viernes, 10 de febrero de 2012

“Contraluz”, de Thomas Pynchon.

Sin prisa y sin pausa me he leído la penúltima novela de Thomas Pynchon, “Contraluz”. Novela monstruosa en su acepción más freak que hará desarrollar los bíceps a aquellos que se animen con ella en su soporte de papel y en algún momento seguro que provocará el consumo masivo de aspirinas a todos los que acepten el reto que el esquivo escritor plantea entre sus páginas.

Y es que en este monumental ejercicio de literatura farragosa que es “Contraluz”, Pynchon plantea una enorme diversidad de temáticas y personajes que se entrecruzan e interactúan en la convergencia difusa entre el steampunk y el realismo mágico a la (norte)americana para a modo de alucinada corte de los milagros ofrecer un esperpéntico paseo por la Historia mundial desde finales del XIX al período de Entreguerras en clave de desquiciante pulp conspiranoico. Una novela impresionante en la que convergen apretados todos los personajes arquetípicos de cultura popular que a servidor le fascinan más alguno de propina –sabios locos, anarquistas, vaqueros, coquettes, magos, pilinguis, traficantes de armas, espías, detectives, terroristas, mineros y monjes ermitaños son solo unos cuantos ejemplos- que por las más variadas localizaciones del mundo se pasean en un constante trajinar de encuentros y desencuentros.

Esta, como todas las novelas de Pynchon, no es para los regurgitadores de bestsellers tópicos ni los admiradores de la sencillez expositiva. La ausencia de una trama central que sirva de hilazón a la historia obliga al lector a un constante esfuerzo de memoria para retener el enorme caudal de personajes, datos y referencias imaginadas con que bombardea el autor en un ejercicio único de literatura por literatura exclusivamente disfrutable para los pocos que realmente valoren todavía el placer de la lectura y su fuerza evasiva, perdiéndose en los mil y un recovecos de sus delirantes tramas.

El verdadero poso de “Contraluz” es disfrutar del enorme caudal de erudición que atesora Pynchon, en buena parte cultura de derribo que empaqueta con originalidad para reivindicar las mil y unas maneras que la baja literatura de género marginada por los académicos y críticos que todo lo saben y, como si fuese uno más de sus héroes libertarios enfrentado a los malvados villanos capitalistas que en poco se diferencian de los reales, lanzarles un misil a la línea de flotación. Pynchon toma toda esa materia prima salvaje y caótica valorada solo por unos pocos freaks para crear un producto manufacturado a la altura del aplauso de las doctas mentes preclaras de la inteligentsia de la que lleva huyendo medio siglo y que seguramente no habrá pasado de sus primeras páginas pero no le escatimarán premios y lisonjas.

Misión cumplida, señor Pynchon. Gracias por reírse de todos y con todos regalándonos un nuevo ejercicio de posmodernidad evasiva que trasciende las novelas de usar y tirar en las que se inspiró para que todos los que valoramos toda esa literatura de segunda y el friquismo bien entendido disfrutemos con el guiño de más de mil trescientas páginas que es esta novela de primera. Ahora, ¿Quién es el guapo que se atreve con una adaptación al cómic?...

8 comentarios:

Cinemagnific dijo...

Madre mía. Este hombre siempre consigue sorprender. Y esta no la leí aún, pero apuntada queda.

Robur dijo...

Yo no puedo, lo intento de verdad pero es que no puedo.Y eso que me gusta mucho pero necesito irme a un monasterio y leermelos con una libreta al lado. Aun tengo Vineland por la mitad, lleva como tres o cuatro años en la mesita de noche, este comprado hace tiempo pero siendo adelantado en la pila de por leer por cualquier otra cosa que cae en mis manos.

PAblo dijo...

Cinemagnific,

Pues al ataque...

Robur,

No te preocupes ya encntrarás el momento aunque espero que no en un monasterio. Es una lectura compleja y abrumadora pero muy satisfactoria. Si no te apetece, no lo fuerces porque puede ser peor.

Impacientes Saludos.

Guido Cuadros F.A. dijo...

Yo me estoy leyendo Los Detectives Salvajes de Roberto Bolaño. Recién vor por la página 50 (de 700), pero esta muy buena la novela.

David. dijo...

Reconozco que me salté páginas, aunque en conjunto me gustó más de lo que no me gustó... (no sé otra forma de decirlo). Es excesiva, la erudición del autor llega a abrumar y tal, verdad, aunque también es muy interesante el mundo que describe, mitad ficción, mitad real. Quizá sea para leer como tú has hecho,poco a poco y con calma, no como yo la leí en su momento.

Y muy de acuerdo con lo que dices de las referencias a la cultura popular, me gustó mucho una en que habla de máquinas del tiempo y cita a Asimov.

Saludos.

PAblo dijo...

Guido Cuadros F.A.,

Enorme novela. Ya escribí sobre ella aquí.

David,

Bueno, con calma me la he tomado aunque realmente no me la haya leído así (en el metro de casa al trabajo y del trabajo a casa), pero creo que es una obra interesante y aparte de Asimov hay muchas referencias escondidas...A mí me gustaban mucho las que hace a las distintas aventuras de los chicos del Azar en el más puro estilo pulp. ;-D

Impacientes Saludos

Seth dijo...

Pynchon Is Here

Anónimo dijo...

Muy buen y acertado comentario, Pablo. Comparto todo lo que dices de Contraluz (de Pynchon, no sé, porque es lo primero que leo de él, aunque sospecho que también coincidiría). Y eso que sólo llevo leídas 300 páginas, pues mi " monasterio" es el... baño (ventajas del tránsito lento), único lugar y momento en el que puedo dedicarme a la lectura de placer. Y de placer hablando, leer Contraluz es un placer alucinatorio (como esa droga a base de nitroglicerina o los cigarros embebidos en absenta..)