y caracteriza a los personajes mediante lacónicos y cortantes diálogos atemperados por un sutil e inteligente punto de humor que sirve de guiño entre el espectador avezado y el director, una broma privada para no tomar demasiado en serio tanta dureza y testosterona. Ed Harris demuestra una vez más si cabía alguna duda, ser un actor mayúsculo que a pesar de sus limitaciones como director, nunca defrauda. Como gran actor que es, sabe mover la cámara con sabiduria para dejar a todos sus compañeros de reparto –incluida Ariadna Gil, en su papelito como compañera de Viggo Mortensen- grandes momentos para su lucimiento sin que se solapen entre sí (algo más difícil de lo que parece con un póquer de animales de cámara como Mortensen en un papel autocontenido hecho a su medida, Irons en cualquier papel que se proponga, la camaleónica Zellwerger o el propio Harris) y que estos saben aprovechar en unas actuaciones autocontenidas y ajustadas a la perfección a sus papeles. Harris refleja muy bien lo que podían ser los duelos en la realidad y las relaciones entre los personajes, sin embargo, ser un actor con poca experiencia tras la cámara influye negativamente en el ritmo de la historia, haciéndola lenta durante sus dos primeros tercios (aunque ese sea el ritmo que la historia requiere) para precipitarse en el último acto hacia su final de una manera un tanto burda, dejando lo que podría haber llegado a ser una gran película en un producto meramente correcto que no molesta pero tampoco emociona.

Para los que como yo echamos de menos más películas del Oeste.

jueves, 11 de diciembre de 2008

“Sebastian O” de Grant Morrison y Steve Yeowell

Planeta recupera en sus novedades “Sebastian O” de Grant Morrison, una de esas miniseries Vertigo que no se sabe muy bien por qué motivo se le fueron quedando en el tintero a Norma. Y, es extraño, porque Morrison cuenta con un grupo importante de fieles seguidores en nuestro país dispuestos a devorar sus obras, aunque en mi opinión, quitando cosas muy concretas (“Animal Man”, “Doom Patrol”) se trata de un autor enormemente sobrevalorado. Pero vamos con “Sebastian O”.

Sebastián O, un dandy asesino, decadente, vicioso y mortífero, se encuentra recluido en el manicomio de Bedlam por haber atentado con su escandaloso estilo de vida y sus obras decadentes subidas de tono a los pacatos y conservadores valores victorianos. Sin embargo, no hay cárcel ni manicomio a la altura de los talentos de Sebastian quién, tras su fuga y acosado por la policía y la tripleta de mortíferos asesinos conocidos como los rugientes, se dedica a visitar a sus antiguos socios de orgías y desenfreno para desentrañar cuál de ellos lo traicionó.

Morrison nos ofrece su particular versión del siglo XIX británico en un divertimento muy influido por el movimiento steampunk de principios de los noventa y una de sus obras fundamentales “Las puertas de Anubis” de Tim Powers, recreando una época victoriana alternativa en la que lo artificial está en el centro de todo y los ordenadores y los autómatas llevan siglos existiendo. El gran atractivo de la historia, cuyo punto de partida se inspira libremente en el proceso a Oscar Wilde, es el personaje protagonista, Sebastián O, un dandy amanerado, irónico e implacable del que Morrison escribe una fabulada biografía a modo de introducción del cómic, y cuyo carácter ilustra mediante mordaces frases que el protagonista pronuncia al estilo de las que han inmortalizado al autor de “De Profundis”. Tampoco hay que olvidar otras obras románticas, transgresoras de la moral de la época, en la caracterización de la obra y su protagonista como “El asesinato como una de las bellas artes”de Thomas de Quincey que también ha podido servir de inspiración al escocés Morrison quien, a pesar de su innegable habilidad para recrear ese mundo artificial (implícita y explícitamente omnipresente en toda la obra) e imaginado superior al real de una manera atractiva naufraga en el desarrollo de una trama, por otro lado, bastante tópica y sencilla, demasiado inconsistente y con más de una absurda situación que el escocés soluciona de aquella manera. En el aspecto gráfico, la labor del limitadísimo dibujante británico Steve Yeowell, amigo y colaborador habitual de Morrison desde los primeros trabajos del escocés en “2000 AD”, no ayuda a mejorar la valoración de la obra. Yeowell es un autor de trazo fino y rectilíneo que abusa de las perspectivas forzadas para disimular su escaso dominio de la figura humana que, no obstante, resulta evidente en lo hierático de sus secuencias de acción y la composición confusa de algunas de las viñetas.

En fin, “Sebastián O” es un cómic que, a pesar de atesorar algunas virtudes, deja la sensación de que un desidioso Morrison desperdicia una buena idea que con un poco más de dedicación podría haber dado mucho más de sí. Probablemente, no importe ya que si algo ha demostrado a lo largo de su carrera Morrison es precisamente que de ideas anda sobrado. Otra cosa es cómo las desarrolla…

Va de trailers: “Watchmen” y “Terminator: Salvation”


Les dejo un par de trailers de esos que despiertan el canino a todos los que tenemos ya unos añitos y hemos crecido leyendo y viendo cómics, libros y películas de ciencia ficción.

Arriba, el trailer internacional de “Watchmen” que no añade demasiado a lo ya visto en anteriores adelantos pero que ayuda a mitigar la expectación hasta su estreno en la que la destriparemos minuciosamente.

Abajo, el primer - ¿o es el segundo?- trailer de “Terminador: Salvation”, el intento de reactivar la franquicia Terminator sin el gobernador de California que ya está mayor para estas cosas. Ya saben, viajes en el tiempo, máquinas malas y muchas explosiones y persecuciones para mantener al personal entretenido. En el reparto, el enfrentamiento entre el hierático Christian Bale y la atractiva Helena Boham Carter prometen tensión sexual y buenos garrotazos.
Que los disfruten.

miércoles, 10 de diciembre de 2008

“Cuaderno de Tormentas” de David Rubín

Andaba yo con las orejas gachas y barruntando ya lo peor de la nueva línea de cómics patrios que se han inventado los del Planeta, cuando me hice con el nuevo álbum de David Rubín, “Cuaderno de Tormentas” y tronqué los malos augurios en entusiasmo. Planeta nos ofrece a muy buen precio y en una edición realmente cuidada el que para mí – y a estas alturas ya será difícil que la cosa cambié- es uno de los mejores álbumes del 2008 con el que David Rubín confirma las excelentes impresiones que dejó con sus anteriores obras, “La teteria del oso malayo” y “El circo del desaliento”, un autor ambicioso y sin complejos que usa los recursos propios del medio para contar una historia que aúna la calidad artística con el entretenimiento puro y duro.

En “Cuaderno de Tormentas: crónicas de los deambulares de Ciudad Espanto”, Rubín aúna clasicismo y modernidad. Clasicismo en la elección y el tratamiento de una historia centrada en el mito del viaje a los infiernos del autor atormentado en busca de inspiración tratado en obras inmortales como “La Divina Comedia” de Dante o “Fausto” de Goethe, clasicismo también en la galería de los horrores que pueblan su personal infierno, Ciudad Espanto, lleno de referencias y homenajes más o menos reconocibles y que van desde los mitos griegos a los cuentos de Borges, del “Simón del Desierto” de Luis Buñuel al surrealismo más daliniano pasando por las bromas privadas que encierran opiniones y homenajes del autor al medio en el que se desenvuelve y dignifica, el Cómic. Modernidad, por la ambición, energía y entusiasmo que derrocha en cada una de las páginas Rubín para intentar sorprender y proponer al lector desde el índice un juego que es a la vez filosofía vital, en el que el lector es parte activa en un permanente diálogo sin respuesta del que el autor sólo concibe un único e inevitable final con lo que refuerza el tono angustioso, pesimista y atormentado que busca insuflar a su obra.

Rubín explota con maestría e imaginación los recursos compositivos y narrativos propios del medio con una habilidad que a otros les cuesta una vida conseguir, logrando una obra llena de simbolismos y rica en niveles de lecturas en la que el lector podrá perderse durante horas al tiempo que percibe la honradez de un autor que se ha dejado las tripas en la elaboración de cada una de sus páginas. La influencia de Max, quién prologa la obra, se nota en el estilo de Rubín tanto en la elegancia de su trazo como en el minimalismo compositivo pero el autor orensano muestra además un nervio narrativo personal que la dota de mayor agilidad y la aleja de cualquier sospecha de imitación.

Uno de los tebeos más interesantes de este año y un autor que ha dejado de ser promesa para convertirse en realidad. Esperemos que no se le suba a la cabeza.

viernes, 5 de diciembre de 2008

“Crepúsculo: un amor peligroso” de Stephenie Meyer


Se estrena estos días la adaptación al cine de la saga “Crepúsculo”, fenómeno de masas entre adolescentes de medio mundo, y como gracias a mi cuñada he tenido acceso a la saga (a pesar que me advirtió que no me iba a gustar) y siempre estoy interesado en leer cualquier cosa del subgénero vampírico estuve leyendo el primer libro, “Un amor peligroso”, durante la semana pasada. Puestos en antecedentes les confieso que este primer tomo no me ha gustado. ¿Por qué? Básicamente, porque no soy una adolescente. Les cuento.

Bella es una jovencita, hija de padres divorciados, que pasa de vivir con su enrollada madre en la soleada Phoenix a hacerlo con su aburrido padre en Forks, un pequeño pueblo donde ver el sol suele ser una empresa compleja y pasan un día sí y otro también bajo la lluvia. La muchacha va adaptándose como puede a la escuela y al nuevo entorno, hasta que coincide en clase con Edward Cullen, un muchacho que la revoluciona las hormonas como sólo a una adolescente soñadora pueden disparársele, y para más inri, además el chico parece corresponderla, sin embargo, pareja tiene un pequeño problema: Edward es algo parecido a un vampiro. A pesar de las reticencias –pocas- iniciales de Edward, ambos iniciarán una apasionada relación (adolescente) marcada por los peligros que supone para la intrépida Bella liarse con un vampiro.

Bueno, más o menos, este es el planteamiento de la primera novela de la serie que Stephenie Meyer escribe de una manera bastante superficial, artificiosa y tramposa sobre el pseudovampiro Edward, su novia Bella y la familia Cullen. La Meyer obvia o desconoce todas las convenciones sobre los vampiros para inventarse un “vampiro”a la medida de las fantasías de las adolescentes, público potencial del libro que, quién, aparte de haber superado hace tiempo su sed de sangre, es capaz de pasearse sin demasiados problemas de día, leer mentes, tocar el piano, llevar jerseys de pico, conducir un deportivo como nadie y, por supuesto, enamorarse de una niña con la que les resulta fácil identificarse (vamos, el yerno ideal). Meyer sigue sin demasiado rubor la estela de “Crónicas Vampíricas” de Anne Rice y las novelas rosas de Corin Tellado pero con una menor habilidad y conocimiento del oficio de escribir, mejorando escasamente su habilidad conforme va avanzando la novela. Porque esa es otra, la novela de Meyer es aburridísima y la cuesta arrancar un siglo, centrándose más de la mitad de sus más de cuatrocientas páginas en el discurso introspectivo de la adolescente protagonista, Bella, sobre lo maravilloso y guapo que es Edward y lo patética que es ella, para sólo alcanzar un mínimo interés en su último tramo. Los personajes son bastante planos y convencionales sin que ninguno destaque demasiado salvo Bella, que en primera persona se convierte en narradora y protagonista de la historia. Meyer hace gala de un estilo directo y ágil en el que demuestra pobres recursos narrativos en una trama demasiado lineal, con un abuso constante de interminables, aburridos y repetitivos diálogos que llegan a poner de los nervios a cualquiera que no sea una jovencita adolescente aunque no se la puede negar por la cantidad de volúmenes vendidos (diez millones según la publicidad y el entusiasmo que muestran sus fans) que ha sabido captar la psicología adolescente.

En fin, que tras esta primera entrega de ”Crepúsculo” he de reconocer que mi cuñada tenía toda la razón y se me han quitado todas las ganas de continuar con la serie e incluso de ver la película. Cualquier parecido con una novela de terror es pura coincidencia.